La Seu Vella de Lleida
El claustro
El claustro está adosado al templo de la catedral, lo que se debe a la estructura del terreno y la falta de espacio, pues es uno de los claustros más grandes de Europa. El claustro está abierto en su lado sur hacia la ciudad de Lleida, un caso poco habitual en las construcciones religiosas medievales.
Tiene planta trapezoidal, y no cuadrada como sería lo habitual según los cánones de la simbología católica. No obstante, no es extraño encontrar formas trapezoidales (los claustros de Sant Cugat del Vallés y de Girona, los ábside de Sant Quirze de Pedret de Berga o de Santa Coloma de Andorra), pues esta figura geométrica simboliza al bóvido (toro o vaca). En el panteón egipcio los dioses-toro y dioses-vaca están ampliamente representados: Apis (masculino), Hathor (femenina). Apis es un toro con el sol sobre su cabeza; es un dios de los ganados y las plantas que finalmente se convirtió en funerario, pues era el que llevaba a los muertos a la tumba. Su culto estaba muy extendido en el Imperio Romano. Hathor es una diosa 'madre de las madres' o 'señora de la vulva', relacionada con la fertilidad y el mundo femenino, aunque también alimenta a los muertos para que no sufran. El hombre ha considerado sagrados a algunos animales con cuernos desde la noche de los tiempos. Recordemos los bisontes de Altamira, los ciervos de la pintura levantina, el Cernunnos celta, el Pan griego, el Hathor y Apis egipcios. Son cultos a la Naturaleza y a la fertilidad… que continuaron con el Baphomet templario y con el culto al macho cabrío de las brujas y sus aquelarres. El cristianismo ha demonizado (nunca mejor dicho) a los dioses cornudos en la figura del demonio.
Abundan los animales enfrentados y las figuras que les sale la vegetación por la boca, a modo de los 'hombres verdes' celtas, que representan a las deidades creadoras del mundo.
A destacar la decoración en filigrana, una de las características del llamado "Taller de Lérida".
Los capiteles del claustro
Abundan los animales enfrentados y las figuras que les sale la vegetación por la boca, a modo de los 'hombres verdes' celtas, que representan a las deidades creadoras del mundo.
A destacar la decoración en filigrana, una de las características del llamado "Taller de Lérida".
En una capilla veremos la figura de un carnero, que simboliza a Aries.
Aries, en una de las capillas del claustro
Personajes y dragón burlón
Dragón burlón
Ave y dragón burlón
Animal y dragón burlón
Aries, en una de las capillas del claustro
Personajes y dragón burlón
Dragón burlón
Ave y dragón burlón
Animal y dragón burlón
Dragón alado, enroscado en forma de espiral
En la parte interior del claustro podemos observar varios rosetones a modo de mandala o rueda cósmica. En la parte occidental, un sello de Salomón: esta figura hexagonal -que aparece ya en la Prehistoria- la engendran dos triángulos opuestos que representan la unión de lo masculino (el triángulo que tiene su vértice arriba) y lo femenino (el triángulo que tiene su vértice abajo); simboliza el eterno proceso de muerte/resurrección. Este hexágono contiene a su vez otro más pequeño en su interior y está rodeado por un gran círculo con 9 circunferencias.
El claustro presenta 12 divisiones, lo que nos introduce de nuevo en la numerología. El 12 es la unión de la espiritual y lo terrenal, pues 3x4=12. Hay 12 signos zodiacales, son 12 los apóstoles de Cristo o los seguidores de Mitra, 12 los meses del año, etc.
EL campanario tiene planta octogonal con dos cuerpos de dimensiones diferentes. Su altura es de 60 metros.
Interior del claustro, con el rosetón central dividido en 8 partes
Interior del claustro
Interior del claustro, con el rosetón central dividido en 10 partes
Interior del claustro. Fachada occidental. Sello de Salomón
Detalle del sello de Salomón. EL rosetón está dividido en 9 partes
Debajo del sello de Salomón aparece esta escena de la Crucifixión
Las gárgolas protegen el claustro de los peligros del exterior
Otra gárgola. Al fondo, el campanario octogonal
Los alquerques
En el suelo del claustro podemos apreciar varios alquerques. Son juegos de entretenimiento, muy conocidos en la Edad Media, que tienen su origen en Egipto y que fueron traídos a España por los árabes.
La presencia de estos grabados nos revela que el claustro era también un lugar de juegos y distracción.
Fotos de los alquerques: www.turoseuvella.cat