Las Cinco Villas, Zaragoza


Ejea de los Caballeros, iglesia de San Salvador

Un poco de Historia: una localidad conquistada por Alfonso I el Batallador


Se conocen asentamientos celtibéricos en la zona, cuando era conocida como "Sekia". Los romanos la nombraron “Segiam” o "Setia", de donde proviene el nombre de ‘Ejea’; varias calzadas llevaban a otras ciudades como Cesaraugusta (Zaragoza) y Pompaelo (Pamplona). Los musulmanes también se establecieron en la comarca y desarrollaron su agricultura a un gran nivel, siendo  una de las localidades más sobresalientes de los Banu Qasi. Buena parte del casco antigua data de la época islámica. Además, Ejea tuvo una judería muy importante.

La familia de los Banu Qasi dominó el valle medio del Ebro entre los siglos VIII y X. Descendían de un noble visigodo llamado Casio (de ahí el nombre de Banu Qasi, hijos de Casio) que se convirtió al Islam con la conquista musulmana de la Península. A partir del siglo IX tuvieron a Zaragoza como su capital. Durante este siglo mantuvieron buenas relaciones con los cristianos del norte, lo que se favoreció por una política matrimonial (casamiento de dos hijas de los reyes de Pamplona con los Banu Qasi) y les permitió distanciarse de Córdoba para tener mayor independencia. No obstante, a mediados de siglo también se enfrentan a los cristianos; es el tiempo de Musa ben Musa, con el que el poder de los Banu Qasi alcanzó sus más elevadas cuotas. Musa ben Musa se hacía llamar "el tercer rey de España". A su muerte, el califa de Córdoba favoreció a otros linajes musulmanes de la zona, como los tuyibíes,  que derrotaron y desplazaron a los Banu Qasi de esta zona del Ebro.

Cartel informativo del castillo de Uncastillo: "Al producirse el avance islámico hacia el norte de la Península Ibérica, los pobladores de las futuras Cinco Villas se rindieron sin gran resistencia a los ejércitos musulmanes. Los nuevos moradores se asentaron preferentemente en el llano, en ciudades como la próspera Ejea, mientras que en la zona lindante con los territorios cristianos septentrionales, más montañosa, dispusieron enclaves militares como Uncastillo, Luesia, Sos o Sibirana, conformando la denominada línea fronteriza de la Marca Superior.

"Durante el siglo X la dinastía cristiana asentada en Pamplona inició su expansión territorial mediante la ocupación de esas plazas musulmanas. El primer monarca pamplonés, Sancho I Garcés (905-925), formó un cordón defensivo en las tierras de los ríos Arba y Onsella tras la anexión, primero, del castillo de Luesia y, más adelante, los de Uncastillo, Lobera, Sos, Ruesta, Biel, Agüero y Murillo.

"Estas fortificaciones se asentaban en elevaciones estratégicas sobre las que se erigían estructuras defensivas lígneas que, con el paso del tiempo, fueron sustituidas por otras construidas en piedra. Disponían de excelentes condiciones para la vigilancia, así como de una red de comunicación visual entre ellas. En algunas se han encontrado enterramientos antropomorfos excavados en la roca.

"A pesar de la recuperación política y militar de Al-Andalus en el siglo X, la situación perduró en lo esencial hasta el reinado de Sancho III el Mayor (1004-1035), que será decisivo para la configuración de los reinos cristianos en la Edad Media. Ataques e incursiones se sucedieron por parte de los dos ejércitos, como la llevada a cabo por García Sánchez II (994-1004), que motivó que Almanzor, en represalia, mandara decapitar en Córdoba a cincuenta caballeros de Uncastillo capturados y retenidos como rehenes años antes.

"A la muerte de Sancho III el Mayor, Ramiro I (1035-1064) se convirtió en el primer monarca del Reino de Aragón. Más tarde, arrebató a su hermano García, rey de Pamplona, en valle de Onsella, con Sos, Petilla, Uncastillo, Luesia, Biel, Cacabiello y Agüero. Tras el fallecimiento de otro de sus hermanos, Gonzalo, recibió los territorios de Sobrarbre y Ribagorza. Y de su sobrino, Sancho de Navarra, obtuvo la ribera del río Aragón, desde Sangüesa hasta Ruesta. Para defenderse tanto de musulmanes como de navarros levantó nuevas fortalezas en plazas como Sos, Uncastillo, Sibirana, Castelmanco y Marcuello.

"Con su hijo Sancho Ramírez (1063-1094) comenzaron las grandes conquistas aragonesas. Se ampliaron los baluartes que vigilaban los accesos a los valles, como Luesia, Sibirana y Biel, y en torno a ellos comenzaron a surgir núcleos de población a medida que se pacificó el territorio."

Finalmente, Ejea fue conquistada para los cristianos por Alfonso I el Batallador en 1105 y pasó a ser una de las villas más destacadas del Reino de Aragón, con su carta puebla y privilegios. Fue sede de las Cortes aragonesas en varias ocasiones. En las Cortes de 1265, celebradas en Ejea de los Caballeros, nació una de las figuras jurídicas más importantes del ordenamiento de Aragón: el Justicia.

La iglesia de San Salvador fue consagrada en 1222 por el obispo de Zaragoza Jimeno de Luna.

Mapa de las conquistas de Alfonso I. En naranja, las conquistas a los musulmanes, en verde oscuro territorios del Reino de Pamplona recuperados de Castilla, en amarillo oscuro zonas de frontera repobladas.
(Foto: Wikipedia)

Alfonso I el Batallador (1073-1134) realizó una gran labor de expansión del Reino de Aragón y Pamplona hacia el sur. Participó en la toma de Huesca y conquistó Zaragoza. Por su matrimonio con Urraca de León fue durante un tiempo «emperador de todas las Españas», pero el matrimonio duró poco tiempo. A su muerte, dejó sus posesiones a las órdenes militares, entre ellas a la de los templarios, aunque los nobles no aceptaron el testamento y nombraron monarca a su hermano.

En la Guerra de Sucesión, a comienzos del siglo XVIII, Ejea tomó parte por el archiduque Carlos. Se trataba de una guerra en la que el trono de España, vacante, era disputado por Felipe de Anjou (Francia, que reinaría como Felipe V e iniciaría la dinastía de los Borbones) y el archiduque Carlos de Austria. En 1706 las tropas de Felipe de Anjou sitiaron Ejea y la tomaron al asalto, tras lo cual la localidad fue arrasada e incendiada y muchos de sus habitantes asesinados. Afortunadamente, la iglesia de San Salvador quedó en pie.

La iglesia de San Salvador fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931, con la II República.



Historia de la comarca de las Cinco Villas

(cartel informativo del castillo de Uncastillo)


"Prehistoria. Las tierras que hoy conforman la Comarca de las Cinco Villas acogen desde la Prehistoria la presencia humana. De momento, y a falta de futuras investigaciones al respecto, nada se conoce de la etapa paleolítica. Pero sí sabemos que el cambio climático favoreció la proliferación de talleres de sílex al aire libre durante el Neolítico, prolongándose éstos hasta el Calcolítico / Edad del Bronce. De esa última fase, en la que aparece la metalurgia, se han encontrado restos de hachas pero no se han podido constatar formas de hábitat. Durante el Bronce Medio se observa un cambio en la ubicación de los yacimientos, más próximos al llano. En el Bronce Final (1800-700 a.C.), la llegada de pueblos indoeuropeos queda acreditada pro las abundantes modificaciones en el tipo de enterramientos, ahora bajo túmulos.

"A partir del 700-600 a.C., los habitantes de la zona intensificaron sus contactos con sus vecinos y con los llegados del otro lado de los Pirineos, recibiendo laas influencias culturales e invasiones comunes al resto del territorio hoy aragonés. En torno a la actual Ejea se ubicaron gentes de distinto orden, de los que los suessatanos, cerretanos, iacetanos o vascones nos son conocidos ya por fuentes históricas. Una incipiente iberización impulsó el desarrollo económico de la comarca, que acabará sometida a los conquistadores romanos.

"Romanización. Las actuales Cinco Villas, incluidas en el Convento Cesaragustano, se romanizaron intensamente. Abundantes restos materiales -miliarios, monumentos funerarios, villas - nos hablan de la pujanza de sus tierras en este período basada, sobre todo, en al producción y comercialización de excedentes de cereal. Dicha prosperidad facilitó la incorporación de las élites indígenas a la estructura socioeconómica del mundo romano.

"La romanización de las Cinco Villas se afianzó gracias a las calzadas. La principal (Vía Augusta) unía Zaragoza y Pamplona, mientras una tupida red de secundarias seguía el curso de los cauces fluviales.

"Época visigótica. Apenas hay noticias de las Cinco Villas en época visigótica. Debido a la creciente inestabilidad social y política, es probable que disminuyera su impulso agrícola y mercantil. La importancia estratégica de la zona, en un nudo de comunicaciones, hace pensar que fuera recorrida con ocasión de invasiones, rebeliones y otros incidentes.

"Edad Media. Como el resto de la Península, las tierras de las Cinco Villas se sometieron sin gran resistencia a los ejércitos musulmanes. Bajo su autoridad, renació la vida urbana y se potenció el desarrollo agrícola. Su vitalidad económica y demográfica la convirtieron en un enclave estratégico frente al naciente poder cristiano.

"En el siglo X, el rey de Pamplona Sancho I Garcés, inició la ocupación del dominio musulmán. Pero el gran impulso conquistador, un siglo después, lo dio el monarca aragonés Sancho Ramírez, quien repobló sus villas con las entrega de fueros, que crearon un espacio de realengo. El siglo XII fue una época de esplendor. Se construyeron numerosos templos cristianos y el rey Alfonso I el Batallador llegó a convocar Cortes en Ejea. Poco después, se instalaron en la zona comunidades judías, de las que se conservan aljamas en perfecto estado en varias localidades y abundantes restos materiales. Han llegado hasta nuestros días las necrópolis de Biel y Uncastillo, parcialmente excavadas, así como parte de las sinagogas de Bien, Luesia y Sos del Rey Católico, y una lápida sepulcral encontrada en el Frago.

"Edad Moderna y Contemporánea. Los avatares históricos de las Cinco Villas quedan englobados en el conjunto de Aragón, unido dinásticamente a Castilla tras el matrimonio celebrado entre los Reyes Católicos.

"Durante el siglo XVI se vivió un acusado florecimiento económico, atestiguado por la gran cantidad de casas señoriales y palaciegas erigidas en las distintas poblaciones.

"Aragón no escapó a la crisis general del siglo XVII y la centuria siguiente se abre y se cierra con dos grandes guerras que afectaron muy directamente a las Cinco Villas, obligadas a alojar tropas reales, pagar contribuciones y reclutar tropas. Pero se produjo un aumento de las tierras cultivables, que generó excedentes y una incipiente industria.

"Ya avanzado el siglo XIX, que había visto sus primeros años marcados por la Guerra de la Independencia, la zona volvió a ser escenario de desvastadores enfrentamientos armados, esta vez en el curso de las Guerras Carlistas.

"Actualidad. La comarca de las Cinco Villas obtiene su nombre de las localidades que la vertebran desde la Edad Media: Tauste, Ejea, Sádaba, Uncastillo y Sos. En sus 3.062 km2 se distribuyen 31 municipios y unos 32.500 habitantes, tras su constitución por la Ley 29/2002 de la Comunidad Autónoma de Aragón. Desde 1959 el Canal de Bardenas cruza la comarca procedente del Pantano de Yesa."