Las iglesias del Serrablo, Huesca


Un poco de Historia

Las “iglesias del Serrablo” es el nombre que se le da a un conjunto de iglesias construidas entre mediados del siglo X y el XI, en una zona del curso alto del Gállego, en la provincia de Huesca. También se las denomina como iglesias del “círculo larredense”, pues es el templo de San Pedro de Lárrede su ejemplo más destacado y de donde sacan su inspiración el resto. Son un total de unas 18 iglesias: Lárrede, Oliván, Busa, Orós Bajo, Gavín, Isún de Basa, Susín, Satué, Cartirana, Lasieso, Otal, Espierre, Basarán, Yésero, Lasieso, Arto, Ordovés y Rasal.


Iglesia de San Juan de Busa, con su característico ábside que semeja una nave


Existen dos opiniones diferentes para explicar las características de las “iglesias del Serrablo”. Para algunos investigadores, son templos mozárabes (cristianos provinentes de territorio musulmán que fueron a vivir a los reinos cristianos y que llevaban con ellos una tradición cultural andalusí muy marcada), debido a los rasgos árabes de estos edificios. Otros investigadores mantienen que, aparte de la influencia árabe, estamos ante un románico primitivo o protorrománico aragonés, con influencias del románico lombardo y conviviendo con el mismo. El románico lombardo tuvo una influencia decisiva en los condados catalanes y en las tierras aragonesas.

Es un conjunto de iglesias con una gran homogeneidad constructiva. Su originalidad las hace diferentes a todo el  románico español. Estas son zonas apartadas de difícil acceso lo que, junto con las influencias musulmanas, carolingias y visigodas, hará que se construya un tipo de iglesias único en el panorama artístico y religioso de la España de la época. Son templos de nave única, tejado de madera a dos aguas y ábside semicircular. En algún caso, el ábside es cuadrangular siguiendo una influencia visigótica. El ábside presenta arcos ciegos apeados sobre lesenas de influencia carolingia y friso de baquetones. La función del friso, además de decorativa, es de aligerar el peso del edificio. La cornisa puede tener rasgos árabes. Carecen de  elementos escultóricos (canecillos, capiteles). El número de arcos ciegos sobre lesenas puede ser de cinco o de siete. Y aquí hemos de hablar de numerología.


Iglesia de San Juan de Busa. La ventana trífora, con tres pequeños arcos de herradura, vista desde el interior. Esta ventana es el anagrama de la Asociación Amigos del Serrablo. 


El cinco es un número que tiene un gran significado en muchos sistemas de creencias. Es el quinto elemento que relaciona los otros cuatro (agua, aire, tierra y fuego) en los Upanishad védicos, lo que da razón de ser a la que existe. Los alquimistas hablan de la "quintaesencia de la Gran Obra". El pentáculo o estrella de cinco puntas es el símbolos de los constructores medievales y así pasaría alas sociedades masónicas hata nuestros días. La mano con cinco dedos, los cinco elementos del mazdeísmo tomados de los Upanishad védicos, es un símbolo cátaro. Lo mismo que la "mano de Fátima" entre los musulmanes tiene el poder de un talismán.

El número 7 simboliza la perfección. Dios creó el mundo en 7 días, los 7 pecados capitales, los 7 dolores y gozos de la Virgen, los 7 sacramentos, etc. Muy presente en el Apocalipsis: las 7 iglesias de Asia, las 7 trompetas, los 7 cuernos, los 7 cielos, etc. Salomón dice que la sabiduría reside en una casa que se sostiene sobre 7 columnas, evocación de las 7 dimensiones de lo celeste o lo inferior...



La torre de la iglesia de Gavín y su magnífico campanario. La iglesia se construyó en pleno dominio musulmán.


Las torres-campanario son otra de las características que identifican a las “iglesias del Serrablo”. Recuerdan a los minaretes islámicos. Algunos investigadores relacionan estas torres-campanario con los minaretes sirios y, en concreto, el de Al-Omaira.

Las puertas y las ventanas suelen estar en la fachada sur, que así quedan mejor resguardadas de los fríos del norte. Tienen forma de herradura o falsa herradura, con una influencia musulmana muy evidente.



La iglesia de San Martín de Oliván es del siglo X.


En general, se admiten cuatro etapas constructivas: 

Hay un “primer mozárabe” en torno al 950, en los comienzos de cristianización de la zona, Son iglesias de nave única y ábside rectangular de influencia visigoda y sin alfiz (moldura que rodea la parte exterior de un arco). Pertenecen a este grupo las iglesias de San Bartolomé de Gavín y de San Juan y Santa María de Espierre.

Un “segundo mozárabe” lo situamos en la segunda mitad del siglo X, con la conquista cristiana. Tenemos entonces el arco de herradura, el alfiz, los arcos ciegos sobre lesenas y las torres. Pertenecen a este grupo las iglesias de Lárrede, Busa, Otal, Basarán, Rasal y Gavín. 

Un “tercer mozárabe” correspondería al primer cuarto del siglo XI. La influencia lombarda, provinente de los condados catalanes, se hace sentir. Han desaparecido el arco de herradura y el alfiz. Pertenecen a este grupo las iglesias de Lasieso, Orós Bajo, Satué, Ordovés e Isún. Es la época en que Sancho III el Mayor de Pamplona conquista el norte de la provincia de Huesca y mantuvo estrechas relaciones con el abad Oliva, obispo de Vic.

Un “cuarto mozárabe” correspondería a un “mozárabe lombardo” y se situaría en el segundo cuarto del siglo XI.  Mantiene el friso de baquetones pero decora los muros exteriores con los arcos lombardos. Pertenecen a este grupo las iglesias de Banaguás y Lerés.



Interior de la iglesia de Orós Bajo. Una calzada romana pasaba por este pueblo.


* * * 
Los musulmanes llegaron a dominar el llamado distrito rural de Yilliq (Gállego). Nos quedan atalayas árabes en la zona. Los habitantes de estos valles tenían que pagar tributos a los musulmanes. La islamización de los Pirineos fue mucho más débil que en las tierras en torno a Huesca o en el valle del Ebro, donde las zonas agrarias eran mucho más ricas.

El condado de Aragón se fundó en el 830 en el valle de Hecho. Estaba ligado a la corte carolingia, pero en épocas tuvo una fuerte dependencia de los musulmanes de Huesca y, finalmente, del Reino de Pamplona. “Reinando nuestro señor el emperador Ludovico” (Luis I, monarca carolingio), dice un documento del 833 del conde Galindo I, o la petición a los monjes de Siresa para que recen “por la salvación de nuestro señor el rey Carlos y su nación” (Carlos el Calvo, monarca carolingio), de la misma época y también del conde Galindo I, son muestras de la dependencia carolingia.

Otro condado, el de  Ribagorza dependió de los condes de Tolosa. El condado de Sobrarbe pertenecía al área de influencia islamista. En el siglo XI los condados de Aragón, Ribagorza y Sobrarbe se unieron y de ahí nacería el Reino de Aragón.



Pintura de la iglesia de Rasal. La iglesia es lo que queda de un pueblo que desapareció en el siglo XVI.


La conquista cristiana tuvo sus inicios con el conde Galindo Aznárez II en los primeras décadas del siglo X. Este fue un personaje muy importante en su época en la zona pirenaica oscense. Consiguió un cambio de dinastía en el Reino de Navarra, más favorable a los intereses aragoneses.

A partir del 950 muchos cristianos procedentes de la zona musulmana de Huesca pasaron a residir en el Serrablo. Se levantaron muchas iglesias y monasterios y se dejó sentir la influencia cultural islamista que aportaban estas gentes.

Estas tierras siguieron con el rito mozárabe hasta 1071. Sancho Ramírez impuso el ritual romano, contra la voluntad manifiesta de los serrablenses. El monarca aragonés había viajado a Roma para convertir al Reino de Aragón en un feudo papal; a cambio, debía instaurar el rito romano que se estaba implantando en toda Europa, liquidar el rito mozárabe, propiciar la reforma clunicense y la gregoriana, que intentaban poner orden en la Iglesia, además de pagar a Roma un importante tributo anual. El objetivo era consolidar el Reino de Aragón, buscando el apoyo del papa Alejandro II. Fue San Juan de la Peña el primer monasterio en toda España que aceptó el rito romano. Pero hubo una gran oposición. Uno de los que dirigieron la defensa del rito mozárabe fue el abad Banzo, que estaba al frente del monasterio de San Andrés de Fanlo entre 1035 y 1071. Era un hombre de un gran prestigio y buen gestor económico del su monasterio. Tenía una relación excelente con Sancho Ramírez y había participado al lado del monarca aragonés en la conquista de Alquézar. En 1071 fue apartado de su cargo al frente del monasterio de San Andrés de Fanlo y trasladado al de San Juan de la Peña, ya reconvertido al rito romano.



Ábside de la iglesia de Satué, uno de los ejemplos más puros y mejores del llamado “círculo larredense."


Sancho Ramírez (1043-1094) fue uno de los grandes monarcas hispanos de su época. Rey de Aragón y también de Pamplona (1076-1094). Potenció a la ciudad de Jaca como capital de su reino, dotándola del “Fuero de Jaca” y de su magnífica catedral, lo que atrajo mucha población, especialmente del otro lado de los Pirineos.