La Fresneda, Santa Bárbara
La Fresneda: Ermita Santa Bárbara
La montaña de Santa Bárbara es una montaña sagrada desde hace milenios. Tiene una forma que impresiona y no es difícil imaginarse que para las gentes que han pasado por esta zona esta montaña sea el centro de su mundo, el lugar donde sus creencias adquieren un sentido.
"En las creencias hindúes el monte Meru se levanta en el centro del mundo, y debajo de él brilla la estrella polar. Los pueblos uraloaltaicos conocen también un monte central, Sumeru, en cuya cima está colgada la estrella polar. Según las creencias iranias, la montaña sagrada, Haraberezaiti (Elburz) se halla en medio de la Tierra y está unida al Cielo. Las poblaciones budistas de Laos, en el norte de (Tailandia), Siam, conocen el monte Zinnalo, en el centro del mundo. En el Edda, Himingbjorg es, como su nombre lo indica, una “montaña celeste”, es ahí donde el arco iris (Bifröst) alcanza la cúpula de los cielos. Análogas creencias se encuentran entre los finlandeses, los japoneses, etc. Recordemos que para los semang de la península de Malaca, en el centro del mundo se alza una enorme roca, Batu-Ribn; encima se halla el Infiermo. Antaño, sobre Batu-Ribn, un tronco de árbol se elevaba hacia el cielo. El infierno, en el centro de la tierra y la “puerta” del cielo se hallan, pues, sobre el mismo eje, y por ese eje se hacía el pasaje de una región cósmica a otra. (....). En las creencia smesopotámicas, una montaña central reúne el Cielo y la Tierra; es la “Montaña de los Países”, que une entre sí los territorios.” (Mircea Eliade, El mito del eterno retorno, Emecé editores, Argentina)
Nosotros podríamos añadir que, con las mismas finalidades que otros pueblos, los griegos tenían el monte Olimpo, o los egipcios construyeron las pirámides.Santa Bárbara es una santa que no existe. Hace unos años la borraron del santoral, porque, en algún momento, alguien inventó este personaje para cristianizar al dios prehistórico de las tormentas. "El celta Taranis (de taran, “tronar”), el balto Pérkunas (“relámpago”) y el proto-eslavo Perun (cf. Polaco piorum, “relámpago”) muestran especialmente las transformaciones ulteriores de los dioses del Cielo en dioses de la Tormenta.” (...) “Puluga, el Ser supremo de los andamanes habita en el Cielo; su voz es el trueno; el viento, su aliento; el huracán es el signo de su cólera, pues castiga con el rayo a todos aquellos que se oponen a sus designios” (Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Ed Guadarrama / Punto Omega). Zeus (griegos) y Júpiter (romanos) son también los dioses del trueno y se les representa portando un relámpago en sus manos.
Santa Bárbara, con la ermita en la cima |
Nosotros podríamos añadir que, con las mismas finalidades que otros pueblos, los griegos tenían el monte Olimpo, o los egipcios construyeron las pirámides.Santa Bárbara es una santa que no existe. Hace unos años la borraron del santoral, porque, en algún momento, alguien inventó este personaje para cristianizar al dios prehistórico de las tormentas. "El celta Taranis (de taran, “tronar”), el balto Pérkunas (“relámpago”) y el proto-eslavo Perun (cf. Polaco piorum, “relámpago”) muestran especialmente las transformaciones ulteriores de los dioses del Cielo en dioses de la Tormenta.” (...) “Puluga, el Ser supremo de los andamanes habita en el Cielo; su voz es el trueno; el viento, su aliento; el huracán es el signo de su cólera, pues castiga con el rayo a todos aquellos que se oponen a sus designios” (Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Ed Guadarrama / Punto Omega). Zeus (griegos) y Júpiter (romanos) son también los dioses del trueno y se les representa portando un relámpago en sus manos.
En la montaña de Santa Bárbara se han localizado restos de un asentamiento de la Edad del Bronce (segundo milenio a.n.e.) y otro de época ibérica (primer milenio a.n.e.)
El edificio de la ermita fue destruido en las guerras carlistas, pues la montaña ocupa un lugar estratégico relevante. En 1891, se levantó de nuevo la ermita con donativos de la población; por eso reza en su arco de entrada la leyenda “Caritas me fecit. 1891”