Cátaros en Teruel
Los amantes de Teruel
La historia es conocida: Diego de Marcilla e Isabel de Segura son dos jóvenes turolenses que se enamoran. Diego era un hijo segundón –y por lo tanto sin dinero ni herencia alguna- de una familia noble e Isabel era la hija de una de las familias más ricas de la ciudad. El padre de Isabel le concedió a Diego cinco años para que hiciese fortuna y así pudiese esposar a Isabel. La dote matrimonial sería de 30.000 sueldos.
Diego partió como mercenario primero a la batalla de las Navas de Tolosa y luego hacia el sur de Francia, a combatir la herejía de los cátaros, según la Cruzada proclamada por el papa Inocencio III. Participó en las matanzas de Beziers y de Carcasona. Consiguió el resto de su fortuna con varios ‘trabajos’ que le encargan gentes de dinero.
Pasó el tiempo, y como nada se sabía de Diego, el padre de Isabel la casó en el quinto año de la espera con un noble rico de Albarracín, de nombre Pedro de Azagra. Pero hete aquí que aparece Diego cargado de fortuna y dispuesto a que se cumpla el acuerdo al que se llegó en su momento. Justo era el día de la boda de Isabel y Pedro de Azagra. Diego, desesperado, tan sólo quería un beso de su amada, a lo que ésta se negó, pues ya “pertenecía” a otro hombre. Y Diego murió de pena. Cuando Isabel se enteró, fue a ver el cadáver de Diego; entonces sí le besó, pero quedó muerta en el acto al lado de su amado.
Los amantes de Teruel
En Teruel se celebran cada año la historia de los Amantes. Pero lo curioso del caso es que un grupo de turoleneses revive en estas fiestas la llegada y establecimiento del grupo de cátaros que vino huyendo de las masacres del sur de Francia. Tan fuerte debió ser el impacto de estas gentes en la sociedad de esta capital aragonesa que aún se les recuerda 800 años después.
Fiestas de los Amantes de Teruel
Escenificación de la historia de los Amantes, en las fiestas que se celebran anualmente en Teruel