Beato de Liébana
Los Beatos
Copias del “Comentario al Apocalipsis” del Beato de Liébana se hicieron en abundancia entre los siglos IX al XIII. La fuerza de las imágenes de la obra de Beato creó un fuerte impacto en la cultura de la Alta Edad Media. Especialmente a partir del siglo X se produce una auténtica eclosión de “Beatos”. Las dos últimas copias son dos ejemplares del siglo XVI. La copia y venta de manuscritos fue un buen negocio para muchos monasterios.
Podemos hablar de dos escuelas de miniaturistas: una occidental, centrada en San Miguel de la Escalada (Castillá-León) y otra oriental, focalizada en San Millán de la Cogolla (La Rioja-Navarra). Desde mediados del siglo X al XII la copia de “beatos” se extiende a Portugal y a otros lugares de España, pero también fuera de la Península, como fueron Gascuña, sur de Italia y Lombardía.
Los distintos Beatos siguen una estructura bastante similar a través de los siglos, pero se van incorporando modificaciones: la parte del Anticristo según textos de Agustín de Hipona, el antijudío “los dos testimonios de Cristo” y las genealogías bíblicas. En todos los casos, los Beatos se dividen en 12 libros.
La aportación mozárabe, por su contacto con la cultura musulmana, hace que los primeros Beatos tengan influencias “bizantinas y persas (aves afrontadas separadas por el árbol de la vida, largas filas de personajes, los grandes ojos de hombres y ángeles, las columnas rellenas de elementos vegetales geometrizados), de Egipto copto (trenzados geométricos, fondos estrellados)”(1), pero también “de la Europa carolingia (ornamentación de interiores y cortinajes, vestimentas con pliegues) y del arte primitivo hispánico (en la composición, en el movimiento y expresividad de las figuras) (1)
“La peculiar y misteriosa estética de estas miniaturas mozárabes siembre ha magnetizado a quienes las han visualizado. Lo fundamental de esas miniaturas es la expresividad del dibujo mediante una alineación firme, con rayas que llevan en sí una intención expresiva. Su desarrollo es plano, hierático, carente de claroscuros y perspectivas espaciales, de intenso color, etc. Todo ello colabora en generar una gran expresividad y dramatismo.
“Las figuras se colocan escalonadamente. La figura humana queda supeditada a los ropajes y son resaltados (como ocurrirá en el Románico) los ojos y manos para intensificar la tensión espiritual.
“Los fondos son de gran intensidad cromática, representando personajes idílicos oo divididos en varias fajas de diferentes colores, fuertes y llameantes”. (2)
Beato de la Seu d'Urgell. La gran meretriz de Babilonia y los reyes de la Tierra
Distribución actual de los Beatos
Se han conservado 32 códices, de los que de 7 quedan tan sólo fragmentos. Hay noticia de la existencia de otros 11 Beatos.
Su distribución actual es la siguiente:
- 13 códices en Castilla –León (3 fragmentados), de los que 6 están en Madrid, 2 en El Escorial, 2 en el Monasterio de Silos, 1 en Burgos, 1 en Valladolid y 1 en Salamanca.
- 4 códices en Catalunya (2 fragmentados): Girona, Seu d’Urgell, Barcelona y Montserrat.
- 5 folios en Zaragoza
- 2 códices en Lisboa
- 3 códices en Italia: 1 en Turín y 2 en Roma.
- 3 códices en París
- 2 códices en Gran Bretaña: Londres y Manchester.
- 2 códices en Alemania: Berlín y Frankfurt (fragmentado)
- 2 códices en Nueva York.
Beato de la Biblioteca Nacional. El triunfo del Cordero sobre los diez reyes
Algunos Beatos
Beato de San Miguel de la Escalada (945?)
Es obra de Magius, uno de los miniaturistas más relevantes. Fue realizado en el scriptorium de San Salvador de Tábara (Zamora) y actualmente está en la Biblioteca Pierpoint Morgan, de Nueva York.
“Cambia por completo no sólo la utilización del color y del espacio habituales hasta entonces en los Beatos, sino también el tipo de colorantes utilizados, que dejan de ser a base de pinturas de agua, y se empieza a utilizar, sobre un fondo a menudo barnizado a la cera, colores ligados mediante nuevos elementos como huevo, miel o cola, que transfiguran los colores naturales generando amplias veladuras y mejorando de forma significativa la calidad del conjunto, a la vez que ofrece una gran armonía cromática a base de colores sutiles y un vivo refinamiento cromático mediante la yuxtaposición de tonos vivos en contraste (…)
“El resultado demuestra la madurez alcanzada a mediados del siglo X por la miniatura hispánica, que no puede ser más que consecuencia de una tradición de más de trescientos años –al menos desde el scriptorium de Sevilla en tiempos de San Isidoro-“ (3)
Beato de Valcavado (970)
Su miniaturista fue Ovaco. Originario del Monasterio de Valcavado (Palencia). Tardó 3 meses en realizarse, tiempo muy breve para un trabajo de tal envergadura, y es de una gran calidad.
Beato de Girona (970)
Los miniaturistas fueron Emeterio y la monja Eude o Ende. Es el Beato del que se conservan más ilustraciones. Posiblemente se realizó en el Monasterio de Tábara (Zamora) y fue entregado a la catedral de Girona en el 1078.
En las firmas finales, aparece el nombre de Eude antes del de Emeterio, lo que nos indica que el rango artístico de la monja era superior al del sacerdote.
Este Beato presenta elementos que anuncian el Románico: personajes más esbeltos, intento de representación del volumen y un cierto naturalismo respecto a los Beatos mozárabes. También trata de individualizar a los personajes que representa, con una fisonomía y una vestimenta propias.
Eude ha sido la primera mujer artista de Europa. Aún tendrían que pasar 200 años para que sucediera un caso igual en Alemania.
Beato de San Andrés de Arroyo. Babilonia en llamas
Beato de la Seu d’Urgell (último tercio del siglo X)
Según el investigador Manuel C. Díaz, su escritura lo sitúa en el siglo X, en la zona de Navarra – La Rioja (zona de San Millán de la Cogolla); de allí iría al Este y en el 1147 se le localiza en la Seu.
Se desconocen sus autores, a pesar de que era habitual colocar el nombre de los miniaturistas al final del texto. Tiene una mezcla de numeración arábiga y romana, cuando lo normal era utilizar únicamente los números arábigos; también contiene errores en la correlación de los números de página. Su mapamundi no está coloreado y se le ha colocado en los Preliminares, cuando en la mayoría de casos aparece al final del Libro 1, debidamente coloreado. Se han añadido unas Tablas Genealógicas de las que inicialmente carecía.
“Su autor es un grafista nato, en el que las figuras tienen un canon más alargado de lo habitual en la miniatura mozárabe, generando imágenes con una sensación de verticalidad que recuerda a las figuras del Greco”(4)
Beato de Tábara (970)
Figuran en este Beato unas palabras llenas de ironía del miniaturista Emeterio, quien aparece autodibujado en una torre con la biblioteca y el scriptorium: “Oh torre de Tábara, alta torre de piedra, tan alta que, Emeterio permaneció sentado, muy curvado sobre su tarea, durante tres meses, y que tuvo todos sus miembros baldados por el trabajo del cálamo. Este libro se terminó el 6 de las calendas de agosto del año 1008 de nuestra era a la octava hora”(5)
Este códice fue iniciado por el maestro Magius, y a su muerte se hicieron cargo de este trabajo Emeterio y la monja Eude.
Beato de San Millán de la Cogolla (siglos X-XI)
Esta obra está datada entre los siglos X y XI y se conoce el nombre de Albino como uno de sus autores. Fue realizado en dos fases: la primera es más pobre, de finales del siglo X, con pergamino de baja calidad; la segunda fase anuncia el arte Románico.
Es el Beato más completo de los que se hicieron en San Millán de la Cogolla.
Beato de Fernando I (1047)
El miniaturista fue Facundo, otro artista de renombre en los scriptoriums de su época. Algunos estudiosos lo definen como el más bello de todos los Beatos. Como mínimo, es el más completo.
Lo cierto es que es un códice de gran calidad, originario de algún scriptorium de alto nivel como pudo ser el Real de León o el Monasterio Real de San Benito de Sahagún.
“Quizá debido a tratarse de un encargo real en el que, dado el interés de Fernando I y doña Sancha en promover un renacimiento cultural y religioso en el reino de León, arrasado unos cincuenta años antes por Almanzor, pudo plantearse la intención de superar en este Beato a todo lo existente hasta entonces; es uno de los códices más suntuosos del alto medievo español, además de ser uno de los de mayor belleza y calidad, tanto en su cuidada caligrafía como una unas miniaturas de gran solemnidad y un colorido excepcional hacia su época, muchas de ellas decoradas en oro”.(6)
Tiene influencias carolingias e irlandesas: “decoraciones a base de orlas y lacerías rematadas en muchos casos con cabezas humanas o de animales”.(6)
Los dibujos nos indican que se acerca el arte románico: “figuras más estilizadas, en las que se ajustan los pliegues a la forma del cuerpo a base de líneas paralelas, así como una mayor movilidad y animación de las prendas que forman sus vestimentas y en la manera de representarlas”. (6)
Beato de Saint-Sever (hacia 1050-1070)
Es el único Beato copiado fuera de España y conservado en la actualidad. Comprende el “Comentario al Apocalipsis” del Beato de Liébana y el “Comentario sobre el libro de Daniel”, de Jerónimo.
Data de mediados del siglo XI y es obra de varios artistas, tanto escribas como pintores. Conocemos el nombre del pintor Stephanius Garsia.
El Beato sigue las pautas del románico francés, quizá con alguna influencia irlandesa. La estructura de las imágenes sigue la de los Beatos mozárabes.
Notas
1- (Wikipedia, Los Beatos)
2- (Arteguías, Los beatos mozárabes, Internet).
3- (Beato de San Miguel de la Escalada, Internet)
5- (citado en Wikipedia, Beato de Liébana).
6- (Wikipedia, Beato de Fernando I y doña Sancha).