Castillo de Loarre



La cripta


Se llega a ella por las escaleras que se abren justo después de la portalada de entrada al castillo. Esta escalinata tiene tres partes, pues a la calzada central la flanquean dos más pequeñas laterales; seguramente esta disposición obedece a que permite drenar mejor el agua de lluvia, así como a motivos de protocolo, pues da un carácter más noble a la parte central, por la que subirían las autoridades, mientras los soldados se situaban en las calzadas laterales.




La cripta
Hacia la mitad de esta escalera, a la derecha, entraremos en la cripta. Está dedicada a Santa Quiteria y guardaba las reliquias de san Demetrio. Este es un santo militar, acorde con las funciones del recinto.

Preside la entrada a la cripta un crismón. El interior corresponde, en el piso superior al ábside de la iglesia. A la entrada, en la jamba izquierda, está grabada la figura de un perro: dicen que era el ‘perro guardián’ del castillo. También puede ser una alusión al milagro de Quiteria, que curó a las gentes de Loarre del mal de la rabia. Pero ninguna de esta explicaciones parece tener la suficiente entidad. En la jamba derecha veremos el grabado de un  personaje con lanza, en un estilo mucho menos conseguido (y seguramente posterior) que el del perro que tiene enfrente.


Un crismón preside la entrada a la cripta


En realidad, no es una cripta, pues aquí no se realizaron enterramientos; tampoco es la parte inferior de una iglesia. En realidad es un templo más, con la particularidad de aquí tienen lugar una serie de fenómenos acústicos y visuales muy extraños, a lo que hay que añadir la simbología grabada en la pared (el perro) y en los capiteles.

En efecto, la reverberación del sonido de la sala es muy particular. Si alguien habla desde el altar, su voz se oye en modo ‘estereofónico’ al otro lado de la estancia; en otros puntos parece que quien habla lo hace con un micrófono. Se dice también que a veces se oyen extrañas voces cuya procedencia se desconoce.

Los efectos visuales no son menos espectaculares. Si el día está lo suficientemente despejado y situándose detrás del altar, se ve a la sombra de la gente que sube por las escaleras de acceso al castillo con su imagen invertida, en un efecto de ‘cámara oscura’, que es el principio de la fotografía, lo que no se descubriría hasta siglos más tarde.

A todo ello se añade la poca iluminación de la cripta, con lo que un acto religioso (sea del tipo que fuere) en esta cripta con gente orando, con efectos de sonido y figuras pasando por las escaleras de acceso, debía ser algo impresionante.



Un perro guarda la entrada, al modo del Can Cerbero, que guardaba le entrada del Hades en la mitología griega

El grabado del perro se encuentra justo a la entrada de la cripta, a mano derecha. Una explicación católica del mismo nos dice que este perro es el guardián del castillo; en otros casos, nos explican que está asociado a Santa Quiteria, que curó la rabia mediante un milagro. Pero si vamos a los sistemas de creencias antiguos, encontraremos la figura del Can Cerbero. Es una hipótesis que no podemos dejar pasar por alto.

En la mitología griega, el Can Cerbero era el perro que guardaba la puerta de acceso al Hades o inframundo (el mundo de los muertos). Su misión era impedir que los muertos salieran y que los vivos pudieran entrar. 

Esta creencia tiene su origen en la mitología indoeuropea en general, pues la encontramos en el perro Garm de los escandinavos, en el ‘perro negro’ de las Islas Británicas. Pero también esta figura aparece en América: el ‘Uay Pek’ o ‘perro brujo’ de los mayas o los perros de América Central y Argentina y Paraguay.

El perro de Loarre muestra un estado de alerta, pero no de una agresividad especial. Está mirando al interior de la cripta, hacia donde dirige su pata derecha, como indicando su relación con los ritos y hechos que tienen lugar en este recinto; si fuera un perro guardián del castillo estaría mirando hacia la puerta, es decir, en sentido justamente opuesto, y su actitud sería más fiera. A la cripta se accede también desde la iglesia de la planta superior, en un camino que recuerda el descenso al Hades. Más que un lugar de enterramiento parece un lugar donde se realizara algún tipo de rito relacionado con el mundo de los muertos.

Por otro lado, el llevar la lengua afuera y su actitud expectante (pata levantada, cola bajada) puede relacionar al perro de Loarre con el dios egipcio Ammit: esta posición de la lengua es un atributo de esa divinidad. Ammit era "la devoradora de los muertos" o "la devoradora de corazones" que, en el juicio al corazón del difunto, daba buena cuenta del fallecido si éste era encontrado culpable y que de esta forma perdía la inmortalidad y perecía para siempre. Amit no era un perro sino un animal mezcla de león, cocodrilo e hipopótamo. Si el perro de Loarre fuera una versión medieval de Ammit, el grabado nos estaría indicando el fin (real o simbólico) de todo aquel que no estuviera a la altura de los rituales que tenían lugar en la cripta.

Igualmente, los egipcios representaban al dios Anubis con cabeza de cánido. Anubis es la divinidad de la muerte y la vida en el Más Allá. 


El dios egipcio Ammit, la "devoradora de los muertos"

En cualquier caso, la presencia del perro, los efectos de sonido y de imagen tienen la suficiente entidad como para considerar seriamente que éste era el escenario de algún tipo de rito pagano. Anubis pesa el corazón del muerto para decidir su destino según sus obras cuando vivía en este mundo.






En alguno de los capiteles se reproduce el tema de las dualidades, muy presente en otros capiteles del castillo. En este caso, dos pájaros picotean un objeto.