Románico del Pallars Jussà, Lleida



Castell de Mur



Un poco de Historia

El castillo aparece ya documentado en el 969, aunque, en su forma actual, data del siglo XI. Su dueño era Arnau Mir de Tost, que fue uno de los organizadores de estos territorios entonces fronterizos con los musulmanes.

En pocas décadas, las posesiones del castillo crecieron enormemente. Se añadieron otras fortalezas y posesiones de la zona. Finalmente pasaría a manos de la familia Mur, momento en que alcanzó su época de más esplendor en el siglo XII como centro de la baronía de Mur.


El castillo, a la izquierda, y la iglesia, a la derecha. Ambos datan del siglo XI.


El cartel informativo dice lo siguiente: “El castillo de Mur, situado en la comarca del Pallars Jussà, era una castillo de término construido en el siglo XI, como otros muchos, coincidiendo con la expansión territorial sobre tierras musulmanas y con la irrupción del feudalismo como nueva forma de organización de la sociedad. El castillo se levantó sobre otra fortificación ya existente en el siglo X, que daría cobijo y defensa a los campesinos del territorio.

“Juntamente con la canónica de Santa María de Mur, fundada en el siglo XI, forma uno de los conjuntos históricos medievales más importantes y mejor conservados de Catalunya, constituyendo el emblema de los castillos de frontera de los condados catalanes”.


El castillo. Una gran zona central triangular y una torre redonda.
Dibujo del cartel informativo




El castillo

Es el típico castillo de frontera, con una estructura muy simple: una gran planta central amurallada y torre redonda de unos 16 metros de altura. La planta central es triangular, adaptándose al terreno, y todos sus ángulos son redondeados, ninguno es recto, para favorecer su defensa ante ataques exteriores.

El cartel informativo dice lo siguiente: “Las primeras noticias referentes a Mur son de finales del siglo X; no obstante, la datación del castillo que ha llegado a nosotros hay que situarla en pleno siglo XI, tiempo que en se enseñoreó de la fortaleza Arnau Mir de Tost. La estructura arquitectónica del castillo es muy simple, tiene una planta concentrada y cerrada por un perímetro amurallado, con una torre redonda como elemento central del conjunto castrense.


El castillo estuvo dividido en dos ámbitos, aún hoy perfectamente distinguibles: al sur un espacio alrededor de la torre y al norte una zona más residencial. En medio, actuando de galería de distribución, un pequeño patio de armas con una cisterna. 


“El castillo se asienta sobre una peña rocosa, cuyo desbaste, perfectamente visible en el sector sur, nos delata que el material constructivo fue extraído de la misma base de la construcción. La puerta de acceso está situada en el sector sur; la situación de la puerta obliga a acceder al castillo bajo la custodia de las almenas del muro sur y las defensas de la torre siguiendo un codo, hecho que impide un acceso rápido y fácil.

“La torre redonda conserva una buena parte de su estructura. El aparato constructivo de la parte baja, más grande e irregular que el superior, nos delata que probablemente los cimientos de la torre corresponden a la construcción del siglo X, y que la sección superior, acabada en estilo románico, es del siglo XI.


La torre redonda conserva una buena parte de su estructura.


“Desde su construcción, el castillo estuvo dividido en dos ámbitos, aún hoy perfectamente distinguibles: al sur un espacio alrededor de la torre y al norte una zona más residencial. En medio, actuando de galería de distribución, un pequeño patio de armas con una cisterna. La madurez constructiva, el dominio de los elementos tecnológicos del románico, nos hacen pensar que el castillo fue construido a mediados del siglo XI; con toda seguridad, impulsado por Arnau Mir de Tost.”


El WC. Un lujo sólo al alcance del señor feudal y su familia.



El WC evacuaba a la muralla exterior. Aún se pueden apreciar los "restos" de hace 1.000 años.




La Clegiata de Santa María de Mur

Fue consagrada en 1069. En 1099 quedó vinculada a Roma, con lo que evitaba la dependencia del obispo de la Seu d’Urgell. De esta iglesia dependían unas 15 parroquias. Secularizada en 1592, pasó a ser una simple iglesia rural en 1851.


La iglesia vista desde el castillo


Es un edificio de tres naves y tres ábsides. Pertenece al primer románico. Las pinturas murales son una de las mejores muestras del románico catalán; fueron compradas en su mayoría en la primera mitad del siglo XX por el Museum of Fine Arts of Boston. Actualmente podemos contemplar una réplica en el interior de la iglesia. El elemento central de las pinturas es un Pantocrátor dentro de una mandorla, acompañado por el Tetramorfos. También se representa la historia de Caín y Abel, así como varias escenas de la vida de Cristo. En el ábside sur aparece la escena de la Anunciación, muy deteriorada.

El claustro es trapezoidal. La ornamentación de los capiteles es sencilla.


El claustro es trapezoidal



Capiteles del claustro


El cartel informativo dice lo siguiente: “La iglesia de Santa María de Mur la establecieron los condes de Pallars hacia el año 1057. Fue consagrada en 1069 e instituida en comunidad de canónigos en el 1098. En el año 1592, después de tiempos de decadencia, fue convertida en colegiata y, en el 1851, en parroquia rural. En su origen representaba una configuración basilical propia del primer románico o lombardo del siglo XI.


Las pinturas (reproducción). Una de las mejores muestras del románico catalán. Las originales se vendieron al Museum of Fine Arts of Boston.


“Ha estado muy modificada por la ruina de la nave norte, la creación de capillas y la restauración reciente. La cabecera fue decorada en el siglo XII con pintura mural, actualmente trasladada al Museo de Bellas Artes de Boston y MNAC de Barcelona. En su lugar se exhibe una reproducción fotográfica. Quedan vestigios de las antiguas dependencias alrededor de un sencillo claustro románico de los siglos XII-XIII que fue restaurado entre 1932-1935”



El elemento central de las pinturas es un Pantocrátor dentro de una mandorla, acompañado por el Tetramorfos.




A la izquierda, la imagen de la Virgen y el Niño.



Unos calderos o linternas (7 en total) de los que salen unos rayos.





Cristo crucificado.



Un análisis de las pinturas desde la astronomía

En efecto, parece que en las pinturas de la Colegiata de Mur traslucen una serie de conocimientos astronómicos que tendrían su origen mucho más atrás. Son creencias que el hombre ha tenido a lo largo de milenios y que, de alguna forma, con mayor o menor fuerza, hay momentos en que afloran en las diversas culturas que se van sucediendo. Tienen que ver con los ciclos de la naturaleza, necesarios como calendarios para dominar el ciclo agrario (saber la época del año, cuándo plantar, cuándo recolectar, fechas de migraciones de animales...) y, en general, necesarios para tener una explicación del mundo.

Comencemos por los evangelistas. El Tetramorfos es la representación de los cuatro evangelistas en las figuras de un león, un toro, un hombre y un águila. Sus atributos son la nobleza, la fortaleza, la sabiduría y el mundo superior. Para san Ireneo (130-202) son los cuatro puntos cardinales, es decir, las cuatro esquinas del mundo. Pero los podemos encontrar en varias culturas más antiguas.

Son antecedentes del tetramorfos los cuatro hijos de Horus, representados también por tres animales (chacal, mono y halcón) y un hombre y también relacionados con los puntos cardinales. Los hijos de Horus custodian el alma de este dios, lo mismo que el tetramoros rodea a Cristo. Tenían la función de guardar las vísceras del personaje que estaba siendo embalsamado, así como de colaborar con Osiris en el pesaje de las almas.

Un tetramorfos que no ofrece dudas es el que forman los dioses  egipcios Apis, Horus, Sehkmet y Hapi. 


Apis, Horus, Sehkmet y Hapi, el tetramorfos egipcio. (foto: amimedamiedo.blogspot.com)


En Sumeria encontramos las figuras del león (contelación de Leo), el toro (constelación de Tauro), el águila (constelación de Escorpión para los sumerios) y una persona (constelación de Acuario para los sumerios). Curiosamente, también, las mismas figuras que en el cristianismo. El tetramorfos sumerio haría referencia a las constelaciones relacionadas con los equinoccios y solsticios en aquellos tiempos: cultos solares y calendario anual solar.

Veamos ahora el Pantocrátor y las 7 linternas. El conjunto recuerda a las representaciones del Cosmos mediante personajes astrales masculinos en la Edad del Bronce. Es la Tierra, como elemento central (una figura masculina, patriarcal) cuyos dedos acaban en unas pequeñas cazoletas redondas, 3 a un lado y 4 al otro, en la misma disposición que la Colegiata de Mur, que representan a los 7 astros conocidos del sistema solar (el sol, la luna y 5 planetas), por ser observables a simple vista.


Con las pinturas de la Colegiata de Mur llegarían hasta la Edad Media creencias en una forma de entender el Cosmos que se origina en la Edad del Bronce. En la foto, a la derecha, el personaje astral de La Fresneda (Teruel).