Monasterio de Sant
Cugat del Vallés
El
claustro
El claustro de Sant
Cugat es uno de los mejor conservados de España. Su riqueza iconográfica es
impresionante y data del siglo XII. En el siglo XVI se añadió un segundo piso
en estilo renacentista. En el jardín de claustro quedan los restos de la
primitiva iglesia visigótica del siglo V, pues éste es el lugar donde se cree
que fue enterrado Sant Cugat.
Una de las galerías del claustro
Interior del claustro y planta de la iglesia visigoda
Las galerías del claustro tienen una longitud de unos 30 metros cada
una. La forma es trapezoidal, no cuadrada, no obedeciendo este hecho a ninguna
necesidad arquitectónica, pero sí simbólica: el trapecio es el símbolo del
sacrificio y se asocia al buey (animal habitual en los sacrificios en las
religiones de la Antigüedad). El claustro es, pues, una zona de sacrificios.
Los arcos son de medio punto y las columnas son dobles. Por otra parte, las
paredes internas por encima de los capiteles están decoradas con dos motivos,
que se repiten incesantemente: cabezas de leones, que simbolizan el sol, y
cabezas humanas, que es una costumbre que viene de la cultura celta, donde se
desarrolló un culto a las cabezas.
Las paredes interiores están decoradas con pequeñas estatuas de cabezas de leones y cabezas humanas
Serie de cabezas humanas decorando la fachada interior
El autor del claustro
es Arnau Cadell, el mismo que el del claustro de Gerona, junto con su discípulo
Lluis Samaranch. Hacia 1190 llegó un conjunto de especialistas que habían
trabajado en la catedral de Gerona; por esto y porque el autor es el mismo en
los dos casos, el parecido entre los dos claustros es evidente.
Arnau Cadell dejó su
firma en su obra, hecho poco habitual entre los constructores medievales y se
autorretrató como un escultor trabajando en un capitel. La inscripción
dice:
HEC EST ARNALLI
SCULTORIS FORMA CATELLI
QUI CLAUSTRUM TALE
CONSTRUXIT PERPETUALE
Traducción: “Este es
Arnau Cadell, que construyó este claustro para la eternidad”.
Texto en el que Arnau Cadell se presenta como autor del claustro
En los capiteles del claustro se observan dos épocas: finales del siglo XII
(galerías Este, Oeste y Norte) y comienzos del siglo XIII (galería sur).
La galería Norte “destaca por sus composiciones vegetales en las que, en
algunos casos, aparecen en convivencia con alguna especie animal:
principalmente aves aunque también son reconocibles toros, leones e, incluso,
algunos seres fantásticos como grifos o dragones. La única excepción a esta
temática en esta panda Norte la constituyen dos escenas de lucha, otras tantas
representaciones de tipo monacal, y una curiosa composición en la que dos
personajes parecen estar aprisionados por tallos vegetales.” (1)
En la galería Este “se suceden las escenas vegetales y zoomorfas, siendo
mucho más variado respecto a la galería anterior el repertorio de seres
representados, entre los que se pueden reconocer aves picoteando frutos, gallos
enfrentados, algún león aislado, águilas con liebres aprisionadas en sus
garras, dragones, grifos e, incluso, alguna sirena-pájaro.
“Hacia aproximadamente el centro de la galería, volvemos a encontrar ese
curioso capitel en el que un personaje aparece atrapado entre tallos vegetales.
También aparecen las conocidas luchas de guerreros, así como una graciosa
escena en la que cuatro danzarinas bailan al son de las notas de otros tantos
músicos.
“En el último tramo de arcos de esta galería oriental, junto antes del
pilar que la conecta con la panda meridional, aparecen tres capiteles con
escenas religiosas perfectamente identificables: el Lavatorio de los pies de
Jesús a los Apóstoles, el Ciclo de la Navidad (Anunciación, Nacimiento y
Epifanía cada una en una cara), y la Presentación de Jesús en el Templo.
“En todas ellas, como será denominador común a lo largo y ancho de todo el
claustro en capiteles antropomorfos narrativos, se repite una idéntica
composición en la que el personaje principal de cada escena aparece bajo una
estructura semicircular a modo de arco con fondo avenerado, disponiéndose, a
modo de separación en las zonas angulares de las cestas, estructuras
arquitectónicas a modo de pequeñas torretas.” (1)
En la galería Oeste encontramos una “proliferación de escenas
de lucha en sus capiteles, variando en cada una de ellas el número y la
naturaleza de los contendientes: hombre contra caballero, dos hombres entre sí
armados con cuchillos, hombre contra animales, etcétera.
“Especialmente curioso es un capitel en el que aparecen tres personajes,
dos de ellos con corderos cargados a sus hombros, siendo mordidos por perros.
Llaman también la atención dos capiteles muy parecidos entre sí en el que
fueron plasmados dos individuos portando una tina de madera.
“Hacia el centro de la galería, y perfectamente contextualizado dentro de
una sucesión narrativa en la que, como señalábamos, predominan las escenas de
luchas y combates, reconocemos el episodio de Sansón desquijarando al león
desdoblado en dos escenas. Por último, reseñar también, en uno de los extremos
de la galería, el pasaje del rico Epulón y el pobre Lázaro. (1)
La galería Sur, “algo más tardía que las tres anteriores, es la más rica en
cuanto a escenas narrativas de tipo religioso se refiere, apareciendo en primer
lugar composiciones basadas en el Antiguo Testamento y rematando con varios
pasajes alusivos a la Vida Pública de Cristo.
“Comenzando la lectura por el ángulo suroriental, se inicia la secuencia
narrativa con la escena de Daniel en el foso de leones, clara prefigura de
Cristo. A continuación, sin solución de continuidad, los tres siguientes
capiteles interiores de la galería tienen como protagonistas a distintos
personajes del Antiguo Testamento como son Adán y Eva, Noé y Abraham.
“En los tres casos, se repite el recurso de reservar para cada una de las
cuatro caras del capitel distintos momentos de la vida de los respectivos
protagonistas. De este modo, en el dedicado a Adán y Eva se adivinan los
pasajes de la advertencia de Dios, el Pecado Original y la reprobación divina;
en el Ciclo de Noé los del diluvio, la construcción del arca, la viña y sus
descendientes; y por último, en el Ciclo de Abraham, la recepción angélica, el
lavatorio y el convite.
“En el tramo central de la panda Sur, con la única excepción del primer
capitel, dedicado a la Matanza de los Inocentes y la Huída a Egipto, cobra
protagonismo el Ciclo de la Vida Pública de Cristo, representándose el Milagro
de los Panes y de los Peces, La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y las
Tres Marías comprando perfumes primero, y ante el sepulcro en la cara opuesta.
“Al igual que en los capiteles de temática narrativa religiosa de las otras
tres pandas, en esta galería Sur, pese a ser algo más tardía cronológicamente,
fue respetada la estructura común a todo el conjunto, consistente en presentar
la escena principal bajo un cuarto de esfera avenerado y flanqueado por
torretas angulares.
“En el último sector de la crujía sur, tras dos capiteles vegetales
acompañados de aves, se retoma la figuración antropomorfa con las escenas del
Bautismo de Cristo, la Vocación de los Apóstoles, la Traditio Legis, la
Incredulidad de Santo Tomás, la Dormición de María y, por último, una
Psicomaquia o representación alegórica de la lucha del bien contra el
mal.” (1)
La siguiente web recoge
un gran trabajo de documentación de cada uno de los capiteles del claustro del
Monasterio de Sant Cugat. Haz click aquí.
El número 9
En cada galería del claustro hay 36 capiteles, lo que hace un total de 144.
Sólo altera esta proporción una de las galerías, en la que se ha colocado una
columna más, alcanzándose en este caso el número 10, la perfección. El claustro,
pues, es el dominio del número 9, pues
- en cada galería 36 capiteles -> 3+6 = 9
- cada conjunto de capiteles de cada galería está dividida en dos hileras
de 18 capiteles -> 1+8 = 9
- el total de capiteles es de 144 -> 1+4+4 = 9
- cualquier combinación que se haga entre capiteles de distintas galería
siempre no dará el número 9; por ejemplo, el número de capiteles de dos
galerías cualquiera es de 72 -> 7+2 = 9
Esta constancia en torno a un mismo número sólo es posible con la sucesión
numérica que aparece en el claustro de Sant Cugat, a saber:
18, 36, 54, 72, 90, 108, 126, 144.
El número 9 es muy importante en la Cábala y en todo
el simbolismo de las religiones de la Antigüedad. Nueve fueron los
constructores de la bóveda secreta del Templo de Salomón, lo mismo que 9 fueron
los primeros templarios reunidos en ese lugar, cuya Orden tiene el octógono
como figura geométrica (8 lados + el centro = 9). El número 9 ha sido el
Gran Número de las sociedades iniciativas en todas las épocas.
Notas
1 -José Manuel Tomé, Arteguías