Románico del Pallars Sobirà (Lleida)
Santa Maria d’Àneu
Este monasterio se construyó como edificio románico en el siglo XI, pero sus orígenes se remontan a la época visigótica, en que estaba dedicado a Santa Deodata. En un documento del siglo IX se dice: «Anabiensis quoque sancte Marie, que holim vocaverunt locus sancte Deodate, cum eius parrochias» (También Santa María d’Aneu, a la que llamaron el lugar de la santa Deodata, con todas sus parroquias). Desde este monasterio se llevaría a cabo la cristianización de las gentes del valle de Aneu.
Iglesia de Santa Maria d'Àneu
EL cartel informativo dice lo siguiente: “Santa Maria d’Aneu ya está mencionada en el acta de consagración de la Seu d’Urgell del año 819. Se cree que su primera advocación fue la de santa Deodata, advocación muy antigua, que se sustituye posteriormente por la de Santa María. No se sabe qué debía haber en aquel momento, ya que las características arquitectónicas más antiguas que vemos ahora se sitúan dos siglos más tarde, en la primera mitad del siglo XI. En aquel momento y en esta zona era uno de los edificios religiosos más grandes.
“No es fácil decir a qué correspondía un edificio tan importante en el centro de la llanura d’Aneu. A menudo se atribuye a este lugar la existencia de un monasterio. En este caso, la pérdida de las estructuras anexas y las transformaciones posteriores hacen que las evidencias arquitectónicas actuales no aporten datos sobre la concepción original.”
En el siglo XVI sufrió grandes reformas, especialmente la reducción de las tres naves con que contaba a una sola. En el siglo XX le tocó el turno a la fachada. Cartel informativo: “Con las reformas que se hicieron en los siglos XV y XVI la planta creció hacia poniente. Al mismo tiempo, el volumen interior se transformó de manera sorprendente al unificarse en una sola las tres naves primitivas. Estas obras ponen en evidencia que en aquel momento se encontraba en pleno funcionamiento y que seguía siendo un lugar clave”
Las pinturas. Rodeada de querubines y serafines, se intuye esta Maiestas Maria, sedante, firme, y a sus pies las criaturas aladas entonando una triple alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: 'Sanctus, Sanctus, Sanctus'...Esto mismo proclama el Te Deum, uno de los escasos himnos en prosa que nos han llegado, perteneciente al repertorio de la Galia, aún con texto del griego Nicetas Remesianus, del siglo IV. La interpretación regular de este himno al final de los maitines de los días festivos convirtió esta pieza en una de las más populares y difundidas, que posteriormente pasaría a formar parte del repertorio gregoriano. (Imagen y texto: MNAC)
El cartel informativo sigue diciendo: “La iglesia de Santa María se halla documentada por primera vez en el 1088 y se ha supuesto, sin pruebas fidedignas, que habría constituido un monasterio. El templo suma obras de épocas diferentes y la parte más antigua corresponde al ábside mayor, propio del primer románico o lombardo del siglo XI. Por los vestigios que quedan hay que suponer que la cabecera tenía tres ábsides y que la configuración de las naves era de tipo basilical, aunque ha desaparecido hace siglos.
“Hoy en día cuenta con una nave única cubierta con vigas de madera, sobre arcos apuntados de diafragma de los siglos XV-XVI, que acogen un coro elevado de madera barroca pintada. Del ábside central procede una importante decoración de pintura mural románica de entre los siglos XI-XII, actualmente conservada en el Museu Nacional d’Art de Catalunya de Barcelona y reproducida aquí”.
Aún se mantiene la decoración lombarda en este ábside central. Un campanario con espadaña completa el edificio. En su interior encontraremos una pila bautismal decorada con figuras.
Uno de los arcángeles. La postura de su mano derecha se interpretaría en el budismo/hinduísmo como un Mudra de protección . (foto: MNAC)
Aunque Santa Maria era posesión del obispado de Urgell desde la época de Carlomagno (siglo IX), en 1064 este templo fue objeto de un intercambio: Artau I de Palls Sobirà lo cedió junto con los de Burgal y Les Maleses a cambio del monasterio de Lavaix y otras posesiones a Ramon IV de Pallars Jussà. La documentación para esta operación era falsa y había sido elaborada por el conde del Pallars Sobirà. Este hecho se consideró por la iglesia como una usurpación: Artau I fue excomulgado y se prohibió que fuera enterrado en sagrado hasta que el obispado de Urgell no recuperara el monasterio de manos de los sucesores del conde, lo que se consiguió en 1088.
Santa Maria d’Àneu fue el centro religioso del valle que lleva su mismo nombre. Monasterio benedictino hasta el siglo XII, posteriormente se convertiría en una canóniga agustina hasta el siglo XVIII en que, arrastrando una decadencia de muchos años, se extinguió como convento. En la actualidad la iglesia de Santa Maria sigue siendo el templo que recoge la devoción religiosa del valle d’Àneu y se mantiene como centro de peregrinación de las gentes de la comarca.
La orientación del templo es de unos 60º, es decir, a la salida del sol en el solsticio de verano.
Uno de los dos personajes representados que podrían ser los donantes de la construcción de este templo, aunque el hecho de que mantengan un libro cerrado en la mano (es decir, un libro que contiene verdades que no se pueden revelar) y que parecen ser un fraile y un diácono tonsurados abre nuevas incógnitas. La postura de su mano derecha se interpretaría en el budismo/hinduísmo como un Mudra de protección. (foto: MNAC)
Las pinturas
Las pinturas murales del ábside central fueron trasladadas al Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), de Barcelona.
Las pinturas llevan la impronta del maestro de Pedret. Este estilo de pintura tiene una fuerte influencia de la Lombardía, norte de Italia, que, a su vez, se inspira en modelos bizantinos. Es muy característico el tratamiento de las caras. “El estilo de las figuras dogmáticas es solemne e hierático, pero cuando el personaje representado no tiene connotaciones de santidad o eclesiales está falto de aquel pathos litúrgico y puede revestir muchos otros matices” (traducido de Montserrat Pagès, La pintura mural romànica de Catalunya, avui”
Las pinturas representan una Virgen con Niño, adorados por los Reyes Magos junto a varios ángeles que llevan unas tenazas en sus manos para introducir carbón ardiente en la boca de los profetas Isaías y Elías (Is 6:17 y 7,14-15) como método de purificación. Los ángeles llevan 6 alas (dos para cubrir el rostro, dos para cubrir los pies y dos para volar) repletas de ojos “que todo lo ven” y cantan «S(AN)C(TU)S S(AN)C(TU)S S(AN)C(TU)S». Cuatro ruedas de fuego representan el carro de Ezequiel, según una visión que tuvo este profeta en la que el tetramorfos tiran de este carro (Ez 1:15-21 y 10:1-20). Tres de los ángeles son Miguel, Gabriel y Rafael. Se añaden otros dos personajes que podrían ser los donantes de la construcción de este templo, aunque el hecho de que mantengan un libro cerrado en la mano (es decir, un libro que contiene verdades que no se pueden revelar) y que parecen ser un fraile y un diácono tonsurados abre nuevas incógnitas.
Dos serafines llevan unas tenazas en sus manos para introducir carbón ardiente en la boca de los profetas Isaías y Elías (Is 6:17 y 7,14-15) como método de purificación. Los ángeles llevan 6 alas (dos para cubrir el rostro, dos para cubrir los pies y dos para volar) repletas de ojos “que todo lo ven” y cantan «S(AN)C(TU)S S(AN)C(TU)S S(AN)C(TU)S». Cuatro ruedas de fuego representan el carro de Ezequiel, según una visión que tuvo este profeta en la que el tetramorfos tiran de este carro (Ez 1:15-21 y 10:1-20). (foto: MNAC)
Parece ser que la visión de Ezequiel del tetramorfos y el carro se inspira en la astronomía babilónica: representa las constelaciones que se asociaban entonces a los solsticios y equinoccios: toro (Tauro), león (Leo), águila (Escorpio) y hombre (Acuario). El carro de fuego sería el sol. Por otra parte, el tetramorfos también se inspira en los cuatro hijos de Horus, dios de la religión egipcia, que también se representaban con animales.
Los ángeles Miguel, Gabriel y Rafael interceden ante Dios por los pecados de los hombres en el día del Juicio Final. Miguel lleva un rollo en su mano en el que pone “(PE)TICIVS” (pedimos); Gabriel llevaría otro con el texto “POSTUVLACIVS” (postulamos). La posición de Miguel y Gabriel, junto con la escena de la Adoración de los Magos, se ubica en la parte superior del mural. El ángel Rafael se halla en una posición más inferior, junto con la escena de los profetas. La vestimenta de los reyes es de tipo bizantino.
Fragmento de la escena de la Adoración de los Magos. Su vestimenta este tipo bizantino. (Foto:MNAC)
Esto es lo que dice el cartel informativo: “En el interior de Santa María podemos contemplar la reproducción de parte de las pinturas originales datadas a caballo de los siglos XI y XII, y que se cree que son del taller del maestro de Pedret. No se sabe cuál era el conjunto total de la decoración pictórica interior. Hasta nuestros días sólo han llegado las pinturas del ábside central, hoy conservadas en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Estas pinturas son consideradas una de las más importantes del arte románico catalán, tanto por su plasticidad como por su iconografía excepcional.
“Encontramos representadas la Epifanía (adoración de los magos de Oriente), los tres arcángeles, dos serafines, dos profetas, la representación de una profecía y dos personajes más, que posiblemente son los que sufragaron la realización de las pinturas. En todas las escenas son muchos los elementos representados que no siguen las normas tradicionales de la época”.
Dos querubines llevan unas tenazas en sus manos para introducir carbón ardiente en la boca de los profetas Isaías y Elías (Is 6:17 y 7,14-15) como método de purificación. (Foto:MNAC)
Primer plano de uno de los querubines. Foto: MNAC