El call de Gerona





La Cábala 





La cábala se  originó en las comunidades judías del Languedoc y Provenza en el siglo XII. A comienzos del siglo siguiente los contactos de los estudiosos gerundenses con el cabalista provenzal Isaac el Ciego llevaron la Cábala a Girona.



El gran árbol cabalístico


“En esencia, la cábala (palabra que significa ‘recibir’) es un sistema de interpretación mística y alegórica de la Torá (que los cristianos llaman Pentateuco, y representa los primeros cinco libros de la Biblia cristiana), que busca en ese texto el significado del mundo y la «verdad». Pretende interpretar los sentidos ocultos de los cinco libros y en ellos busca la revelación. Puede entenderse de una manera metafísica, buscando la iluminación, o se puede entender como un medio a través del cual llegar a conocer la realidad que nos rodea. Cabalística es la afirmación de que «el conocimiento absoluto no tiene objeto sino que es un medio». Para los cabalistas, el lenguaje es creador y la Torá contiene todos los textos, todas las combinaciones que pueden darse para crear otros mundos y otras realidades. Los cabalistas entienden que el nombre de Dios está formado por todas las letras que componen el alfabeto y que éste, por tanto, tiene múltiples formas. Dios se sirvió de las letras para crear el universo a través de sus emanaciones o sefirot.” (1)

Se argumenta que las enseñanzas de la cábala fueron transmitidas por Dios a Adán, luego a Abraham y finalmente a Moisés.



La flor de la vida


“En la cábala artificial se prescriben determinadas reglas hermenéuticas para descifrar el sentido oculto de los textos de la Biblia (a los que se considera acompañados de un sentido recóndito). Se colocan verticalmente, unas encima de otras, las palabras de diferentes versículos de la Sagrada Escritura. Leyendo las letras verticalmente, resultan nuevas palabras. Las palabras se disponen en forma de cuadro para poder ser leídas verticalmente o en bustrófedon. Las palabras se juntan totalmente y se las separa de nuevo, etc.” (1)

“La Gematría es uno de los mecanismos de los que se vale la Cabala. La gematría considera el valor numérico de la palabra o palabras del texto, cuyo sentido se indaga, y que será el de otra palabra extraña cuyas letras sumen el mismo valor numérico. Así, en el Génesis XLIX, 10, se lee: «No se le quitara la vara de mando a Judá, ni (faltará) el legislador (la antorcha suprema) de entre los de su generación (descendencia) hasta que venga el Pacífico (Shiló Yabosh)». Para saber quién es el pacífico, los cabalistas suman los valores de número de las palabras hebreas «hasta que venga el Pacífico», que dan yod es igual a 10, bet es igual a 2, alef es igual a 1, shin es igual a 300, yod es igual a 10, lámed es igual a 30, he es igual a 5, total 358. Como que los valores de las letras que entran en la palabra מָשִׁיחַ (mashíaj, ‘mesías’) son igualmente 358, el pacífico será el Mesías.” (1)


Maqueta del call de la Gerona medieval


“En el método notaricón se juntan, a manera de acróstico, las letras iniciales o las finales de las palabras de una frase cuyo sentido quiere interpretarse para descubrirlo con la palabra resultante. Así, las palabras hebreas que corresponden a las tres primeras de las que dijo Abraham a Isaac en el acto de sacrificarle: «La víctima, hijo mío, la proveerá Dios» (Génesis, XXII, 8) empiezan por Alef, Yod, Lámed que unidas forman la voz ail (‘carnero’), y en efecto, el carnero se halla indicado en el versículo 13.

"El notaricón, por último, «lee entre líneas» reveladas las respuestas que el lenguaje divino mantiene ocultas para un lector no iniciado. Básicamente, se trata de tomar las iniciales de una serie de palabras, o las letras finales, y extraer de ahí nuevo material profético, «no-revelado» y preciso. Dado que en hebreo no se escriben los sonidos vocálicos, se puede obtener una considerable cantidad de palabras ocultas. Umberto Eco cita un ejemplo del Eclesiástico que pregunta: «¿Quién subirá por nosotros al reino de los cielos?». Tomando las letras iniciales y las finales de cada palabra, se obtiene la siguiente respuesta: «Los justos verán a Dios».” (1)

“En la técnica temurá, el nuevo sentido de una palabra sale transponiendo las letras de que se compone, o separándolas de manera que formen diferentes palabras; es decir, un procedimiento anagramático. Se ha hablado mucho de la numerología relacionada con la cábala. Cada letra como elemento creador tiene asignado un número, lo que confiere significados aún más crípticos a textos como la Torá o, en realidad, a cualquier otro.

“La temurá consiste en la permutación de letras al modo de un anagrama. Ya que en el hebreo escrito no hay vocales, de la lectura de una palabra como YHWH se sigue WHYH, HWYH, cada una con un posible significado simbólico concreto.” (1)



Notas

(1) Wikipedia