Catedral de Tortosa
El claustro y el Tesoro Catedralicio
- El claustro
El claustro es de los siglos XIII y XIV y tiene planta casi trapezoidal. Los capitales no tienen decoración excepto dos, que provienen del antiguo claustro románico: uno representa la entrada de Jesús a Jerusalén y visita a las tres Marías en el sepulcro, y el otro a Jesús delante de Pilatos y el Descendimiento de la Cruz.
El claustro gótico
En la Edad Media el consejo de la ciudad se reunía en las galerías del claustro antes de que se edificara el Ayuntamiento. Abundan las lápidas funerarias, que pertenecen la mayoría a canónigos de la catedral, de los siglos XIII a XIX.
Destaca en el lado sur un ventana con dos columnas con capiteles de época tardorromana o visigótica.
Hasta un total de 6 relojes de sol, posteriores al siglo XVI.
El claustro de la catedral de Tortosa es romboidal y no cuadrado. La ortodoxia católica nos explica que los claustros han de ser cuadrados porque representan los cuatro puntos cardinales, es decir, lo terreno.
La forma romboidal responde a otros criterios: representa a un bóvido y, por tanto, nos lleva a los cultos precristianos al toro o la vaca y que tienen su origen en los cultos a los animales cornudos: desde los bisontes de Altamira hace más de 20.000 años hasta los machos cabríos de las brujas medievales y de siglos recientes, pasando por los ciervos levantinos, el Apis y la Hathor egipcios, el Pan griego, el Cernunnos celta o el Baphomet templario.
Los católicos dirán que los claustros no cuadrados obedecen a las características del terreno, pero siempre sería posible construir un claustro con la forma geométrica que se desee haciéndolo encajar en el espacio disponible. Y lo curioso es que cuando los claustros no son cuadrados, son romboidales.
El claustro de la catedral de Tortosa es romboidal y no cuadrado. La ortodoxia católica nos explica que los claustros han de ser cuadrados porque representan los cuatro puntos cardinales, es decir, lo terreno.
La forma romboidal responde a otros criterios: representa a un bóvido y, por tanto, nos lleva a los cultos precristianos al toro o la vaca y que tienen su origen en los cultos a los animales cornudos: desde los bisontes de Altamira hace más de 20.000 años hasta los machos cabríos de las brujas medievales y de siglos recientes, pasando por los ciervos levantinos, el Apis y la Hathor egipcios, el Pan griego, el Cernunnos celta o el Baphomet templario.
Los católicos dirán que los claustros no cuadrados obedecen a las características del terreno, pero siempre sería posible construir un claustro con la forma geométrica que se desee haciéndolo encajar en el espacio disponible. Y lo curioso es que cuando los claustros no son cuadrados, son romboidales.
Dos trisqueles. Se trata de un símbolo celta que representa al sol. Sólo los druidas podían llevar este símbolo. "Según la cultura celta, el trisquel representa la evolución y el crecimiento. Representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución y el aprendizaje perpetuo. Entre los druidas simbolizaba el aprendizaje, y la trinidad Pasado, Presente y Futuro. (...) Como talismán, era utilizado para aliviar fiebres y curar heridas." (Wikipedia)
Capitel. Resto del claustro románico. Representa el desprendimiento de la Cruz, con María Magdalena en primer término.
Ventanal visigótico o tardorromano. Único vestigio del templo anterior a la llegada de los musulmanes.
Bajo este estos escudos se reunían las autoridades de Tortosa, antes de la construcción del Ayuntamiento
- El tesoro catedralicio
Recoge unas 200 piezas de varias épocas, destacando una lápida trilingüe (en latín, hebreo y griego), una arqueta árabe del siglo XII, el Misal de san Ruf d’Avinyó, del siglo XII, el Códice “Civitates Dei” de san Agustín, del siglo XIII, relacionado con el escritorio de Ripoll, entre otros objetos de gran valor.
Mosaicos árabes
Una relación más completa de la exposición sería la siguiente: “elementos de epigrafía romana, cristiana y árabe: lápidas romanas (s.I-II d.C.); lápida trilingüe con Crismón (s. VI-VII d.C.); lápida fundacional de los muelles portuarios árabes de Tortosa (944-945 d.C.); lápida conmemorativa de la construcción e inauguración de la catedral románica (1178). Tapiz de la Santa Cena, de origen o influencia flamenca (s.XV). Arqueta andalusí, antiguo relicario, de madera, borde dorado y bronce (s.XII). Ajuares episcopales de Jofre d’Avinyó y Arnau de Jardí (s.XII-XIII). Antipendio del Santo Entierro para el altar mayor de la catedral (s.XIV). Retablo de la Transfiguración, atribuido a Jaume Huguet (s. XV). Códices y pergaminos: de Arte poética, de Horacio (s.XI); Misal de sant Ruf, en pergamino, con cubiertas de cobre dorado y esmaltes de champlevé (s.XII); Breviario (s. XV); Biblia (s. XV); Pontifical romano (s. XIV), dotación de la iglesia de Tortosa por Ramón Berenguer IV (s. XII); determinación de los limites del obispado de Tortosa por Jaume I ( 1255); ‘Relieve de los caballeros’, alabastro (s.XII); Cristo del Palau (s. XV); Sillería del Coro, de Cristóbal de Salamanca, de roble de Navarra (1587-1593). Orfebrería: Custodia del Corpus (Eloi Camanyes y Agustí Roda, 1626-1638); busto relicario de santa Córdula (s. XIV); ángel custodio (s. XV); cruz de cristal de roca y plata (s. XV y XVII); Virgen de la Cinta (Francesc Via, 1705-1706)”. ((Visita a la Catedral de Santa Maria de Tortosa, Internet)
La estatua de San Roque, uno de los santos templarios, es de tiempos recientes.
Arqueta andalusí
Libros medievales
Retablo con María Magdalena en la parte inferior, llevando la torre que la identifica
"Relieve de los Caballeros ¿del Temple?"
Lápida trilingüe (en latín, hebreo y griego)
