Camino de Santiago.


LA RECUPERACION DEL CAMINO DE SANTIAGO EN LA EDAD MEDIA.

No fueron motivos espirituales sino estrictamente políticos los que originaron la recuperación del Camino de Santiago en la Edad Media. En el siglo VIII, frente a la herejía adopcionista, mantenida por Elipando, obispo del Toledo bajo dominio musulmán, que negaba la naturaleza divina de Cristo y así acercaba el Cristianismo a tesis del Islam (en realidad, se trataba de crear un Cristianismo asimilable por el Islam, con lo que hay que suponer que detrás de este movimiento herético están las autoridades musulmanas), se levanta el clero de la España cristiana –en aquel momento reducido a la franja norte de la Península-, con Beato de Liébana a la cabeza; las autoridades cristianas encuentran en Santiago de Compostela el sustituto del lugar central que tenía la sede toledana en el organigrama del catolicismo de la Península.

Veamos los hechos. De Beato de Liébana se conocen muy pocos datos de su vida, que transcurrió en el monasterio de San Martín de Turieno (hoy monasterio de Santo Toribio de Liébana), en la comarca de  la Liébana (Cantabria), de donde Beato toma su nombre.  Beato es un monje con una gran formación cultural, por lo que se cree que provenía de las tierras del sur. Hay quien lo hace originario de Toledo, y otros de Andalucía. Se debió refugiar en tierras cántabras huyendo de las zonas dominadas por los musulmanes, como otros muchos mozárabes. Durante un tiempo fue preceptor y confesor de la hija del rey asturiano Alfonso I, Adonsina, que sería reina al casarse con Silo. Beato ha pasado a la Historia por su “Comentario del Apocalipsis”, del año 776 y terminado de redactar en su forma definitiva 10 años después, en medio de su lucha contra la herejía adopcionista y contra su principal valedor, el arzobispo de Toledo, Elipando.
 Mapamundi del Apocalipsis del Beato de Liébana. Fuente: Wikipedia


 Para Beato, el fin del mundo está muy próximo. Siguiendo la tradición cristiana, llega a la conclusión de que está viviendo el año 5.986 de la creación del mundo, por lo que sólo quedan 14 años para que el mundo se acabe, pues ya habremos llegado a los 6.000 años, cosa que sucederá en el año 800. De esta forma, se habrán cumplido 6 ciclos de 1.000 años cada uno. La certeza en el castigo y destrucción del Imperio Romano –que es la intención del apocalipsis de Juan-, se transforma ahora en la certeza en el castigo y destrucción de la dominación musulmana de la Península Ibérica y el triunfo final de la religión cristiana. Estas tesis hacen un gran servicio al incipiente reino asturiano, pues facilitan la cohesión social y le dan una justificación ideológica.  No obstante, Beato no las tiene todas consigo sobre que la fecha del fin del mundo esté tan cercana, y –por si acaso, y así se evita tener que dar explicaciones si el fin del mundo no se produce estando él vivo- hace referencia al año 1.000, para el que aún faltan 200 años, pues, según escribió “los hombres desconocemos si se acortarán” los años que quedaban hasta cumplirse la profecía del final de los tiempos.

Diversas indicaciones del Camino de Santiago. Fuente: Wikipedia

Otra aportación importante es que en la versión final de los “Comentarios al Apocalipsis” del 786 crea el mito de la predicación del  apóstol Santiago en tierras españolas, para lo que toma como base de argumentación el Breviario de los Apóstoles. En su obra, Beato incluye un mapamundi que contiene –como muchas limitaciones cartográficas, como es natural- los continentes entonces conocidos: Europa, Asia y África, así como las cabezas de los apóstoles que predicaron en cada sitio. En el occidente de Europa sitúa a Santiago.  Beato describe al Apóstol como ‘cabeza y patrón de España’:

“¡Oh Apóstol, dignísimo y santísimo

cabeza refulgente y dorada de España

defensor poderoso y Patrono nuestro.”

Pocos  más tarde, se “descubre” la tumba de Santiago en la actual Galicia y se abre la ruta de peregrinación que conocemos como Camino de Santiago. La aportación de Beato ha servido, pues, para que Santiago sea declarado como patrón de España, a lo que se añade el mito de que el apóstol participa en varias batallas contra los musulmanes, facilitando la victoria de los cristianos, como en la de Clavijo, una batalla en la que no sólo no apareció Santiago, sino que nunca tuvo lugar.

Y es que cuando el reino asturiano comienza a tener una cierta estabilidad con Alfonso II el Casto (788-843), se hace necesario buscar un punto de referencia religioso distinto del Toledo gobernado por los musulmanes y sostén de la herejía adopcionista. Es entonces cuando se “descubre” la tumba del apóstol Santiago, que se convierte rápidamente en lugar de peregrinación bajo el patrocinio de los reyes asturianos. De esta forma toma cuerpo el Camino de Santiago, que ya era una ruta de peregrinación desde tiempos prehistóricos: se trataba de, siguiendo la trayectoria el Sol hacia el Oeste, llegar a lo que se dio en llamar Finisterre –fin de la Tierra-, donde acababa el mundo y se podía contemplar cómo desaparecía el Sol cada día, hasta que volvía a nacer al día siguiente.



Beatus de El Escorial. Fuente: Wikipedia.



-        Beato de Liébana y el Adopcionismo

 La lucha contra el Adopcionismo es una de los desencadenantes principales de la obra apocalíptica de Beato de Liébana. El momento histórico que vive nuestro Beato induce a pensar que estamos ante el fin del mundo: conquista de casi toda la Península por los infieles musulmanes; un reino asturiano que es un caos y que se debate entre grandes conflictos sociales; las tropas cristianas que son insuficientes para impedir las expediciones musulmanas que incendian y destruyen cuanto encuentran a su paso … Beato es testigo de los reinados de Fruela, Aurelio y Silo, cuando se producen grandes levantamiento sociales de campesinos, desde Galicia hasta el País Vasco, que se oponen al  proceso de feudalización que les quieren imponer los nobles; una nobleza dividida en facciones en lucha permanente para colocar a sus candidatos en el trono del naciente reino asturiano … También es testigo de las desvastadoras expediciones de Ab al Rahman, que conocía y aprovechaba la debilidad del reino cristiano. La supremacía musulmana será muy evidente en los siglos IX y X, con la fuerza que le da el Califato de Córdoba, y alcanza el momento más alto con Almanzor.

 El Beato responde, pues, a una mentalidad apocalíptica que nace de la presencia de los musulmanes en prácticamente toda la Península Ibérica, con los problemas religiosos que ello ha originado en el seno del cristianismo (el adopcionismo) y las luchas internas del incipiente reino astur. Todo esto conjunto de cosas tiene una entidad tal que hacer pensar que realmente estamos a las puertas del fin de los tiempos.  El Apocalipsis de Juan se convierte en una herramienta ideológica muy válida para la nobleza feudal de los cristianos del Norte. El clero asturiano llega a declarar que, bajo pena de excomunión, el Apocalipsis de Juan ha de leerse en la misa entre la Pascua y Pentecostés, arguyendo en que así lo había establecido el Concilio de Toledo del 633.

 La máxima representación del adopcionismo es Elipando, obispo de Toledo, a quien Beato identifica como el propio Anticristo. Así lo sostiene en su obra “Adversus Elipandum Libri duo”. Y, al contrario, para Elipando el Anticristo es Beato de Liébana, lo que nos revela el ambiente de profunda crispación en que viven los cristianos hispanos en ese momento, divididos en dos zonas con sistemas políticos enfrentados. En la cruzada contra el arzobispo de Toledo, acompaña a nuestro Beato el obispo de Osma, Eterio, con quien escribió “De adoptione Christi Filli Dei” donde ambos defienden sus tesis antiadopcionistas.

 El adopcionismo tiene sus raíces en la doctrina de Nestorio, arzobispo de Constantinopla en el siglo V. Nestorio dice que Jesucristo tenía una forma humana y otra divina, pero que no se unían en una sola persona; tampoco María es Madre de Dios, pues dio a luz a un hombre. Finalmente, Nestorio fue declarado hereje.   También se puede afirmar que el arrianismo era adopcionista, al negar la personalidad divina de Jesucristo. Y no hay que olvidar que el arrianismo fue la religión de los visigodos que invadieron España –aunque posteriormente se convertirían al catolicismo- y que los hispanos de la época que estamos tratando se reclaman herederos de los visigodos.

 Así, pues, en el siglo VIII tanto Elipado, arzobispo de Toledo, como Félix, obispo de Urgell –ambos personajes, sobretodo el segundo, de reconocidos conocimientos teóricos y erudición-, sostenían que Jesucristo tenía una naturaliza divina, pero no era más que un hombre nacido de Dios, lo que era como decir que Jesucristo era hijo adoptivo de Dios en cuanto a su naturaleza humana. He aquí una cierta nostalgia del arrianismo, como indicábamos más arriba, que había sido la religión oficial de la Península Ibérica tan solo un par de siglos antes. El adopcionismo fue aceptado por todos los obispos mozárabes en el Concilio de Sevilla en el 784, pero en tres Concilios que se celebraron en intervalos de pocos años a nivel europeo, el adopcionismo fue declarado herético por la Iglesia oficial romana.

 No hay que olvidar que Toledo, la sede episcopal más importante de la Península, se hallaba en territorio musulmán. Por eso, todo indica que el adopcionismo es un intento  de crear una Iglesia “autóctona” sometida de hecho a la autoridad musulmana. Como para el Islam Jesucristo era tan sólo un profeta, la doctrina adopcionista acercaba las doctrinas cristiana y musulmana, y la alejaba de la doctrina romana. En efecto, se sabe que Elipando había sido nombrado arzobispo de Toledo por indicación de los gobernantes musulmanes. Se trataba de ampliar la base social musulmana o, al menos de neutralizar cualquier “enemigo interior”, buscando elementos comunes en ambas religiones, en unos momentos en que los cristianos desde la cornisa cantábrica y Carlomagno desde los Pirineos aparecían como importantes enemigos potenciales.

 La lucha contra el adopcionismo fue un arma ideológica que reforzó al reino asturiano con la obra de Beato de Liébana y la reimplantación unos años más tarde del Camino de Santiago. De esta forma, las autoridades cristianas del Norte ya no dependían de las autoridades de la Iglesia mozárabe en tierras musulmanas con sede en Toledo y disponían de sus propios elementos de identidad religiosa.

Beatus de Urgell. Fuente: Wikipedia



EL CAMINO DE SANTIAGO

Aunque ya hay noticias de su existencia en el siglo IX, es con Sancho el Mayor de Navarra (1000-1035) con quien el Camino de Santiago despegará definitivamente. En el siglo X Compostela ya vio los primeros peregrinos franceses. A partir de entonces, el trayecto no va a ser sólo siguiendo la costa atlántica –con muchas dificultades naturales y pocos puntos de apoyo-, sino que cruzará el Reino de Navarra y pasará por Burgos y León antes de llegar a su destino final, conformando la ruta más conocida y transitada: el Camino Francés. Asi lo cuenta Fulberto, obispo de Chartres:

"Santiago el de Zebedeo/

el que Mayor es llamado,/

que milagros a millares/

en Galicia lleva a cabo./

A cuyo espléndido templo/

viniendo las gentes todas/

de todas las partes del mundo/

la gloria de Dios pregonan./

Armenios, griegos, pulleses,/

anglos, galos, dacios, frisios,/

naciones, lenguas y tribus/

acuden con donativos".




 Basílica de Santiago. Fuente: Wikipedia


Por su parte, el “Poema de Fernán González”, en un alarde de chauvinismo patrio, resalta cómo los españoles somos los únicos a los que un apóstol de Cristo en persona nos ha evangelizado:

"Fuertemente Dios quiso a España honrar/

Cuand al santo apóstol quiso y enviar;/

De Inglatierra e Francia quísola mejorar,/

Sabet non yaz apóstol en tod aquel logar".

El Camino de Santiago se convierte en un dinamizador económico de primer orden: la ruta se llena de pueblos, posadas, puentes, hospitales, iglesias, monasterios…, con una gran actividad comercial en la que se instalan muchos comerciantes y artesanos llegados de Europa (especialmente de Francia). Especialmente desde el siglo XI, los francos dan un gran impulso al comercio y a la artesanía, así como al surgimiento de las ciudades de la mitad septentrional de España, 
“burgueses de muchos e diversos ofiçios, conbiene a saber: herreros, carpinteros, xastres, pelleteros, zapateros, escutarios o omes ensañados en muchas e diversas artes e oficios”. El monarca Sancho Ramírez hace saber que “yo quería mudar dicho Camino por Lizarra y hacer aquí un castillo y población de francos”. 

Las viejas calzadas romanas cobran nueva vida, y se crean hospitales –que hacen las veces de hospital y de lugar de hospedaje de peregrinos- en torno  a los que, en muchos casos, nacerán poblaciones importantes, como es el caso de Logroño, Santo Domingo, Canfranc y Puente la Reina.  La 'Crónica Anónima de Sahagún' (León) nos habla de la afluencia de extranjeros a esta localidad, uno de los puntos neurálgicos del Camino: "de todas partes del universo (...) personas de diversas e extrañas provincias e reinos, conbiene a sauer: gascones, bretones, alemanes, ingleses, borgoñones, normandos tolosanos, provenzales, lonbardos e muchos otros negociadores de diversas naciones e estrañas lenguas” (Crónica Anónima de Sahagún)

La circulación monetaria al norte del Duero y el crecimiento de las ciudades tuvieron un gran impulso a partir del siglo XII. El dinamismo económico del Camino favorecerá el comercio con Flandes, Francia e Inglaterra, así como con la España musulmana. En 1130 desembarca en Padrón una flota inglesa con mercancías por valor de 22.000 marcos de plata. El arzobispo compostelano Diego Gelmírez tuvo que reglamentar los precios en 1133, pues estaban subiendo abusivamente. Para los comerciantes el Camino tiene un atractivo económico cada vez más importante. Algunos mercados alcanzan fama más allá de nuestras fronteras: Sahagún (los lunes), Pamplona y Jaca (los martes), Leon (los miércoles), Estella (los jueves) o Burgos (un mercado que duraba quince días). "Los mercaderes españoles establecidos en Brujas a principios del siglo XV poseían un sello en el que figuraba la imagen de Santiago y la inscripción: “Sello de la Nación Española”." (Historia del Camino de Santiago, http://foroespana.foroactivo.com/t1446-historia-del-camino-de-santiago ). “Como testimonio del floreciente comercio de los puertos marítimos de Padrón o La Coruña hacia Inglaterra, Irlanda, Noruega o Francia destaca el de Chaucer, autor de los Cuentos de Canterbury, quien dejó escrito que los mercaderes aventureros de Bristol y el gremio de vinateros de Londres generaban fortunas con la importación de vinos y la exportación de paños, al tiempo que utilizaban sus barcos para el transporte de peregrinos. Y William Wey, un peregrino inglés del siglo XV, pudo contar ochenta y cuatro barcos de peregrinos de todas las naciones del norte en el puerto de La Coruña.” (Historia del Camino de Santiago, http://foroespana.foroactivo.com/t1446-historia-del-camino-de-santiago ). La población de la España cristiana tuvo un aumento considerable en estos siglos.

La importancia de los monarcas Alfonso VI (1072-1109) y Sancho Ramírez (1063-1094) es clavo en el desarrollo del Camino. A ellos se deben innumerables obras de infraestructura (hospitales, puentes, arreglos viarios, seguridad en el viaje: 
“mercaderes y peregrinos recorrían el reino sin temor, pues nadie habría osado quitarles el valor de un óbolo” (Crónica del obispo don Pelayo)), exención de impuestos para atraer población extranjera...

También las influencias ideológicas y culturales recorren el Camino de Santiago. No podríamos entender el Románico y el Gótico españoles sin la Ruta Jacobea. Un importante colectivo de constructores, escultores y canteros va y viene por el Camino, contratado por reyes, nobles o eclesiásticos. Así, en Cantabria, el pueblo de San Martín de Elines hace alusión a San Martín de Tours, un santo centroeuropeo, lo que nos está indicando la presencia benedictina en los siglos XII y XIII en los valles cántabros. “Los peregrinos de finales del siglo XI encontraban a su paso importantes edificios románicos en construcción: la catedral de Jaca, San Martín de Frómista, San Zoilo de Carrión y, en la meta de la peregrinación, la propia catedral compostelana. Al comenzar la centuria siguiente podían contemplar ya cómo grandes portadas historiadas, verdaderos hitos en el desarrollo del románico europeo, adornaban estos edificios: la más antigua, obra ya del siglo XI, el tímpano del crismón de Jaca; las dos puertas de San Isidoro de León, la del Cordero y la del Perdón; las extraordinarias fachadas del crucero de Santiago de Compostela. Durante el siglo XIII surgirán en el Camino las primeras catedrales góticas de España, la de Burgos y la de León. Incluso se llega a plantear una gran cabecera gótica para la catedral de Santiago. En el Burgos del siglo XV, las flechas de la catedral o la Capilla del Condestable aparecían como monumentales y dignos testimonios del último gótico.” (Isidro G. Bango Torviso, El Camino de las Estrellas, Artehistoria, Internet)

Santiago comparte con Roma y Jerusalén el ser una de las tres metas de peregrinación religiosa en la Edad Media. La denominación “peregrino” es exclusiva de Santiago, pues a los que van a Roma se les conoce como “romeros” y a los que van a Jerusalén se les llama “palmeros”. La palabra “peregrino” viene del latín “per-agros” (el que va por los campos, el que va fuera de su residencia habitual).

Calixto II instituye en 1122 el Año Santo Jacobeo y Alejandro III dicta en 1179 la bula ‘Regis Aeterna’, por la que se concede indulgencia plenaria a quienes visiten la catedral de Compostela los años en que el 25 de julio (festividad de Santiago Apóstol) sea domingo. Oficialmente, pues, se viajaba al sepulcro del apóstol para conseguir el perdón de los pecados, aunque se está siguiendo un camino iniciático que tiene su origen en tiempos prehistóricos.  La penitencia por alguna falta es otro motivo de peregrinación: la redención de penas impuestas por un confesor o un tribunal fue normal en toda Europa en los siglos pasados, y aún queda vigente en la legislación belga. En otros casos, se viajaba por cuenta de un tercero para cumplir los deseos de éste: entregar una limosna o simplemente alcanzar Compostela; éste fue un oficio consolidado en el Medievo, del que conocemos el caso de "Juan de Acre, que se dedicada a ir y venir a Compostela por cuenta de otros, en los primeros años del siglo XIV, se le llamaba “buscador de perdones”." (Luis Carandell, Ultreia, Ediciones El Pais SA Grupo Santillana de ediciones).

La Iglesia advertirá continuamente de los peligros de depravación y pecado que ofrece el Camino. El Codex Calixtinus data del siglo XII y es una especie de guía para los peregrinos de la Ruta Jacobea, sobre los lugares y las costumbres de las gentes con las que el peregrino se va a  encontrar. Contiene textos como los siguientes:

“Pues los que se embriagan, los deshonestos, los avaros, los ambiciosos, los litigiosos, los usureros, los lujuriosos, los adúlteros o los demás vicios (…) no deben traer la palma. (…) ¿Qué será de aquéllos que con el dinero procedente del robo, o de alguna injuria, o de la usura, o de lujuriosas deshonestidades, o de mentirosas fábulas, o de palabras ociosas, o de conversaciones burlescas, o de borracheras, o de cantinelas, vienen a sus santuarios?”

Y aún añade sobre el vino:

“Y porque el vino nutre la lujuria en el cuerpo del bebedor, con razón dice el Sabio: ‘El vino y las mujeres hacen apostatar a los sabios’. Por ello dice San Pablo: ‘No os embriaguéis con el vino en el que está la lujuria’.”

  Aunque, a continuación, modera un poco el discurso: “El vino es cosa buena, y muy buena, como creada por Dios, pero por favorecer la sensualidad de los que lo beben sin discreción, a nadie es lícito embriagarse con él”.

 El Códex Calixtinus. Fuente: Wikipedia



Y es que el Camino de Santiago está lleno de tentaciones: “Las criadas de los hospedajes del Camino de Santiago, que por motivos vergonzosos y para ganar dinero por instigación del diablo se acercan al lecho de los peregrinos, son completamente dignas de condenación. Las meretrices que, por estos motivos entre Puerto Marín y Palas del Rey, en lugares monstruosos, suelen salir al encuentro de los peregrinos, no sólo deben ser excomulgadas, sino que además deben ser despojadas, presas  avergonzadas, cortándoles las narices, exponiéndolas a la vergüenza pública” (para las citas del Codex Calixtinus, Fernando Villaseñor Sebastián, El “otro” peregrinaje: presencia y uso de la obscenidad en el Camino de Santiago).

Otro documento, el “Speculum peccatoris, confessionis et predicatoris”, que se conserva en el Colegiata de San Isidoro de León, insiste en condenar a los taberneros que disponen de prostitutas para satisfacer a los peregrinos.

En 1305, fray Giordanno di Pisa señalaba que en el Camino de Santiago y en peregrinaciones similares “el hombre caía muchas veces en pecado, y había muchos peligros, encontrando muchos escándalos en el camino, y [los taberneros] no tenían paciencia, y además muchas veces se enfadaban con el huésped y con los compañeros, y alguna vez había homicidio, engaños y fornicación” (Fernando Villaseñor Sebastián, El “otro” peregrinaje: presencia y uso de la obscenidad en el Camino de Santiago)

En el Liber Sancti Iacobi, se indica que en el propio templo de Santiago de Compostela, las gentes “incurren en vergüenzas o frivolidades, o en palabras ociosas, o riñas, o estupros, o adulterios, o hurtos, o embriaguez, o juergas ilícitas, o contemplan diversos juegos propios de juglares, o cantan, o escuchan canciones picarescas” (Fernando Villaseñor Sebastián, El “otro” peregrinaje: presencia y uso de la obscenidad en el Camino de Santiago).

Un peregrino inglés de 1380 nos dice que muchas mujeres en el País Vasco “son de mala vida”. En 1488, el peregrino Jean de Tournai asegura que los posadas del Camino de Santiago son auténticos burdeles.

El franciscano Bertold de Regensburg, en el siglo XIII, advierte sobretodo a los peregrinos de los peligros que corren las mujeres que hacen el Camino, “quienes volvían a sus hogares con más pecados de los que habían sido absueltas”  (Fernando Villaseñor Sebastián, El “otro” peregrinaje: presencia y uso de la obscenidad en el Camino de Santiago). Un edicto de 1072 excomulga a las mujeres que aprovechan que sus maridos están de peregrinación para darlos por muertos y casarse de nuevo.

A finales del siglo XV, un peregrino alemán constata que  muchos peregrinos regresan a sus hogares con la enfermedad de la sífilis. Una disposición permitía arrancar las narices  a las putas que estaban instaladas a lo largo del Camino.



Utensilios del peregrino. Fuente: Wikipedia


Para remediar tanto peligro –y tanta falta de higiene, podríamos añadir- se fijó el arroyo de Labacolla (textualmente: lava pollas), situado en los alrededores de Santiago, como lugar donde adecentarse antes de entrar en la ciudad del Apóstol.

De todos los pueblos que atravesaba el camino, fueron los navarros los que peor fama alcanzaron. El motivo puede ser que el autor del Codex es el monje francés Aymerich y que aún está muy vivo en Francia el recuerdo de la derrota de Carlomagno en Roncesvalles; los autores de tal gesta sólo podían ser, pues, bárbaros. El Codex Calixtinus recoge cómo “el hombre y mujer navarros se muestran mutuamente sus vergüenzas mientras se calientan [al fuego de las chimeneas]. También usan los navarros a las bestias en impuros ayuntamientos. Pues se dice que el navarro cuelga un candado en las ancas de su mula y de su yegua, para que nadie se le acerque, sino él mismo. También besa lujuriosamente el sexo de la mujer y de la mula” (Fernando Villaseñor Sebastián, El “otro” peregrinaje: presencia y uso de la obscenidad en el Camino de Santiago). Oír hablar en vasco pone ‘el terror en el alma’: “Las gentes de esta tierra son feroces como es feroz, montaraz y bárbara la misma tierra en que habitan. Sus rostros feroces así como la ferocidad de su bárbaro idioma ponen terror en el alma de quien los contempla”. Por lo demás, los navarros “son un pueblo bárbaro, diferente de todos los demás en sus costumbres y naturaleza, colmado de maldades, de color negro, de aspecto innoble, malvados perversos, pérfidos, desleales, lujuriosos, borrachos, agresivos, feroces y salvajes, desalmados y réprobos, impíos y rudos, crueles y pendencieros, desprovistos de cualquier virtud y enseñados a todos los vicios e iniquidades, parejos en maldad a los infieles sarracenos y enemigos mortales de nuestra nación gala”. Pero tampoco se libran las tierras de la Meseta, que para el Codex Calixtinus está llena de hombres “malos y viciosos”.  Sin embargo, los gallegos son algo mejores: “entre los demás pueblos incultos de España, son los que más se asemejan a nuestra nación gala (…) si no fuera porque son muy iracundos y litigiosos”.

Lo que ya raya lo indecible es que el Códex sostiene que la palabra “navarro” viene de “no vera” (no verdadero, falso) y que los navarros son así porque son los descendientes del cruce de los indígenas con las tropas nubias (léase “negros”) de Julio César.

Pero los males del sexo se daban a nivel europeo. Se han encontrado centenares de placas de plomo y estaño en países como Francia, Países Bajos y Gran Bretaña en las que –al lado de motivos estrictamente religiosos- abundan los temas sexuales. Estas placas datan entre 1350 y 1450. Los temas son de lo más variado: falos simples o falos con alas, coitos, animales en celo, vulvas (una vulva sobre zancos con dos falos en la parte superior; otra vulva con un rosario, un sombrero y un cayado de peregrino…), mujeres mostrando sus órganos sexuales con penes en las manos, cuernos para beber en forma de falo… La cosa alcanza tal dimensión que en 1402 la Universidad de París pide que se promulguen leyes contra este tipo de manifestaciones.

No es por casualidad que si habláramos de un “románico erótico europeo” tendríamos que añadir a los templos del norte de España, los de la zona que va desde el oeste de Francia a las Islas Británicas, como epicentro del fenómeno, aunque también hay manifestaciones en varios lugares de Francia y en Italia. No dejemos pasar por alto que en el famoso tapiz de Bayeux aparecen varios personajes en actitudes eróticas.

 



EL DESCUBRIMIENTO DE LA TUMBA DEL APOSTOL

Posiblemente ya había un núcleo de población estable en el siglo I, bajo dominación romana, pues Santiago era un nudo de comunicaciones estratégico entre Braga y Astorga, aunque su importancia religiosa viene de lo más profundo de la Prehistoria. Seguirían unos siglos de decadencia, hasta que en la Alta Edad Media el lugar era tan sólo un cementerio con, posiblemente, una pequeña iglesia. Bajo el reinado de Alfonso II el Casto, hacia el 813 o, según otros, el 820, un tal Pelayo cree ver cada noches unas luces en el monte Libradón, en un lugar en el que había habido un cementerio romano y, anteriormente, una necrópolis dolménica y un castro celta. Puesto en aviso Teodomiro, obispo de Iria Flavia, éste da orden de desbrozar el monte. Aparece un arca de mármol y, por revelación divina, Teodomiro adjudica tal enterramiento al del apóstol Santiago. A continuación, Alfonso II construye en el lugar –el futuro Santiago de Compostela- una pequeña iglesia-monasterio y luego el primer hospital de peregrinos.

A continuación, en el año 844, los ideólogos del momento se inventan la batalla de Clavijo, cerca de Logroño, en la que aparecería el Apóstol haciendo una terrible carnicería a las tropas musulmanas. La batalla de Clavijo nunca existió.

Los peregrinos comienzan a llegar a Santiago de Compostela. En 899 se construye otra iglesia con 4 naves y ábside rectagulary su fama comenzaba a extenderse por toda Europa.

En 997 Almanzor arrasa Galicia y del templo del siglo anterior no deja piedra sobre piedra. Almanzor sabe que es el templo más emblemátic del cristianismo peninsular, y por éso produce tal desvastación. Se lleva las campanas como trofeo de guerra, que serán utilizadas en la mezquita de Córdoba, pero respeta la tumba del Apóstol. El poeta musulmán Algazel, en el siglo IX, definía a Santiago de Compostela como “la Kaaba de los cristianos”.

Sobre los restos de la ruina que dejó Almanzor se edificó la catedral románica. 
En 1073 se consagra la gran catedral que pervive hasta nuestros días con grandes modificaciones posteriores, promovida por el obispo Peláez.

Con Diego Gelmírez, en el siglo XII, Santiago de Compostela se convierte en arzobispado –desplazando a Iria Flavia-, con categoría de “sede apostólica”, lo mismo que Roma, y en una gran ciudad con una creciente actividad comercial.

Está científicamente demostrado que la tumba de Santiago no es tal. Hay quien defiende que la tumba pertenece a Prisciliano, pero tampoco tenemos una base real para asegurarlo.


En el siglo X Santiago ya alcanza un nivel de visitas de peregrinos muy alto. En el siglo XII se le concede el título de "ciudad", pues ya dispone de población suficiente y de una catedral ampliada. EN los momentos más álgidos de las peregrinaciones, se puede hablar de unas 500.000 visitantes al año.


Finisterre. Fuente: Wikipedia





EL ORIGEN DE LA PALABRA "COMPOSTELA".

Hay otras teorías, aparte de la del significado de "Campo de Estrellas", que parece la más plausible.

 "El ‘Cronicón Iriense’ (siglos XI-XII) registra una opinión que hace derivar Compostela de ‘Compositum tellus’ (tierra compuesta o hermosa). Estas interpretación debió estar en vigor entre los eruditos compostelanos del siglo XII,  porque una glosa de la ‘Crónica de Sanpiro’ –añadida en dos copias de la Miscelánea histórica de Pelagio de Oviedo, tal como se compiló en Santiago hacia el año 1150- dice: “Compostela, id est Bene composita”. Y lo mismo repite la ‘Crónica Nejerense’ hacia el 1160. La etimología dada por el ‘Cronicón Iriense’ ha permanecido después olvidada o despreciada." (José Guerra, Exploraciones arqueológicas en torno al sepulcro del apóstol Santiago, edición del Cabildo de la SAM Iglesia Catedral de Santiago)

"El padre José S. Crespo Pozo cree que “Compostela” es un topónimo independiente del culto jacobeo y anterior al mismo, puesto que el nombre se repite en otros lugares (registra dos “Compostela” en la provincia de Orense, dos “Compostilla” en el Bierzo, un “Compostel” en el Ruhr). Las circunstancias de los lugares llevan a pensar en un topónimo relacionado con la minería o el tratamiento de minerales. Sería un compuesto de voces célticas: “Cómboros” (montón, literalmente “escombro”) y el inglés céltico “Steel” (minera, hierro…). Significado: escombrera de metales, escorial de mineras y herrerías." (José Guerra, Exploraciones arqueológicas en torno al sepulcro del apóstol Santiago, edición del Cabildo de la SAM Iglesia Catedral de Santiago)






LA REFORMA CLUNIACENSE

En los siglos XI y XII muchos peregrinos cruzan el norte de Castilla para llegar a Santiago. Los monjes de Cluny llegan en gran cantidad, construyendo nuevos centros religiosos a lo largo del Camino y colocando al frente de ellos a monjes franceses. Es el caso de Sahagún, San Benito o San Juan de la Peña, por ejemplo. La reforma cluniacense liquida el rito mozárabe que era la forma de culto propia de nuestras tierras. La Iglesia hispana queda ligada al resto del catolicismo europeo. 


Los cluniacenses traen el románico a España, tal como se concibe en Europa. Aquí se construyen joyas del románico como Frómista, Jaca, León o Santiago. Posteriormente, el Camino también tiene mucho que ver la expansión del Gótico en nuestra Península.


 


DECLIVE DE LAS PEREGRINACIONES

El declive se produce a partir del siglo XIV y se mantiene en los siglos siguientes. La peste Negra y su gran mortandad fue uno de los motivos más importantes, pues la gente tiene miedo a los desplazamientos. Otro motivo es la supremacía cristiana en la Península, que focaliza la atención hacia el sur y que acabaría con la conquista del reino de Granada, en el siglo siguiente. Ya no se hace necesario un “Santiago Matamoros” que anime la llamada “Reconquista”.

Hay una cierta recuperación en los siglos XVII y XVIII, pero hasta la segunda mitad del siglo XX no renacen las peregrinaciones. La crisis ideológica que viven las sociedades capitalistas hace que mucha gente intente encontrar respuestas haciendo el Camino. A la iglesia católica, en serio retroceso en todos los terrenos (creyentes, moral…) ya le va bien que se promocione un centro que pertenece a esta religión. En 1987 El Camino de Santiago es declarado Itinerario Cultural Europeo y en 1993 fue declarado por la UNESCO patrimonio Mundial de la Humanidad.


Monumento al peregrino, Burgos. Fuente: Wikipedia




LOS CAMINOS DEL CAMINO

“Desde Francia, las principales rutas pasaban por Somport y después por Jaca o bien por Roncesvalles y Pamplona. Las dos rutas se unificaban en Puente la Reina y desde aquí el Camino se dirigía a Estella, Logroño, Nájera y Santo Domingo de la Calzada en tierras riojanas; Burgos, Castrojeriz, Frómista, Carrión, Sahagún, León y Astorga en la Meseta del Duero; Ponferrada y Villafranca en el Bierzo; Cebrero, Portomarín, Triacastela y Palas del Rey en Galicia, para concluir en Santiago de Compostela. Además de estos itinerarios principales, existían otras rutas secundarias que conducían a los peregrinos a diversos lugares de culto.” (Mª Genoveva Millán Vázquez de la Torre y otros, Estudio del Camino de Santiago, Internet).

Alfonso III en el 899 consagra en Santiago una catedral de mayores dimensiones que el templo anterior, levantado por Alfonso II. En el 977 Almanzor arrasa las tierras gallegas y destruye Santiago, aunque respeta la supuesta tumba del apóstol. En el siglo XIII se consagró la Catedral, asistiendo el rey Alfonso IX. Era el momento de mayor esplendor de las peregrinaciones. Se consolidó la figura del peregrino con su zurrón, bastón (bordón), la calabaza para la bebida y la vieira como señal distintiva.

En 1171 se funda la Orden de Santiago, para proteger a los peregrinos de asaltantes y bandidos, así como para ayudar en el desarrollo de las infraestructuras del Camino. Un papel de primer orden lo tendrá asimismo la Orden del Temple.

“El Camino de Santiago es una red compleja de caminos iniciada en el extremo oriental de Europa. Al llegar a Francia se forman por convergencia cuatro vías terrestres que cruzan los Pirineos, partiendo de París, Vezelay, Le Puy y Arlés (en Francia). Tres de estos caminos, una vez unidos en Ostabat, cruzan los Pirineos por Roncesvalles para más adelante, en Puente de la Reina, confluir con la cuarta ruta que entra por Somports. Así, las rutas confluyen en una sola en la localidad de Puente la Reina. A esta senda se la conoce con el nombre de “Camino Francés” y, cruzando el norte de España (Navarra, Aragón, La Rioja, Castilla y León y Galicia), concluye en la ciudad de Santiago de Compostela. Este camino atraviesa la península ibérica de noreste a noroeste a lo largo de un recorrido de 787 kilómetros, desde Roncesvalles hasta Santiago.


El Camino Francés. Fuente: Wikipedia


“Otra vía, independiente del sistema anterior, llega asimismo del país galo sirviendo a la zona costera atlántico-cantábrica. A este camino se le conoce con el nombre de “Camino del Norte”, aunque también es conocido como Camino Cantábrico o Camino Alto. En España, esta ruta recorre las tierras de Vasconia, Cantabria y Asturias, antes de entrar en Galicia, donde se une al anterior Camino Francés. Se trata de una bella travesía que recorre la cornisa Cantábrica desde Irún a Santiago, íntimamente ligada al mar Cantábrico. En Asturias, el camino se bifurca en dos ramales: uno es el llamado Camino Primitivo y el otro el Camino de la Costa. El Camino del Norte fue uno de los más transitados en los primeros años de peregrinación, comenzando por los propios monarcas de la corte asturiana. A medida que avanzó hacia el sur la reconquista, este camino fue casi reemplazado por el Camino Francés que era algo más sencillo que éste. (…) El camino transcurre durante la mayor parte por la costa o próximo a ella, es un trazado algo más duro que el tradicional Camino Francés pero con unos paisajes inigualables donde el color verde se funde con los colores del mar. Es una experiencia con más contacto con la naturaleza, a la vez que se conocen agradables y bellos pueblos con gente amable y acogedora. Son más de 800 km que se suelen realizar en 34 etapas si se va a pie.

En El Salvador de Oviedo había un arca con cantidad de reliquias, traída desde Jerusalén y que contenía, según testimonio de un peregrino: “Una gran parte del sudario de Nuestro Señor,  ocho espinas de su corona, pan de la Cena, maná que hizo llover Dios para los israelitas, leche de la Santa Virgen, cabellos de la misma, uno de los 30 denarios por los que Judas vendió al Hijo de Dios, cabellos de la Magdalena con los que secó los pies a Cristo, un trocito de la vara de Moisés con la que separó las aguas del Mar Rojo, un trozo de pescado asado y del panal de miel que comió Nuestro Señor después de su Resurrección, cuando se apareció a los apóstoles, una de las sandalias de Pedro, reliquias y huesos de los profetas y también uno de los cántaros en los que Jesucristo convirtió el agua en vino en las bodas de Caná” Y añade el peregrino: “a quienquiera que visite estas preciosas reliquias, el reverendísimo obispo de la misma iglesia de Oviedo le perdona la tercera parte de la pena debida por sus pecados… Además, gana mil y cuatro años y cuarenta de indulgencias” (Luis Carandell, Ultreia, Ediciones El Pais SA Grupo Santillana de ediciones).

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“Existe asimismo un “Camino Portugués”. Es el camino trazado para acceder a Galicia a través de tierras portuguesas, aunque existen rutas históricas que arrancan desde el sur de Portugal y desde Lisboa, y pueden marchar hacia Coimbra por dos variantes. Este Camino adquiere importancia a partir del siglo XII y permitió consolidar rutas e intercambio cultural y económico. Se puede calificar a Portugal como “tierra de caminos”, al igual que a España, pues los peregrinos brotaban de todas las comarcas para dirigirse a Compostela. En varias rutas dentro de este camino, la más larga comienza en Lagos, capital del Algarve, y recorre Portugal de sur a norte, siendo la última ciudad portuguesa Valença do Miño conectando con la ciudad española de Tuy, por donde llegan a Santiago los peregrinos de este país. Otra vía de acceso parte de Lisboa y otra de Oporto.

“Otro camino es el llamado “Vía de la Plata”, de antiguas connotaciones romanas. Puede considerarse que sale de Sevilla, aprovecha las Calzadas Romanas que unían Mérida y Astorga, uniéndose en Astorga al Camino Francés. Existen variantes que entran a Galicia por A Mezquita. En A Gudiña surgen dos ramales nuevos. Es la ruta escogida por los peregrinos de Andalucía Occidental, Extremadura, Salamanca, Zamora y algunos pueblos de León.

“Además de estos caminos terrestres, hay que resaltar la existencia de las “rutas marítimas” que dan lugar al “Camino Inglés” que, partiendo de diversos puertos atlánticos europeos, normandas, ingleses, daneses, llega a los puertos de la Coruña y Ferrol, aportando en el pasado gran cantidad de peregrinos que continuaban su marcha a Compostela mediante enlaces terrestres. Hay que decir que el traslado del cuerpo del Apóstol se hizo por mar desde las costas palestinas, penetrando en Galicia por la ría de Arousa hasta Padrón (A Coruña).” (Mª Genoveva Millán Vázquez de la Torre y otros, Estudio del Camino de Santiago, Internet)

El Camino Francés, el más transitado, cuenta con ocho catedrales y un sinnúmero de iglesias y monasterios románicos y góticos.

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