La alquimia en la Antigüedad
La alquimia en el Imperio Romano
Además de Alejandría, las prácticas alquímicas continuaron bajo el Imperio Romano, aunque la información es escasa, pues muchos documentos se han perdido. Así lo atestigua el poeta Manilio: "empleando el fuego se pueden sondear las minas tenebrosas, calcinar los filones escondidos en la tierra y, mediante ciertos procedimientos, reemplazar la materia, fabricando ya oro ya plata". Igualmente, Plinio relata que el emperador Calígula, interesado por la alquimia, consiguió transformar oropimente en oro; no obstante, el resultado no compensaba económicamente en gasto en la materia prima que se había empleado.
Los conocimientos alquímicos en el Imperio Romano fueron tomados de Grecia, como tantas otras cosas (dioses, filosofía, arte...).
El gnosticismo
El gnosticismo abarca una serie de corrientes filosófico-religiosas que nacieron bajo el Imperio Romano y en contacto con las primeras manifestaciones de la religión cristiana durante los tres primeros siglos de nuestra era. El gnosticismo mantiene que el ser humano no se salva por la fe sino que "se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe" (Wikipedia). La gnosis es la búsqueda de la naturaleza divina en el ser humano, más allá de las limitaciones de nuestra existencia puramente física. Es el conocimiento espiritual interior del ser humano, más allá de la fe y del sistema de creencias de una religión. El oro espiritual o rayo de luz divino es el que devuelve la salud al cuerpo enfermo. Hay que pasar por las siete esferas planetarias del Cosmos, tal como lo concibe Ptolomeo. La esfera más externa es la de Saturno, "la sucia vestidura del alma", que equivale al plomo. Sobrepasar esta esfera implica la muerte y putrefacción de la materia. El alma atraviesa las esferas de Júpiter (cinc), Marte (hierro), Venus (cobre), Mercurio (mercurio) y finalmente llega al Sol (oro).
Los conocimientos alquímicos en el Imperio Romano fueron tomados de Grecia, como tantas otras cosas (dioses, filosofía, arte...).
Justiniano, en el siglo VI, expulsó del Imperio Romano a todos los intelectuales de Atenas, entre ellos muchos gnósticos. Estos se refugiaron en Persia, que se convirtió entonces en el centro de la investigación alquímica. En el 636 los árabes conquistaron Persia y entraron en contacto con estos conocimientos. Así nació la alquimia musulmana.