Estella (Navarra)



Un poco de Historia


Estella nace como población hacia el 1090, al lado de un pequeño asentamiento llamado Lizarra, durante el reinado de Sancho Ramírez. Se trataba de crear un núcleo de población que atrajera a los comerciantes francos a residir en ella y convertirla en una etapa importante en el Camino de Santiago, fuente de prosperidad económica y de modernidad en aquella época. A tal fin, el monarca desvió la trayectoria que hasta entonces seguía el Camino de Santiago, haciéndolo pasar por Estella. El monarca concedió a esta localidad el mismo fuero que el de Jaca, que facilitaba la llegada de francos, aunque estableció que para que los navarros se establecieron en la ciudad se precisaba la autorización real.


San Pedro de la Rúa


Con posterioridad se fueron creando otros dos núcleos de población autóctona, con sus fueros similares al de Estella. En 1266 se fusionaron con el de Estella siendo ya una sola ciudad desde entonces.

El monarca en cuyo reinado nació Estella, Sancho Ramírez (1043-1094). fue rey de Aragón y Pamplona. Eran momentos de expansión de los territorios cristianos. Viajó a Roma para hacerse vasallo del Papa, con los que conseguía el reconocimiento de sus posesiones como reino independiente a cambio de introducir en España el rito romano sustituyendo al rito mozárabe. 

Su nombre castellano, Estella, hace referencia a las estrellas, pues la localidad se halla en el Camino de Santiago de Compostela (el campo de las estrellas). La estrella de ocho puntas es uno de los símbolos de la ciudad desde su fundación. El ocho más su centro, que hacen nueve, es símbolo de la perfección; los templos de los celtas eran octogonales, algunas iglesias templarias también lo son.

Su nombre en vasco, Lizarra, hace referencia un lugar donde hay fresnos: “lizar” (fresno) , “ara” (lugar). El fresno es un árbol sagrado en las culturas antiguas, como es el caso de los germanos con el árbol de Yggdrasil. Simboliza la inmortalidad y la fecundidad. Plinio y Dioscórides señalan que protege contra las serpientes.

El importante patrimonio monumental de Estella hace que sea llamada “la Toledo del Norte”: la iglesia de San Pedro de la Rúa, la iglesia de San Miguel y el Palacio de los Reyes de Navarra son sus muestras más emblemáticas.

El siglo XII Estella era “la capital del románico navarro”, en palabras de Julio Caro Baroja, lo que da idea de los edificios religiosos y civiles que se construyeron.


Palacio de los Reyes de Navarra. Al fondo, San Pedro de la Rúa


En el Codex Calixtinus (especie de guía de viajes del Camino de Santiago, siglo XII), se habla muy bien de Estella: "Fértil en buen pan y excelente vino, así como carne y pescado, y abastecida de todo tipo de bienes”; asimismo, tiene buenas referencias del río Ega, que baña la ciudad: "un río de agua dulce, sana y extraordinaria”. Los estellanos eran gente amable, como correspondía su origen francés (el autor del Codex Calixtinus, Aymeric Picaud era francés), pero los “bárbaros e impíos navarros” no salen muy bien parados: “el hombre y mujer navarros se muestran mutuamente sus vergüenzas mientras se calientan [al fuego de las chimeneas]. También usan los navarros a las bestias en impuros ayuntamientos. Pues se dice que el navarro cuelga un candado en las ancas de su mula y de su yegua, para que nadie se le acerque, sino él mismo. También besa lujuriosamente el sexo de la mujer y de la mula”.

Otro francés, el abad de Cluny alaba igualmente a la ciudad de Estella en 1141: "Hay en tierras de España con un famoso y noble castillo que por lo adecuado de su situación y fertilidad de las tierras próximas y por la numerosa población que lo habita, estimo que no en vano se llama Estella”.

En el siglo XIII la actividad comercial era de las más importantes de la España cristiana. Estella tenía tabla de cambios, un precedente de la banca, instrumento necesario cuando el comercio ha alcanzado un nivel considerable. Las tablas de cambio no se generalizaron hasta el siglo XV. Asimismo, Estella y su castillo era una plaza estratégica de primer orden en la zona fronteriza con Castilla. La población se ha calculado en 1,128 familias en 1264, la cifra más alta hasta el siglo XIX.

Estella contó con una importante judería. Un 10% de la población era de origen hebreo en el siglo XIII. En la Edad Media se conocía a Estella como la ciudad de los judíos, por la gran cantidad de hebreos que vivían en ella. La aljama estellesa contribuía a la monarquía navarra con 1,100 libras anuales, lo que representa casi un 30% del total de la recaudación del reino.

En el siglo XIV había hasta 6 hospitales de peregrinos, que se fusionaron en uno solo en 1524.


Iglesia de San Miguel


Pero es el siglo XIV cuando comienza su decadencia. Las guerras entre Navarra y Castilla -así como una guerra civil navarra a mediados del siglo XV- se sucedieron a lo largo de esta centuria y la siguiente. Las crisis desataron enfrentamientos (a veces mortales, como se deduce de una ordenanza, que establece que “quien mate que muera”) entre los sectores oligárquicos de la ciudad, que la hicieron difícilmente gobernable. Por si fuera poco, la crecida del río de 1475 provocó unas inundaciones que desvastaron el municipio, destrozando la mitad del mismo. Intentando reactivar su economía, el monarca navarro Carlos II dispuso algunas medidas fiscales en 1379, como liberar a los mercaderes estelleses de todas las cargas tributarias que se aplicaban en aquel entonces; con su sucesor, el clero debía pagar los mismos impuestos locales que el resto de habitantes (1396). Unos años más tarde, en 1405, se prohibía a las mujeres ricas ostentar sus joyas en público, pues se decía que “las excesivas galas de las dueñas y otras mujeres” eran lo que provocaba la pobreza. Por su resistencia frente a los ejércitos castellanos, los reyes navarros concedieron a Estella la supresión de los impuestos sobre la venta de pan y granos en 1465 y sobre la venta de productos en el mercado semanal de la plaza de San Juan en 1467. La población era la mitad de la que había en siglos anteriores.

También el siglo XIV es el de la persecución de los judíos. La judería de Estella era la tercera en importancia de Navarra, tras Pamplona y Tudela. Un primer pogrom se produjo en 1328, tras el que la comunidad judía ya no volvió a ser la misma. En 1345 contribuía con sólo 500 libras anuales a los impuestos navarros, menos de la mitad que unas décadas antes. En 1366 las familias judías eran 85, de los que un 25% era oficialmente pobre. Cuando se produjo la expulsión de los judíos en 1498, el número de familias era de unas 40.

La anexión de Navarra a Castilla data del siglo XVI, con Fernando el Católico. Estella fue conquistada en agosto de 1512, lo que provocaría la rebelión de los estellanos unos meses después. Un nuevo levantamiento popular se produjo en 1521, favorecido por el avance de un ejército navarro-francés que venía del norte. Tras esta guerra, Estella se levantó de nuevo contra los castellanos en 1547. A partir de estas fechas vino un periodo de paz que favoreció el desarrollo económico y el incremento del número de habitantes. La población era ya de 881 fuegos en la primera mitad del siglo XVI.

EN 1572 Felipe II ordenó la voladura del castillo, que se ubica por encima de la iglesia de San Pedro. Las piedras que cayeron destrozaron la mitad del claustro de la iglesia.

Al final de la Primera Guerra Carlista, en 1839, fueron fusilados en Estella los generales carlistas que no estaban de acuerdo con el Pacto de Vergara que ponía fina la contienda. Durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), Estella fue la capital de este movimiento.

Aquí vio la luz el llamado Estatuto de Estella el 14 de junio de 1931 a raíz de la asamblea de alcaldes vascos y navarros. Era la propuesta de estatuto de autonomía para el País Vasco y Navarra en la II República. Tras varias visicitudes, se aprobaría un estatuto de autonomía sólo para Euzkadi en 1932 y el de Navarra habría de esperar hasta 1936, aunque la guerra civil lo haría ya inviable. Al comienzo de la contienda 1936-1939 fue fusilado el alcalde de Estella, Fortunato Aguirre, destacado miembro del PNV, junto con una cincuentena de personas que habían defendido a la República.

En 1998 se firmó el llamado Pacto de Estella, por el que una serie de partidos y organizaciones vascas planteaban al negociación política con Madrid al modo de “Acuerdo del Viernes Santo” de Irlanda de ese año, con el fin de acabar con el terrorismo de ETA y conseguir la independencia de Euzkadi.