Uncastillo. Iglesia de Santa María
La portada
sur
La portada sur es una de las más bellas del románico
europeo y una de las mejor conservadas. Abundan los motivos lúdicos y profanos:
músicos, acróbatas, personajes haciendo burlas, danzantes, escenas eróticas...
La portada sur |
Pantocrátor al lado de un evangelista |
-> arquivolta 1, superior
-> arquivolta 2, central
En ella los personajes están dispuestos como asomados sobre una barandilla.
En el centro, un animal sin especificar que nos enseña su pene en la parte inferior de la barandilla. Otros personajes hacen burlas a quienes contemplamos la escena. |
-> arquivolta 3, inferior
Las figuras aparecen en la arquivolta y en intradós de la misma y son más pequeñas que las anteriores.
-> 6 capiteles sobre 6 columnas, 4 de ellas
torsionadas
Los capiteles de las columnas |
Los motivos de esta portada parecen impregnados del espíritu de rebeldía de lo que más tarde se conocerá en toda Europa como el movimiento de los goliardos, aquellos clérigos y estudiantes que recorrían los caminos elogiando la vida, el amor, el sexo, el vino y la diversión. Aunque no se puede establecer una relación directa entre Santa María de Uncastillo y el movimiento goliardo, que es posterior a la construcción de este templo, ambos comparten el mismo sentido carnavalesco, de alegría y de rechazo de unas normas y creencias que poco a poco se iban imponiendo en la sociedad. Los goliardos usaban citas de la Biblia para asegurar que Dios creó al hombre y a la mujer con órganos sexuales para que sean utilizados. En España los goliardos fueron conocidos como 'sopistas' (los de la 'sopa boba') y de ellos deriva la costumbre de organizar tunas en las universidades.
Son conocidas varias fiestas medievales en las que la alegría y la sexualidad son el centro de la celebración:
-> La Fiesta de los Locos era una celebración que consistía en una procesión que se formaba en el templo y recorría las calles de la localidad haciendo mofa de las autoridades. La comitiva solía acompañarse del Carro del Triunfo de Baco, tirado por un hombre y una mujer semejando centauros y muchas veces desnudos, y gentes simulando a los dioses paganos de la Antigüedad Clásica romana y griega, igualmente ligeros de ropa. En otra versión de la Fiesta de los Locos, dos muchachos, vueltos de espaldas, nos enseñan el culo.
-> De la Fiesta del Asno cuenta Fulcanelli, citando a Witkowski, cómo “el bajorrelieve de los capiteles de las grandes columnas [de Notre-Dame de París] reproduce una procesión satírica, en la que vemos un cerdito, portador de un acetre, seguido de asnos revestidos con hábitos sacerdotales, y de monos provistos de diversos atributos de la religión, así como una zorra encerrada en una urna. Es la Procesión de la Zorra o la Fiesta del Asno”.
-> El Risus Paschalis o “risa pascual” era un rito que se hacía en toda Europa, en el que el día de la Resurrección el sacerdote contaba relatos obscenos a sus feligreses, y finalmente se masturbaba delante de ellos o simulaba un coito. En todos los casos, acababa enseñándoles el culo y sus órganos genitales. El Risus Paschalis aún pervivía en Alemania a comienzos del siglo XX. Se trata de un rito ancestral de celebración de la llegada de la primavera (se asimila la resurrección de Jesucristo con la resurrección de la Naturaleza), un canto a la alegría, a la naturalidad del sexo y a la fertilidad. Ritos similares los había en la Roma y Grecia clásicas y en el Egipto faraónico. Tras el Risus Paschalis está la creencia de que la alegría y el sexo no ofenden a Dios, sino que son una forma de acercarnos a él. Hay que recordar que san Bernardo de Claraval, uno de los impulsores de la Orden del Temple, sostiene que el amor carnal es el camino para el amor espiritual a Dios y que no se puede amar a Dios sin haber practicado el amor terrenal.
Todas estas fiestas se acompañaban de bailes, canciones obscenas y gestos de fuerte contenido sexual.
Especialmente en las zonas rurales –más alejadas de los centros de poder- por las tardes los lugareños se libraban a danzas y canciones delante de la iglesia. Ya en el 692, el Sínodo Trulano II prohíbe estas prácticas, especialmente si las realizan las mujeres. No hay que insistir en que los campesinos hicieron poco caso a estas ordenanzas.