Románico de los Valles Pasiegos, Cantabria



Argomilla, iglesia de San Andrés. 

Los canecillos del exterior


Los canecillos de los muros exteriores son de una gran calidad. En el ábside destaca la presencia del león, como es el caso de la figura león adulto y su cría.


Leones con sus crías. El de la izquierda, de magnífica factura. El león tiene un significado protector. Hay leones en los tempos mesopotámicos y egipcios. Se cree que Mahoma domesticó al león y al lobo para proteger la entrada al Paraíso. También se cree que hace resucitar a sus crías -que nacen muertas- a los 3 días de nacer, por lo que simboliza el ciclo muerte/resurrección.


Veremos canecillos eróticos, con miembros viriles de grandes proporciones en hombres y animales, canecillos de vegetales, animales y monstruos (león devorando a una persona) y una sirena dentro de una mandorla. En las religiones precristianas la mandorla es la representación de la Diosa Madre, pues tiene la forma de una vulva. Los pitagóricos tienen la mandorla como una figura sagrada: dividiendo su altura por su altura tenemos la relación 265:153, que es la raíz cuadrada de 3. Son precisamente 153 el número de peces que se pescaron en un milagro de Jesucristo.



Leones, un animal que nos protege y nos defiende



Animales



Arpía. Las arpías son una figura que tiene su origen en la mitología griega y que en el Románico son muy habituales. Representa la degradación del mundo femenino en las sociedades clasistas: la mujer como representación de todo lo maligno y depravado.



Animales que devoran. El proceso de iniciación se realiza a través de la muerte/resurrección del iniciado, que debe morir simbólicamente para renacer como Hombre Nuevo. En el Tíbet, en el rito del 'tchoed' el iniciado invoca a la diosa para que trocee su cuerpo y sea devorado por las bestias y los demonios. En la Edad Media son conocidos los ritos iniciáticos en los gremios de constructores y herreros, así como en ciertas sociedades (los Templarios, por ejemplo).



En la Edad Media la sexualidad era algo mucho más natural que lo que nos han querido hacer creer. Encontramos un paralelismo en algunos templos de la India, donde se reproducen con toda naturalidad escenas sexuales, ya que se cree que el acto sexual es una forma continuar la labor creadora de Dios. Cuando la energía femenina se apodera del esperma para que tenga lugar la nueva vida, se produce el momento creador. Al igual que el dios que crea el mundo, el acto sexual es un acto de creación, una continuación de la labor de los dioses. La unión sexual nos acerca a Dios. No hay actividad más trascendente y espiritual que continuar la obra creadora de la divinidad.



Sirena dentro de una mandorla. Representación de la energía femenina. En las religiones precristianas la mandorla es la representación de la Diosa Madre, pues tiene la forma de una vulva.


Como marca de cantero tenemos una estrella de cinco puntas, que también tiene una fuerte carga simbólica.