Catedral de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja)




Iconografía del ábside


Las escenas esculpidas en la cabecera están dedicadas a la Trinidad, a la Virgen y a Cristo: la zona central tiene como tema la Trinidad; a ambos lados se desarrollan las escenas sobre Cristo, en el lado norte, y sobre la Virgen, en el lado sur.




El rey David tocando el violín

En la parte inferior del conjunto de motivos sobre la Trinidad y justo en la parte central del deambulatorio aparece la figura del rey David tocando el violín. Ocupa el lugar más relevante del deambulatorio (el centro) y el más significativo (la parte más baja, es decir, la raíz, el origen del conjunto escultórico). El rey David es, pues, centro y raíz del mensaje simbólico que se nos quiere hacer llegar. Es el rey (el dios) de la música. La música, por lo tanto, está en LA BASE del planteamiento iconográfico de este templo. La imagen de David tocando un instrumento se repite en muchos centros religiosos medievales, como, por ejemplo, en un capitel de la catedral de Jaca (Huesca).


La columna central, en la que destaca, abajo de todo, la figura del rey David tocando un instrumento

La música tiene una gran importancia en los sistemas de creencias, muchas veces asociada a otras disciplinas, como las matemáticas y la geometría. Es así que el maestro constructor de los templos religiosos debería también conocer el arte de la música para aplicar correctamente las proporciones basadas en las medidas de la armonía musical y de la aritmética y de la geometría. Se lograba también transformar el edificio de la iglesia en un resonante acústico impresionante, donde los cantos se percibían como una forma de música celestial.

Para los egipcios, la música modificaba la realidad y servía para curar enfermedades. Los griegos creían que la música influía sobre los estados de conciencia, tal como afirma Platón. Por su parte, Pitágoras (siglo VI a.n.e.) mantiene que la música cura las enfermedades y que está íntimamente relacionada con los astros y los colores: “hay geometría en el canturreo de las cuerdas; hay música en el espacio que separa las esferas”.

Algunas melodías musicales sirven para entrar en trance. Actualmente lo podemos apreciar en los ritos africanos, tanto de tribus del continente como de los colectivos descendientes de los esclavos que fueron llevados a América. También en la música de los indios americanos. Parece, incluso, que el origen de la música, en la Prehistoria, era como medio para inducir a estados alterados de conciencia.


El rey David

David tocando un instrumento es la figura emblemática del templo de Santo Domingo, tanto por su belleza como por su posición central y radical, y porque es mucho más grande (por lo tanto, su mensaje es mucho más importante) que la mayoría de las figuras representadas en esta catedral.

El viento del norte despertaba al rey David por las noches. Entonces surgía una llama del altar inferior y se abrían las puertas del Jardín del Edén. La llama se extendía por las cuatro direcciones del mundo y entraba “bajo las alas de ese gallo que canta”. Esto se describe en el Zohar, uno de las obras centrales de la corriente cabalística del judaísmo y como tal difícil de interpretar. Pero llama la atención la importancia que en Santo Domingo tiene el gallo y que, según el Zohar, la llama de la música “entra bajo las alas de ese gallo que canta”. Posiblemente la leyenda del gallo de Santo Domingo hace referencia a algo mucho más profundo que lo que nos están contando. En las culturas precristianas, el gallo que canta, anuncia el nuevo día, es el mensajero de la vida, que vuelve a renacer.

En la mitología nórdica, en una especie de apocalipsis final que se conoce como “la guerra contra el lobo”, 3 gallos anuncian los hechos que van a suceder. Un gallo canta cuando Eggther, el vigilante de los gigantes, toca el arpa al alba; otro gallo canta a los dioses y un tercero canta en las entrañas de la Tierra.

Por encima del rey David, otra figura sugerente: unos motivos vegetales con una mujer bailando en un aire oriental muy marcado; la bailarina está desnuda y tan sólo se tapa con las hojas de la vegetación. Es la naturaleza, la música y el baile. La cultura hindú también destaca por la importancia que da a la música.

La bailarina, colocada sobre la figura del rey David





La Trinidad

Las imágenes representan a Dios con el Niño en su regazo debajo de la paloma (Espíritu Santo). Junto a ellos, el águila que representa a san Juan con un texto en sus patas que dice “In principio”, en alusión al texto “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, el Verbo era Dios”.

En la parte superior de la columna del rey David músico y justo encima de la bailarina, encontramos la Trinidad (el Padre y el Hijo y encima una paloma) al lado de un águila (representa a san Juan) con una inscripción “In principio”, en alusión al texto bíblico “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, el Verbo era Dios”. Por extraño que parezca, la realidad como “palabra” (Verbo) nos está presentando la realidad como “vibración”, tal como afirma la física moderna.

El conjunto representa el nivel espiritual, el más alto, al que nos ha llevado la música del rey David y los movimientos de la bailarina. El águila es la más poderosa de las aves, reina en los cielos y observa el destino de los hombres. Justo debajo y en una posición central, la cruz de la Orden del Temple.


Dios con el Niño. Debajo, una cruz templaria


La Anunciación significa la conversión del Verbo en carne. Hay una imagen de la Virgen sedente, aunque la cabeza ha desaparecido. Un arcángel Gabriel aparece en el pilar VI.

En la base del pilar tenemos a Juan Bautista mirando hacia arriba y señalando con el dedo al Verbo. El tamaño de Juan Bautista es similar al de David, situados ambos simétricamente en la parte central del ábside. El rey David, en la parte más baja de la columna,  nos indica que la música es la raíz del mensaje iconográfico de este templo, mientras que Juan Bautista (el que da una nueva vida con el rito del agua) señala hacia arriba, hacia el plano superior.


Juan Bautista señalando con el dedo

La columna con Juan Bautista en la parte inferior

A la figura del profeta Isaías le faltan la cabeza y las manos. Por encima, Gabriel interviene en la Anunciación y más arriba tenemos otro ángel. La Virgen de la escena de la Anunciación está en otro pilar, como dijimos antes.


Ángel y, debajo, san Gabriel.

Isaías (siglo VIII a.n.e.) fue uno de los profetas de Israel más importantes. Sus temas son el renacer de Israel y de Jerusalén después del destierro del pueblo hebreo a Babilonia.

El “árbol de Jesé”, presidido por la Trinidad. Jesé era el padre de David. El árbol de Jesé es el árbol genealógico de Jesucristo. El profeta Isaías anuncia que "saldrá un vástago del tronco de Isaí (Jesé), y un retoño de sus raíces brotará". En la tradición hindú, Brahma (que en sánscrito quiere decir 'evolución' o 'desarrollo'), el creador de todas las cosas, nace de un loto.

La parábola de las Vírgenes Sabias y las Vírgenes Necias. Desde el Cristianismo, esta parábola se interpreta como la llegada de Cristo (el novio), pero, por otra parte, parece indicar la práctica de la poligamia entre los hebreos en algún periodo histórico. En Mateo 25:1-13 (DHH) se representa esta escena: 10 muchachas van a recibir a su novio el día de su boda. A las 5 despreocupadas se les acabó el aceite de sus lámparas y marcharon a comprar más; el novio entró en la boda con las otras 5 previsoras, que tenían aceite suficiente, y la puerta se cerró. Después llegaron las otras muchachas, diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!” Pero él les contestó: “Les aseguro que no las conozco.” Por citar algunos casos de poligamia en la Biblia, señalemos los de Abraham, con 4 esposas y 2 concubinas (Génesis XXV, 6), o Salomón, con 60 esposas, 80 concubinas y vírgenes “sin número” (Cantar de los Cantares VI, 8).

Por encima de las Vírgenes Sabias y las Vírgenes Necias, los 24 ancianos del Apocalipsis, con instrumentos musicales y redomas. 

La Biblia no aclara quienes son los 24 Ancianos ni su significado. Sólo dice que son unos seres sentados en tronos delante de Dios, con coronas, arpas (de nuevo la música en esta Catedral) y copas de incienso.

Hay quien sostiene que son ángeles. Otros dicen que representan a las 12 tribus de Israel y a los 12 apóstoles. Posiblemente su origen esté en los 24 turnos de servicios sacerdotales del Templo.

Por otra parte, vemos que el 24 equivale a dos veces 12. El colegio duídrico celta lo componían 12 sacerdotes; con 12 monjes fundó Bernardo la abadía de Claravall. Los principales dioses asirios, griegos y romanos también eran 12; las 12 tribus de Israel; los 12 profetas menores; los 12 apóstoles; 12 legiones de ángeles; 12 puertas de Jerusalén; 12 frutos del árbol de la vida; 12 trabajos de Hércules…



Las Vírgenes Necias con los cántaros boca abajo. Por encima, los Ancianos del Apocalipsis



Las Vírgenes Sabias, sosteniendo sus cántaros. Por encima, los Ancianos del Apocalipsis





La segunda venida de Cristo

La escenificación sigue los evangelios de Mateo y Lucas. Cristo con las llagas en sus manos dentro de una mandorla y a su alrededor los tetramorfos. Personajes con libros y bastones son los elegidos por los ángeles.

La mandorla (del italiano, almendra) o vesica piscis (de llatín, vejiga de pez) es una figura formada por dos círculos que se cortan. El pez era el símbolo de los primeros cristianos. En culturas pre-cristianas (Mesopotamia, culturas africanas y asiáticas) era la representación de la Diosa Madre, ya que es el dibujo de una vulva. De acuerdo con esto, la escena representaría a Dios saliendo de la vulva de la Madre Tierra.

Para los pitagóricos (siglos VI-V a.n.e.) es una figura sagrada. Si dividimos su altura por su anchura tenemos la relación 265:153, lo que nos da 1,73203, que es la raíz cuadrada de 3. El número 153 es el número de peces que Jesús hizo que se pescaran milagrosamente, según el evangelio de Juan (21:11).

Se forman dos triángulos equiláteros uniendo la línea que atraviesa la mandorla por el centro con los puntos donde se cruzan los dos círculos. El triángulo equilátero simboliza la Trinidad (figura que tiene su origen en el ojo de Horus egipcio, y de amplia repercusión en la masonería y otras sociedades secretas), pero también, en las culturas pre-cristianas, un triángulo hacia arriba es lo masculino (el pene) y un triángulo hacia abajo es lo femenino (la vulva).


La mandorla también evoca la radiación o aureola que proyectan los seres divinos, así como el tercer ojo, que tiene que ver con la percepción extrasensorial y la clarividencia.

Cristo con las llagas en sus manos

Los ángeles y los personajes elegidos, a continuación del Cristo en la mandorla.





La Virgen

Escena de la Asunción a los cielos. La Virgen tumbada y en el interior de una mandorla, es transportada por los ángeles. En otra escena, la Virgen aparece muerta mientras su alma es llevada al cielo por los ángeles.

También hay escenas de la vida de la Virgen en todo el deambulatorio.

La Asunción de la Virgen




Otros motivos

En los capiteles-faja del presbiterio encontramos la escena del llamamiento a los apóstoles y la historia de Job.

En la conversión de los apóstoles aparece una barca y unos hombres pescando con red; otro personaje sale de la barca (posiblemente Pedro) y se dirige hacia alguien que le llama, Cristo. En otro capitel se representa una escena parecida, posiblemente con los hijos de Zebedeo. Las capillas del deambulatorio están dedicadas a apóstoles de Cristo.


El llamamiento a los Apóstoles


El llamamiento a los Apóstoles

La presencia de Job en Santo Domingo de la Calzada es muy discutida por los investigadores. Los que la afirman, interpretan que Dios señala a un personaje recostado y sostenido por un ángel, como indicándole al diablo la resistencia de Job ante las desgracias y tentaciones.


La historia de Job

Otros temas son los motivos zoomórficos y las cabezas de personas, de una gran belleza y valor artístico. Un atlante aparece tras la escena de la Venida de Cristo, junto con una serie de monstruos atrapados por la vegetación.


Un atlante es una escultura humana que sostiene otros elementos (capiteles, cornisas,…). El nombre de Atlante o Atlas viene del griego “el portador” y, a su vez, del protoindoeuropeo “tel”, sostener. Era un dios al que Zeus condenó a llevar la bóveda celeste sobre sus hombros. Sus hijas, las Hespérides, custodiaban las manzanas del Jardín de las Hespérides, que hacían inmortal a quien las comía.

Según la leyenda, Perseo quiso robar las manzanas y, para vencer a Atlas, le enseñó la cabeza de Medusa, con lo que Atlas quedó petrificado y convertido en la cadena montañosa que lleva su nombre, en el noroeste de África.

La cordillera del Atlas serían las montañas más al oeste del mundo conocido entonces, donde comienza cada día el ocaso solar. El sol se oculta por el Atlántico, palabra que, según algunos, habría dado origen al nombre del dios Atlas y que se podría traducir como “el lugar por donde se pone el sol”, el oeste.

Otra leyenda sitúa a Atlas como rey de Mauritania (en Libia). Un hombre muy sabio y gran astrólogo. Por ello, de una forma simbólica, se decía que llevaba el cielo sobre sus hombros. En su recuerdo, Gerard Mercator llamó “atlas” al mapa del mundo.

El Skambha hindú o el Inmursul germánico se relacionan de alguna manera con la leyenda de Atlas. Tanto Skambha como Inmirsul son unas columnas cósmicas que unen el cielo y la Tierra. También, la historia de san Cristóbal portando a Jesús sobre sus hombros podría ser un eco de estas leyendas.


Atlante


Bestiario medieval y motivos vegetales





Bestiario medieval y motivos vegetales




Bestiario medieval y motivos vegetales


Bestiario medieval




Personaje mordido por dos serpientes.

Un hombre con dos animales sugiriéndole algo por sus orejas es una manifestación del pensamiento dualista, que nos presenta la realidad como el enfrentamiento de dos elementos iguales, que se oponen y se complementan a la vez. Angelus Silesius (siglo XVII) dice: "Dos hombres hay en mí: uno quiere lo que Dios quiere; el otro, lo que quiere el mundo, el demonio y la muerte."  Anteriormente,  Tomás de Aquino señalaba: "duo sunt in homine" (dos son en el hombre). En este caso, puede ser que las una serpiente simbolice la transmisión de la sabiduría y la otra la transmisión de la estulticia.


El origen de esta forma de entender el mundo está en el Neolítico, cuando se observa que, dentro de un ciclo anual y eterno, el sol brilla con todo su esplendor (solsticio verano) para luego decaer (solsticio invierno), la semilla muere para dar paso a la vida de una planta, se cree que la muerte es un renacer… cada cosa tiene su opuesto.




Bestiario medieval. Arpías

Las arpías son seres femeninos alados, con un aspecto horroroso y provistas de terribles garras. En el Románico las arpías son figuras ampliamente representadas, como símbolo de la maldad, los vicios y las bajas pasiones.

Las arpías representan la degradación del mundo femenino en las sociedades patriarcales. Surgen en un momento en que el patriarcado se abre paso en la Grecia preclásica. Su forma de mujeres-pájaro hace referencia a las diosas-pájaro del Neolítico y Bronce. A partir de ahora, lo ideal es lo masculino: la escultura griega destaca por la perfección con que reproduce el cuerpo del hombre, mientras que los monstruos son siempre femeninos que sólo traen la desgracia a la Humanidad.

En la Teogonía de Hesíodo (siglo VIII a.n.e.) todos los personajes relacionados con lo femenino, con la Diosa Madre, pierden terreno y se convierten en seres monstruosos y peligrosos.

Para Homero (siglo VIII a.n.e.) las arpías son vientos tempestuosos que arrastran a los hombres a los abismos del inframundo del Hades.

Tales de Mileto (siglo VI a.n.e.) agradecía a los dioses “haber nacido hombre y no bestia, varón y no mujer, griego y no bárbaro”.

Una oración judía del Talmud apunta en la misma dirección: “Alabado tú que (…) no me hiciste mujer y que me has hecho israelita, que no me hiciste esclavo”.

Platón (siglos V-IV a.n.e.) mantiene que los hombres que no se han comportado con justicia en este vida se reencarnarán en mujeres como una especie de castigo o “purgatorio” con el que expirarían sus pecados.

Virgilio (siglo I a.n.e.) explica en la Eneida que “jamás ha habido monstruo más funesto ni plaga más cruel”. Las colocaa las puertas del infierno, pues su misión era llevar las almas de los hombres hasta este lugar. 



Sansón y los leones o, en las religiones precristianas, el dios de los animales.



Las conchas. Estamos en el Camino de Santiago


Una imagen románica del siglo XIII preside la capilla central de la cabecera del templo.


Imagen del siglo XIII





Virgen con Niño de la foto anterior