Las leyendas
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El Monte de las Ánimas
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El Monte de las Ánimas está contiguo a San Juan de Duero. Allí Gustavo Adolfo Bécquer (siglo XIX, romanticismo) nos cuenta una de sus leyendas más famosas. La noche del 1 de noviembre, noche de difuntos, doblan las campanas de San Juan de Duero sin que nadie las toque; es entonces cuando los espíritus de los templarios y de los nobles de Soria repiten su enfrentamiento a muerte año tras año. “Las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos”. Bécquer cuenta la historia de un joven que va ese día al Monte de las Ánimas a buscar una cinta que su enamorada había perdido; no volvió jamás: su cuerpo apareció devorado por los lobos, mientras que ella también moría por el terror ante lo acaecido. También esta mujer se convirtió en un fantasma más: cuenta un cazador, antes de morir, que se había adentrado en el Monte de las Ánimas en la noche fatídica que "vio a los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla, levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y caballeros sobre osamentas de corceles perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada que, con los pies desnudos y sangrientos y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba" de su amado.
La leyenda se hace eco de unos hechos posiblemente reales. Los templarios habían recibido como donación real el Monte de las Ánimas, que sería un punto de defensa de Soria de un posible ataque musulmán. Pero la nobleza soriana no estuvo de acuerdo en perder unos territorios tan extensos y ricos en caza y maderas. Entonces, estalló el conflicto que acabó en una gran batalla que llenó de cadáveres este paraje.
Por otra parte, esta leyenda abunda en el carácter relacionado con el mundo de la muerte que atribuimos a este lugar, concretamente a su "claustro".
Por otra parte, esta leyenda abunda en el carácter relacionado con el mundo de la muerte que atribuimos a este lugar, concretamente a su "claustro".
En "El rayo de Luna" de Bécquer, un tal Manrique cree ver el fantasma de una mujer cerca de San Polo, pero al final se da cuenta de que tan sólo es un rayo de luna.
El Cristo cillerero
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El "Cristo cillerero" es un Cristo cuya cruz tiene la forma de una Tau, que fue encontrado en el fondo de un granero (cilla) que no paraba de dar trigo por más que trataban de vaciarlo; el granero había sido prisión de unos cristianos que al final fueron liberados, algo que el Cristo les había comunicado en sueños, pese a que tiempo pasaba y la libertad no llegaba. El Cristo cillerero se encuentra en la iglesia de San Juan de Rabanera, en la ciudad de Soria.