Románico de la Sierra de Aralar


San Miguel de Aralar


Esta es zona habitada desde milenios. Se conserva un número considerable de dólmenes: 44 en Navarra y 17 en la provincia de Guipúzcoa.

El monasterio de San Miguel de Aralar data del 1032, en tiempos de Sancho García III de Pamplona. En 1074 Sancho Garcés IV consagró las propiedades del monasterio. Los monarcas sucesivos irán haciendo nuevas donaciones y privilegios, convirtiendo a este cenobio en uno de los más poderosos de Navarra durante toda la Edad Media. Con García Ramírez (1134-1150) se hizo una importante ampliación: construcción de los tramos finales del templo y reconstrucción de ábsides y bóvedas. Estas obras dieron lugar a una nueva consagración en 1143.

El monasterio de San Miguel de Aralar data del 1032, en tiempos de Sancho García III de Pamplona.


Seguramente en el siglo IX debió existir un templo prerrománico. Un incendio en el siglo X destruyó el edificio, que hubo de ser reconstruido dando lugar al que hoy contemplamos. En los primeros tiempos del monasterio, estuvo ligado a Santa María de Zamartze, hasta que se vinculó directamente a la catedral de Pamplona.

San Miguel es un santo muy importante en los territorios de habla euskera. A partir del siglo X, el culto a San Miguel fue promocionado por los monarcas de Pamplona como una señal de identidad.

San Miguel es un santo muy importante en los territorios de habla euskera.

Cartel informativo: "La imagen de San Miguel es un relicario del siglo XVIII de plata semidorada, que cuenta en su interior con una talla de madera, que según la leyenda fue depositada en este lugar por el Arcángel San Miguel cuando acudió en auxilio de Teodosio Goñi".




La iglesia

San Miguel de Aralar es también conocido como San Miguel in Excelsis, indicando su construcción "en lo más alto", condición que corresponde normalmente a los edificios religiosos advocados a este santo.

La iglesia es de tres naves y tres ábsides semicirculares, siendo la central poligonal en el exterior.

La portada sur contiene capiteles con motivos vegetales y bestiario medieval, entre el que destaca un "green-man".  Los "green-men" (hombres verdes) son una alegoría de la creación de mundo, pues de su boca surge la naturaleza.

Interior de la iglesia


En el interior encontraremos un pequeño santuario en el lugar en que se dice que se apareció San Miguel.



El retablo del altar mayor data de tiempos de Sancho VI el Sabio, finales del siglo XII. Representa a la Virgen y el Niño, los evangelistas, los apóstoles, los reyes magos, la Anunciación y san José. Parece ser que fue un regalo de boda de Ricardo Corazón de León para su futura esposa Berenguela de Navarra.

El retablo de los esmaltes 

El retablo de los esmaltes. Detalle

El retablo de los esmaltes. La Virgen y el Niño


Cartel informativo: "La planta del santuario cuenta con tres naves, divididas en cuatro tramos, de estilo románico de finales del siglo XII. En el interior se encuentra una pequeña capilla, en el tercer tramo de la nave mayor y cubierta a dos aguas, de origen posterior".



Leyendas

La tradición dice que San Miguel de Aralar es el lugar adonde van los matrimonios que quieren tener descendencia. La mujer se colocaba sobre una roca, hoy desaparecida, para oír la misa y de esta forma aseguraba su embarazo.

En el lado derecho del altar de la capilla central, un orificio comunica -según se cree- con la sima de la montaña. Si se introduce la cabeza en el agujero y se reza un credo, desaparecen los dolores de cabeza. Esta es una práctica que se repite en otras ermitas de estas comarcas.

Unos trozos de cadena cuelgan en una puerta de la capilla central. Se dice que pertenecieron a Teodosio de Goñi. Dado tres vueltas alrededor de la cadena se curan los dolores de cabeza.

Unos trozos de cadena cuelgan en una puerta de la capilla central, a la izquierda. Se dice que pertenecieron a Teodosio de Goñi.


Teodosio de Goñi es un personaje que existió realmente, pero en torno al cual se levantó la leyenda de la fundación de San Miguel de Aralar. Era original del valle de Goñi, y vivió entre finales del siglo VII y comienzos del VIII, anterior a los reyes de Pamplona. Era el jefe (buruzagi) de la comarca. Hubo de abandonar su casa para dedicarse a luchar contra los musulmanes. En su ausencia, su mujer cedió la habitación señorial a los padres de Teodosio. A su vuelta, el diablo, disfrazado de Basajaun (señor de los bosques) le hizo creer que su mujer le engañaba con un criado. Enfurecido, entró en su alcoba y apuñaló a las dos personas que dormían en ella: eran sus padres. Al salir de la casa, se encontró con su esposa que venía de oír misa y entonces se dio cuenta de todo lo sucedido. Entonces, fue a Pamplona a pedir la absolución al obispo, pero éste le pidió que fuera a Roma pues sólo allí podía ser perdonado de tan horrible pecado. Allí fue absuelto, pero el Papa le condenó a llevar unas cadenas y a deambular por la sierra de Aralar hasta el día en que milagrosamente se le desprendieran, siendo ello la señal del perdón divino.

Una noche, con una gran tormenta, se encontró con un terrible dragón (herensuge) que vivía en una de las cuevas del monte Aralar. Para aplacar su furia, los pastores y vecinos de la zona ofrecían a la bestia una persona al año para ser devorada por la bestia. Teodosio se puso en el lugar de la víctima, para salvar la vida de aquel campesino. Cuando apareció el dragón, Teodosio invocó a san Miguel exclamando "¡San Miguel me valga". En ese momento apareció el santo con un cruz sobre su cabeza y venció y mató al dragón. Teodosio quedó libre de sus cadenas y de esta forma consiguió el perdón de Dios. En agradecimiento, Teodosio y su esposa levantaron el santuario de San Miguel de Aralar.

También está relacionado San Miguel de Aralar con las hazañas de Roldán.

Cartel informativo: "Cuenta la leyenda que el santuario fue erigido en este lugar en agradecimiento a la intercesión del Arcángel San Miguel en favor de Teodosio de Goñi.

"El relato comienza cuando a Teodosio, en su camino de vuelta a las Cruzadas, se le aparece un diablo disfrazado de ermitaño y le comunica que su mujer le había estado engañando con un criado. Al llegar a casa, cegado por los celos, atravesó con su espada a la pareja que yacía en su cama, sin percatarse de que eran sus propios padres. Como penitencia, el Papa le condenó a caminar por los montes cargando una cruz y atado con unas cadenas, hasta que éstas se rompieran. Vagando por la Sierra de Aralar, un día se le apareció un dragón y Teodosio invocó a San Miguel, que mató a la bestia y lo liberó de sus cadenas. Es por ello que, en agradecimiento, se erigió el santuario y en su interior puede verse las cadenas, donde se practica el rito de paso de tres veces bajo ellas, como señal de buen augurio."