Románico de Tierra de Cameros (La Rioja)



Albelda de Iregua, ermita de la Santa Fe


Un poco de Historia: población de origen árabe

El nombre de Albelda parece que proviene del árabe, significando “la Blanca”. Fue fundada por Musa, de la familia de los Banu Qasi, en el siglo IX, según el Cronicón Albeldense. Los Banu Qasi eran un linaje de origen visigodo (de un noble llamado Casio; así, los Banu Qasi serían “los hijos de Casio”), convertido al Islam, que dominó el valle medio del Ebro entre los siglos VIII y X. Hay evidencias de un poblamiento anterior, de época visigótica, en la partida de “Las Tapias”, a un kilómetro de Albelda.

Conquistada por los cristianos en el 923, a unas pocas décadas de su fundación, se edificó el Monasterio de San Martín, que jugó un papel esencial en la repoblación de la zona y en la reconstrucción de Albelda. A finales del siglo X contaba este monasterio con 200 monjes.


La ermita de la Santa Fe


Estas eran tierras de frontera, en continua disputa entre cristianos y musulmanes. Ya en tiempos del rey asturiano Ordoño I (850-866), se había producido la batalla del Monte Laturce (859), cerca de Clavijo, que acabó con la victoria cristiana y la destrucción de la población de Albelda. Los musulmanes estaban acaudillados por Muza, el personaje más importante de la saga de los Banu Qasi, que llegó a autodenominarse “el tercer rey de España”. Unos años antes había tenido lugar otra batalla, que se decantó de lado árabe, como cuenta el cronista Ibn Haiyan: "en este año (237 de la héjira: 5 de julio del 851 al 25 de junio del 852) ocurrió la batalla de al-Bayda entre los musulmanes y los infieles al-Ya-lasqiyyin. El primer día del encuentro fue desfavorable para los musulmanes, de los que hallaron el martirio no pocos, y ese mismo día Muza ibn Muza recibió 35 lanzadas que traspasaron las mallas de su lóriga. Pero el segundo día los musulmanes rechazaron el ataque, yendo en vanguardia Muza ibn Muza, que, a pesar de sus heridas, encendió el ánimo de sus tropas y prestó los mejores servicios. Los Yalasqiyyin, enemigos de Dios, sufrieron la peor derrota, y la tierra quedó cubierta de sus cadáveres".

Estas tierras se repoblaron con gentes provinentes de las comarcas de las actuales Álava y Navarra. Se mantuvieron las técnicas de riego árabes. El Monasterio de San Martín era el propietario de grandes dominios (los monarcas navarros le hicieron muchas donaciones), de pastos y molinos. Había tres molinos en las proximidades del monasterio.

En 1063 el obispo de Nájera concedió a Albelda la Carta Puebla. La villa entonces se conocía como Longares. Las cartas pueblas otorgaban una serie de derechos a las poblaciones y de esta forma se facilitaba la repoblación de los territorios conquistados a los musulmanes. En 1205 el obispo de Calahorra fijó el nombre del lugar definitivamente como Albelda. Alfonso X el Sabio (1221-1284) compró Albelda y otros lugares de la zona, pero, a su muerte, estos dominios regresaron a poder de la Iglesia y los nobles.




La Batalla de Clavijo, para no pagar el tributo de las cien doncellas

En estas tierras tuvo lugar la mítica batalla de Clavijo. Se data en el 859 o 860, aunque otras dataciones la sitúan en el 844. El desencadenante fue la negativa de Ramiro I de Asturias de hacer efectivo el tributo anual de las cien doncellas a las autoridades cordobesas. La victoria fue posible gracias a la intervención del apóstol Santiago, que apareció en el campo de batalla sobre un caballo blanco. A partir de este momento, el santo fue conocido como Santiago Matamoros. Simbolizaba la intervención divina en la lucha contra el Islam, y, por consiguiente, la seguridad en la victoria final. La guerra, para los cristianos, se convertía en una guerra santa.

Esta batalla nunca se produjo, aunque siempre se ha considerado, hasta el siglo XVIII, como una de las batallas más decisivas de la Reconquista. En realidad, es la mitificación de la batalla de Albelda (Monte Laturce) del 859.


Plano de la ermita de la Santa Fe (fuente: cartel informativo)




Palazuelos es la localidad originaria de la ermita de Santa Fe

La villa de Palazuelos estuvo situada cerca del castillo de Clavijo, en el llamado “Campo de la Matanza” (seguramente como recuerdo de los terribles combates que tuvieron lugar entre cristianos y musulmanes en aquellos siglos). Se conoce ya en el siglo XII, en un documento de Alfonso VIII de 1189 que habla del “concejo de Palaciolos, villa que el rey tenía en el término de Clavijo”, pero posiblemente es anterior. A mediados del siglo XIV se había abandonado debido a la epidemia de peste de aquellas fechas que asoló a toda Europa.

Tras la desaparición de Palazuelos, sus tierras y posesiones se repartieron entre Albelda y Clavijo. Los litigios entre ambas poblaciones fueron continuos a partir de entonces. Se conoce un arbitraje en 1570 que trata de aclarar los límites de unos y otros y dónde podían pastar los ganados respectivos.




La leyenda de las hermanas Leticia y Esperanza

Leticia y Esperanza era dos hermanas de la villa de Palazuelos. La peste llegó a liquidar a toda la población de este pueblo, quedando vivas únicamente las dos hermanas y su padre. Cuando éste iba a morir, le dio a Leticia la llave que simbolizaba el control sobre Palazuelos. A su vez, Leticia, cuando llegó su hora, le entregó la llave a Esperanza y le dijo que cuando ya no se valiera por ella misma que fuera a Albelda y le diese la llave al alcalde de la localidad.

Así lo hizo, y le puso al alcalde la condición de que cada año, el día de San Marcos (25 de abril) los albeldenses tenían que ir en romería a la ermita de Santa Fe de Palazuelos. De este forma, Albelda mantendría su autoridad sobre la Palazuelos y su ermita.

Ha quedado la tradición de que la ermita de Santa Fe se mantendrá dentro de Albelda mientras sus habitantes hagan la romería cada año el 25 de abril. Si un año no lo hicieren, la ermita pasaría a depender de la vecina localidad de Clavijo.

Vista de Albelda de Iregua

Albelda de Iregua (foto: Wikipedia)



La Crónica Albeldense, primera vez en Europa que se representan los números “arábigos”

El copista Vigila, en el año 976, elaboró el Códice Albeldelse y el Codex Vigilanus. Por primera vez en Europa aparecen representados los números del 1 al 9, que, junto con el 0, constituyen la “numeración arábiga” que sustituyó a los caracteres romanos y que seguimos utilizando hoy.

El Códice Albeldense está escrito en letra visigótica. Se conserva en el Palacio de El Escorial. Una copia del Códice Albeldense se puede ver en el ayuntamiento de la localidad. El Códice contiene textos de la legislación civil y eclesiástica de la época y del Fuero Juzgo, que fue el código civil de los visigodos, vigente hasta el siglo XIII. Además, incluye datos históricos (Roma, visigodos, reyes asturianos…) y datos geográficos. Completan la obra 82 miniaturas de ciudades y personajes.


Imagen del Códice Albeldense (foto: turismo-prerromanico.com)





La ermita de Santa Fe es lo único que queda del desaparecido pueblo de Palazuelos.

EL cartel informativo dice lo siguiente: “Edificio románico del siglo XIII, formado por una nave de tres tramos cubiertos con bóvedas de cañón apuntadas y cabecera rectangular, rematada en hemiciclo con bóveda de horno. El último tramo de la nave se encuentra hundido. La ermita tiene dos portadas enfrentadas en el segundo tramo; ambas formadas por dos arquivoltas de medio punto. El presbiterio se cierra con un muro, que soporta una espadaña de cuatro vanos arqueados.

“La romería se celebra el 25 de abril y en ella los vecinos de Clavijo y Albelda se reúnen para compartir el reparto de chocolate, chorizo asado y pan”.

La orientación del templo es de 71 grados, que está cercana a la salida del sol en el solsticio de verano y a la llamada “onda de Isis”, que corresponde a la posición más espiritual del ser humano.