El interior del templo
|
El ábside
Santiago Matamoros está representado en el altar mayor. Su festividad es el 25 de julio, un mes antes que San Bartolomé y un mes después de San Juan, en el solsticio de verano. Una leyenda relaciona a este santo con San Bartolomé de Ucero, pues se cuenta que Santiago, en las luchas contra los infieles musulmanes, apareció con su caballo, que dejó marcadas las huellas de sus pezuñas en una roca.
La constelaciones de Cáncer y Cefeo
En un lado de una ventana lateral, en el interior del ábside, aparece un grabado con las constelaciones de Cáncer y de Cefeo.
La constelación de Cáncer se la puede asociar al solsticio de verano, al igual que el pulpo de la fachada exterior. En la astrología antigua, en tiempos de los mesopotámicos, el sol estaba en Cáncer cuando se producía el solsticio de verano; actualmente ello sucede cuando el sol está en Géminis, debido al movimiento de precesión de la Tierra.
Las constelaciones de Cáncer y Ceceo, en el interior de un ventanal lateral |
Las constelaciones de Cáncer y Cefeo |
Capitel templario
Lo encontramos a la entrada a mano izquierda. Aparece la Cruz de Ocho Beatitudes dentro de un círculo con rombos y con varias cabezas de caballeros templarios.
Las cabezas aparecen sostenidas por una figura vertical, una especie de columna vertebral. Posiblemente sea una referencia al Kundalini hindú/budista: es la figura de la serpiente, que vive enroscada en el primer chakra y que, cuando se despierta, asciende por la columna vertebral llegando al cerebro y lleva a la persona a un nivel de conciencia superior; cuando llega este momento, se tiene control sobre la vida y la muerte. La serpiente es la emisora de la Diosa Madre, porque vive en el interior de la tierra, y se venera porque es eterna, pues cambia de piel cada año y nunca muere.
El capitel templario. Los personajes se sostienen sobre una figura que hace referencia al Kundalini hindú/budista |
Otra interpretación es la de Juan Eslava Galán, para quien estas figuras verticales son la representación de los “tabotat” etíopes, que simbolizan el Arca de la Alianza. Siguiendo este criterio, habría otro “tabot” representado en un canecillo del exterior.
La Cruz de Ocho Beatitudes oculta un alfabeto y un sistema numerológico que los templarios utilizaron en sus mensajes y códigos secretos. La de San Bartolomé de Ucero es el único caso en España en que se representa en bajorrelieve. El número 8 (que con el centro de la figura nos da el número 9) es el número templario por excelencia, como símbolo de plenitud y perfección, y también es muy importante en la cábala judía.
Los alquerques
Los llamados alquerques aparecen en la pared, en lugar de estar grabados en el suelo, como sería lo normal. Los alquerques eran dibujos geométricos que servían para desarrollar juegos sobre ellos (una especie de juegos de las damas, o del tres en raya…).
Está muy clara la similitud entre uno de los “alquerques” de San Bartolomé de Ucero y el grabado de la cárcel de Chinon, realizado por los dirigentes templarios presos tras la persecución del monarca de Francia. Ello nos indica que no estamos ante alquerques para el juego sino ante algún tipo de grabado que tendría una simbología muy concreta para los templarios. Por otra parte, en la Orden del Temple estaban prohibidos los juegos, con lo que hay que descartar que estos grabados tuviesen una finalidad lúdica.
Los llamados alquerques son idénticos a los grabados en Chinon (Francia) por los dirigentes templarios cuando estaban presos. |
La Capilla del Santo Cristo
Es la capilla de la derecha, mirando hacia el ábside. Destaca un Cristo del siglo XVI en cuyo retablo se reproducen escenas de la Pasión. Tales escenas, según cuenta Angel Almazán, se asocian a los ritos de los “carbonarios”, una de las sociedades secretas de inspiración templaria y masónica que en el siglo XIX participó muy activamente en los movimientos revolucionaros europeos.
La cosa no pasaría de una anécdota si no fuera por el hecho de que en 1821, Eusebio Campuzano, abad de San Bartolomé de Ucero, y otros religiosos fueron acusados de “carbonarios” por el obispo de Osma.
La Capilla de la Virgen de la Salud
Es la capilla del lado Norte. Una imagen de la Virgen del siglo XX preside el retablo de esta capilla. La talla primitiva románica era una virgen negra, como corresponde a la tradición templaria. El reemplazo de una talla por otra se debió a que el cura de Ucero consideró que la Virgen negra era “feucha” y por ello colocó una Virgen blanca.
El 24 de agosto tienen lugar la romería de San Bartolomé, pero que en realidad es la romería a la Virgen de la Salud. De hecho, es la imagen de la Virgen la que se saca en procesión.
Justo a la entrada a la capilla, en el suelo, una loseta contiene una cruz templaria. Se la conoce como la “piedra de los caballeros” por ser el lugar de iniciación en los ritos de la Orden del Temple. Es el punto energético más alto de todo el edificio.
Es creencia popular que cuando el sol incide en la loseta templaria en el solsticio de invierno, si una persona se coloca sobre ella queda curada de todos los males. Tampoco es casualidad que la advocación de la capilla sea a la “Virgen de la Salud”.
Tanto la loseta como el resto de la capilla están sobre una zona con abundante agua subterránea, que potencia el nivel energético del lugar. Es por ello que se crea una sensación de bienestar que es muy beneficiosa para la salud, tanto física como emocional, y si, además, ello se hace en momentos en que el sol incide sobre la loseta templaria, la persona que se coloque sobre ella llega a percibir en un efecto multiplicador de las energías tan positivas del sitio.
Por algún motivo que desconocemos, en siglos recientes se levantaron los suelos tanto del ábside como de esta capilla de la Virgen de la Salud y se colocaron varios niveles de sillares para que estuvieran a un nivel superior al que tuvieron originariamente. ¿Se buscaba atenuar los efectos de las energías positivas que emanan de esas dos zonas? ¿Había algún tipo de grabado en estos suelos que se ha querido ocultar? Por suerte, la loseta templaria fue respetada, seguramente porque era un lugar de devoción muy arraigado entre la población y no se atrevieron a tocarla.
Por algún motivo que desconocemos, en siglos recientes se levantaron los suelos tanto del ábside como de esta capilla de la Virgen de la Salud y se colocaron varios niveles de sillares para que estuvieran a un nivel superior al que tuvieron originariamente. ¿Se buscaba atenuar los efectos de las energías positivas que emanan de esas dos zonas? ¿Había algún tipo de grabado en estos suelos que se ha querido ocultar? Por suerte, la loseta templaria fue respetada, seguramente porque era un lugar de devoción muy arraigado entre la población y no se atrevieron a tocarla.
Debido a que la loseta templaria es el punto energético más elevado de todo el edificio (en un cruce de dos vetas de agua subterránea) y que sobre ella inciden los rayos del sol en el solsticio de invierno, es lógico pensar que esta zona sería la más sagrada para los templarios, donde realizarían sus ritos y ceremonias.
Dos tumbas de caballeros templarios se han encontrado, una en la capilla de La Virgen de la Salud y otra en la capilla de enfrente. Se ubicaban sobre cruces de líneas Harmann y líneas Curry adosadas a los muros.