Monasterio de Santes Creus.

La iglesia


Las dos columnas de la entrada occidental


Fachada occidental de la iglesia 

En la fachada occidental, dos columnas sin aparente utilidad estructural aparecen a ambos lados de la puerta de entrada. Falta la parte superior, aunque la forma de las mismas sugiere que las columnas se abrían a capitales con alguna representación floral.


Puerta de entrada y ubicación de las dos columnas 

A primera vista, diríamos que se trata del resto de un pórtico románico, pero no nos imaginamos tal pórtico dada la estructura del conjunto de entrada.

Relacionar estas columnas con las del templo de Salomón cae dentro de lo probable. En el interior del recinto vamos a encontrar sellos de Salomón (también conocidos como "estrellas de David", el actual símbolo del Estado de Israel) en un número considerable. Además, la Biblia nos dice que “como remate de las columnas había una especie de lirio. Así fue acabada la obra de las columnas”. (I Reyes 7, 15-22). Así que no es descabellado pensar que los capiteles estuvieran decorados con flores de lis (flor que encontramos representada continuamente en todos los lugares en Santes Creus), la flor de la Madre Tierra, pues estos capiteles parecen de flor abierta, como algunos capiteles egipcios. De hecho, aunque el templo de Salomón es de influencia fenicia (se hizo con los albañiles y carpinteros del rey de Tiro), la arquitectura fenicia tiene sus fuente en Egipto.

Estas dos columnas se llamaron Boas (fortaleza, haciendo referencia al poder temporal) y Jachim (estabilidad, haciendo referencia al poder espiritual). Tenían alturas diferentes, y observamos que lo mismo pasa con las columnas de Santes Creus.

Los templarios también reprodujeron en sus iglesias estas dos columnas, poniéndoles el nombre de J y B a cada una, como es el caso de la capilla de Rosslyn, en Escocia. Igualmente, los templos masónicos tienen dos columnas en su pórtico.


 Hipotética reconstrucción del templo de Salomón, con las dos columnas 
Fuente: http://www.gluv.org/Trabajos%20y%20Trazados%20Masonicos/Trazados%20de%20Otras%20Logias/Las%20columnas%20J%20y%20B.htm

Por encima de la portada tenemos un ventanal gótico vidriado, con escenas bíblicas, de casi 9 metros de altura y 1,8 de ancho.


En la fachada oeste abundan los escudos con flores de lis. La Puerta Real, donde están ubicadas, es del siglo XIV.


Escudo con flores de lis, en la Puerta Real.




El rosetón de la fachada este

Un gran rosetón se sitúa en la fachada oriental de la iglesia, de 6,30 metros de diámetro y casi 3 metros de profundidad. Data del siglo XII.

El rosetón –junto con el resto de vidrieras- recoge la luz de sol e ilumina el templo. La orientación del todo el conjunto de Santes Creus es cercana al equinoccio, pero no es equinoccial: si el equinoccio supone una orientación de 90º, todo Santes Creus (desde la construcciones más primitivas hasta las más posteriores) tiene una orientación de 80º, con lo que, suponiendo que tenga una orientación solar, apunta a la salida del sol hacia finales de agosto, cuando el sol sale después de la constelación de Leo y justo antes de la constelación de Virgo (la Virgen, la Madre Tierra).

Es una alusión a la Madre Tierra y a los cultos maternales, y nos lleva necesariamente a los templarios, que levantaron muchos edificios religiosos con esta orientación. Hay que concluir, pues, que intervinieron en la obra personas que estaban influidas en mayor o menor medida por el sistema de creencias templario.


Virgo (la Virgen, la Mujer en sentido amplio) es la constelación de la Diosa Madre. Se la asocia con todas las diosas de las grandes culturas de la Antigüedad: Deméter, Isis... Está relacionada con el ciclo agrario -colocada al final del mismo-, como lo revela el que su estrella principal se llame Espiga. Como cristianización de este culto, muchas Vírgenes cristianas llevan una espiga en su mano. Su forma nos sugiere un ser antropomorfo con alas. En las cosmogonías de la Antigüedad, se dice que la Justicia reinaba en la Tierra hasta que nació la Raza del Bronce (es decir, en la Edad de los Metales, cuando la sociedad se divide en clases, surge el esclavismo, las guerras desvastadoras y la explotación del hombre por el hombre); entonces la Justicia dejó la Tierra y ascendió con unas alas a los cielos formando la constelación de Virgo.


“Los sumerios llamaban a la constelación Bad-Tibira y a su estrella principal Sib (la Spica actual). Los primeros agricultores relacionaron la constelación de Virgo con la diosa de la fertilidad –Démeter, Ceres, Perséfone y los distintos nombres de la Diosa Madre que, andando el tiempo, se ha transformado en la Virgen o Madre Divina. (...) El hombre primitivo observó que la estrella Spica, la principal de la constelación que hoy llamamos Virgo, desaparece en el horizonte del cielo nocturno el quince de agosto, lo que coincide con el agostamiento de la vegetación. Era el tiempo de recoger el trigo ya seco y maduro. Spica vuelve a aparecer en el cielo nocturno el ocho de septiembre, coincidiendo con el momento de la sementera. (...) La mente asoció el ciclo agrícola, del que dependía la fecundidad de las cosechas, con el de la misteriosa estrella Spica que de algún modo mágico regía la alternancia estacional que hacer crecer el cereal. Por eso precisamente la llamaron Spica, espiga.” (Nicolas Wilcox, Los templarios y la mesa de Salomón).


Por otra parte, con la orientación de 80º (en concreto, con 77º) se construyeron los dromos (avenidas de esfinges) en Egipto; es así que esta orientación también se conoce como “onda de Isis” (la diosa que recoge el sistema de creencias matriarcal en la religión egipcia). El color asociado con esta posición de 77º es el púrpura-magenta, que se define como el color de la espiritualidad, mientras que el púrpura es el color del séptimo chakra, que está ubicado en la coronilla, el punto más alto de la cabeza y el más espiritual del ser humano. Hay que recordar que los monjes budistas visten de púrpura. Así pues, cuando el cuerpo humano está orientado en la “onda de Isis” alcanza su mayor espiritualidad.


Consta de 8 lóbulos que rodean una circunferencia a su vez dividida por un dibujo octogonal. Otra vez la presencia del 8 y su centro (8+1=9), que es el número de la Madre Tierra.



 Cada división octogonal dentro de la circunferencia contiene un hexágono o sello de Salomón, simbolizando el coito o unión sagrada entre lo masculino y lo femenino, es decir, la vida fruto de esa unión, tanto entre los seres humanos como en la naturaleza.

El centro, que vuelve a ser octogonal, contiene unos signos que desconocemos.


Desde el interior de la iglesia, el rosetón está casi tapado por el cambio que se hizo del retablo del altar mayor. De esta forma, no podemos ver con claridad su parte central. ¿Sería éste uno de los motivos del cambio de este retablo?



El cimborrio octogonal

El cimborrio es octogonal, de estilo gótico de comienzos del siglo XIV, con cúpula barroca. De nuevo, la simbología del 8 o más bien, del matriarcal  8+1 = 9.


 Bajo el cimborrio está el panteón real, lo que define al conjunto como una de las zonas más significativas del monasterio.

El octógono es la figura geométrica en torno a la que gira de la arquitectura templaria. El 8+1=9 (octógono más su centro) es el símbolo de la Madre Tierra desde los tiempos prehistóricos, que, para los templarios, se materializa en María Magdalena. 

El simbolismo del octógono lo podemos encontrar en Mesopotamia. Las imágenes de Innana "eran la luna y Venus, que dio origen al rosetón de ocho pétalos. Ocho era el número sagrado de la "estrella" matutina y vespertina. Ocho era el número de los años que tardaba el planeta el volver al punto del zodíaco cuando su brillo era más intenso. También es el número del año sagrado (Egipto, Creta, Grecia), el día en que la luna llena coincidía exactamente con el día más largo o el día más corto, conciliándose así el tiempo lunar con el solar". (Pladelafont, La Madre Tierra, Internet)





Panteón Real

El sepulcro de Pedro III se construyó entre 1291 y 1307. El sarcófago es una bañera de pórfido rojo. Presenta un total de 16 figuras en arquerías góticas, entre las que destacamos a Jesucristo, los apóstoles, la Virgen María, Bernardo de Claraval (fundador del Císter e impulsor de la Orden del Temple) y Benito de Nursia.


 Mausoleo de Pere el Gran 

El sarcófago de Jaume II es también el de su esposa Blanca de Anjou, que se enterró con una reliquia (la lengua) de María Magdalena. La simbología de la lengua la encontramos en otras culturas: en los calendarios aztecas aparece una deidad –a la vez masculina y femenina- sacando la lengua, o la diosa hindú Kali, que se representa con la lengua fuera, o la cabeza de los capitales del claustro del mismo monasterio. Para los aztecas, representamos la lengua para ayudarnos a poder expresar correctamente lo que el pensamiento nos dice. La larga lengua de Buda “recitaba sutras y diseminaba el conocimiento contenido en ellos”. En cualquier caso, la lengua es el instrumento de transmisión del pensamiento.


Mausoleo de Jaume II y Blanca de Anjou




Vidrieras de la fachada oeste



 La vidriera, del siglo XIV,  reproduce escenas de la Biblia en cuatro grupos de 12 cuadrículas cada uno colocadas en vertical. Hay que  destacar su parte superior, donde aparece un pentáculo apoyado en dos circunferencias que, cada una de ellas, en su interior, contienen otras 3 circunferencias.

Cada lóbulo que forma el pentáculo contiene el hexágono de Salomón, tan abundante por todo el monasterio. También en las circunferencias que están debajo contenidas en otras 2 circunferencias mayores –en dos grupos de 3 +3 = - 6-, encontramos flores de 7 pétalos, que, con su centro, nos da el número 8.

Por lo tanto, estamos ante una sinfonía de números:

- El 1: el pentáculo
- El 2: las 2 grandes circunferencias
- El 3: las circunferencias pequeñas dentro de las 2 mayores
- El 4: el conjunto de cada circunferencia grande más sus 3 pequeñas
- El 5: los 5 lóbulos que contienen el hexágono de Salomón
- El 6: los 5 lóbulos y su centro; las 3+3 circunferencias pequeñas; los hexágonos de Salomón
- El 7: los 7 pétalos de cada circunferencia pequeña
- El 8: los 7 pétalos de cada circunferencia pequeña más su centro

… Y cabrían más combinaciones hasta llegar al 12, que son las puntas que tiene la estrella central del pentáculo.

El número 5 lo adoptan tanto cátaros como templarios, y juego un papel esencial en los conocimientos alquímicos. Es el número de la perfección y la sabiduría. Leonardo da Vinci lo utiliza para representar al ser humano.

 Son oportunas en este momento unos textos taoístas: "“Del vacío original, Wu Chi, simbolizado por un círculo vacío, aparece el Tai Chi, simbolizado por el dibujo del ‘ying-yang’, dando lugar a la creación. El Uno engendra el Dos, el Dos engendra el Tres y el Tres engendra a los Diez mil seres”. Los cristianos nos hablan de que la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, da lugar a la Creación. Esto quiere decir que en el origen existía el Gran Vacío concentrado, el Tao o Dios, después empezó un proceso de movimiento y expansión, dando lugar a todo lo que existe. El Chi, la energía original, se dividió en varias clases, y en lo relativo al ser humano  distinguimos tres clases de energía fundamentales:
•    Energía del Universo: relativa a las galaxias, los planetas, estrellas y cielo
•    Energía de la Tierra: relativa a las fuerzas de la naturaleza, el viento, el agua, la Tierra.
•    Energía del Hombre." (Fernández Casanova V.M., Técnicas de Protección energética, Ed. Indigo)



 También aparece una flor de 12 hojas en una vidriera lateral.


En otras vidrieras laterales aparecen abundantes flores de lis.




Otros elementos

En los cruces de los nervios del techo encontramos elementos interesantes:


Flor hexagonal; hay varios casos.


Otra flor hexagonal con más elementos.


Cruz cátara


 Forma octogonal.

 
Nudo de Salomón.


Pila bautismal con cruz templaria. "Otra cruz de gran valor simbólico es la Cruz Patriarcal o “Lignum Crucis”. Cuando los caballeros del Temple eligen una cruz para sus relicarios no adoptan la cruz griega, la latina o la de influencia celta como sería lo natural, sino que toman un nuevo tipo de cruz, la de los cristianos de Oriente: la cruz patriarcal de doble brazo. Esa cruz, conocida en Francia como la Cruz de Lorena y en España denominada de Caravaca, será utilizad acomo distintivo personal de las altas jerarquías y como objeto de culto." (Xavier Musquera, Un viaje por la historia de los templarios en España, ed. Santos Rodriguez)