Castillo templario de Monzón (Huesca)
Un poco de Historia
En época íbera, el actual Monzón se conocía con
el nombre de 'Mansha'. También los
romanos pasaron por estas tierras.
Los
musulmanes en Monzón
En tanto que
fortaleza, fueron los musulmanes los que levantaron el castillo. Durante los
siglos IX y X Monzón fue una importante ciudad. La Torre del Homenaje es lo que
queda de la fortaleza árabe. Se sabe que en el 872 Ismail, miembro de los Banu
Qasi -una familia visigótica convertida al Islam que dominó durante mucho
tiempo gran parte de la cuenca del Ebro- conquistó Monzón; en el 886 Lupo, hijo
de Mohammed, comenzaba las obras del castillo sobre los restos de una
fortificación del siglo anterior. Estas tierras fueron un lugar de disputa
entre los Banu Sabrit de Huesca y los Banu Qasi de Lérida. En el siglo XI
pertenecía a los Banu Hud.
El castillo de Monzón
El
Cid Campeador
El Cid era un
mercenario al servicio del rey de la taifa de Zaragoza en la segunda mitad del
siglo XI, Muqtadir. A la muerte de éste, el reino se dividió entre sus dos
hijos, quienes se enfrentaron en el campo de batalla; el Cid combatió en uno de
los bandos y ello le llevó al castillo de Monzón, que estaba sitiado por las
tropas cristianas de Ramón Berenguer II -Conde de Barcelona- y de Sancho
Ramírez -rey de Aragón-, aliados del bando contrario. El Cid salió victorioso y
siguió su expedición militar hasta tierras de Lérida. Era el año 1083.
Posteriormente,
una hija del Cid, Cristina, se casaría con el tenente del castillo e infante de
Navarra, Ramiro. Su hijo sería rey de Navarra.
El rey regaló
a Ramiro su espada 'Tizona' y la leyenda se abrió paso: se dice que Jaime I
llevaba la espada del Cid en la conquista de Valencia. La Tizona fue
custodiada en el castillo de Monzón por los templarios hasta su expulsión en
1309.
Conquistado
por los cristianos
Conquistado
en 1089 por Sancho Ramírez, en una campaña militar dirigida por su hijo, el
futuro Pedro I. Se dice que este rey pagó a unos traidores moros para que
entrasen en el castillo e hiciesen sonar la campana, lo que hizo creer a sus
defensores que los cristianos estaban dentro del recinto. Esto creó la sorpresa
que permitió el ataque final que derrotó a los musulmanes.
Monzón ocupaba un lugar estratégico, pues su posesión por el Reino de Aragón cortaba las comunicaciones entre los reinos musulmanes de Lérida y de Zaragoza. El monarca aragonés fundó aquí el 'Reino de Monzón', bajo la autoridad de su hijo Pedro; la capilla real era la iglesia de San Juan (en las inmediaciones del castillo, hoy prácticamente desaparecida) y disponían de ceca con moneda propia.
Monzón ocupaba un lugar estratégico, pues su posesión por el Reino de Aragón cortaba las comunicaciones entre los reinos musulmanes de Lérida y de Zaragoza. El monarca aragonés fundó aquí el 'Reino de Monzón', bajo la autoridad de su hijo Pedro; la capilla real era la iglesia de San Juan (en las inmediaciones del castillo, hoy prácticamente desaparecida) y disponían de ceca con moneda propia.
En 1126 los
musulmanes ocuparon de nuevo la plaza, que fue tomada otra vez por los aragoneses en
1130, vuelta a conquistar por los musulmanes en 1136 y finalmente por los
cristianos en 1141 ya de forma definitiva.
Monzón tiene una calle dedicada a los templarios
Los
templarios
En 1143 pasó
a manos de los templarios, quienes lo reformaron levantando nuevas murallas y
torres, las caballerizas, el refectorio y el dormitorio. El castillo de Monzón
fue la capital de una poderosa encomienda de 28 poblaciones del valle del Cinca
y La Litera. La tarea de los del Temple no fue fácil, pues tuvieron siempre
enfrente a las autoridades eclesiásticas del obispado de Lérida, produciéndose
varios litigios por disputas de tierras.
Los
templarios hicieron de Monzón su principal casa en la Corona de Aragón. El
mando militar templario de todo el reino residía en este castillo.
La Orden del
Temple recibió el castillo de Monzón como consecuencia de su renuncia al
testamento de Alfonso I el Batallador, que sentenciaba: "Para después de
mi muerte, dejo como heredero y sucesor mío al Sepulcro del Señor que está en
Jerusalén y a los que lo custodian y sirven allí a Dios, y al Hospital de los
pobres de Jerusalén, y al Templo de Salomón con los caballeros que vigilan allí
para defender la Cristiandad". Así pues, a la muerte del monarca en 1134,
el Reino de Aragón pasaba a manos de las Órdenes del Santo Sepulcro, los
Hospitalarios de San Juan y la Orden del Temple. Como los nobles aragoneses no
aceptaron este testamento nombraron rey a Ramiro, hermano del fallecido, a la
vez que las Órdenes renunciaban a sus derechos a cambio de una compensación en
propiedades y dinero.
Como
consecuencia, los templarios recibieron en 1140 propiedades en Barbastro,
Huesca, Daroca, Zaragoza, Calatayud y Jaca y otras localidades. Tres años más
tarde, les eran entregados los castillos de Monzón, Chalamera, Mongay, Barberà,
Remolinos y Corbins, además de 1.000 sueldos anuales de renta en Zaragoza y un
quinto del botín que se consiguiera en la guerra contra los musulmanes.
Jaime
I se educó en el castillo de Monzón
Jaime I pasó
parte de su niñez en el castillo, protegido y educado por los templarios, entre
los años 1214 y 1217. En su estancia en el castillo le acompañó su primo el
conde de Provenza. El maestro del Temple de la provincia de Aragón y Catalunya
era entonces Guillén de Montrodón, que hizo de tutor del rey. Los años que
permaneció Jaime I en Monzón al lado de los templarios lo marcaron para toda su
vida.
Plano del castillo. Recintos del castillo templario: 1 / Torre del Homenaje; 2 / iglesia; 3 / Torre de Jaime I; 4 /Dormitorios; 5 / Sala Capitular. Fuente: cartel informativo del castillo.
Disolución del Temple
En un
principio, Jaime II de Aragón no hizo caso a su homólogo francés Felipe IV para
liquidar la Orden del Temple. Jaime II dijo que los templarios "habían
vivido en forma digna de encomio como hombres religiosos… han sido siempre
fieles a nuestro servicio, reprimiendo a los infieles". Pero el Papa
ordenó al monarca aragonés la represión de la Orden y éste no tuvo otra
alternativa que cumplirla.
En 1309 el
castillo fue conquistado por las tropas de Jaime II, tras el más largo asedio
que sufrió castillo alguno de la Orden, pues duró siete meses. El castillo de
Monzón fue uno de los lugares de la Corona de Aragón (junto con Castellote,
Miravet, Ascó, y La Chalamera) donde los templarios se resistieron con las
armas en la mano. El último comendador fue fray Bartolomé de Belvís, quien lo
defendió junto con los caballeros Dalmau de Timor, Arnau de Banyuls, Bernat de
Belliusen y otros. Los habitantes de Monzón no secundaron la orden de
enfrentarse a las gentes del Temple.
A diferencia
de Francia, los templarios de Monzón fueron tratados con respeto. El Concilio
de Tarragona de 1312 concluyó que los templarios de la Corona de Aragón eran
inocentes de todas las acusaciones de que eran objeto.
Así cuenta
Jerónimo Zurita el asedio de Monzón: "El mayor cuerpo del ejército cargó
sobre el castillo de Monzón, que era la fuerza principal de la Orden y a donde
más gente residía por ser su principal convento. Y fue contra ellos don Artal
de Luna, que era gobernador del reino por el infante don Jaime; y llevó las
máquinas y artillería de guerra que había en Zaragoza y Huesca, y estuvo muchos
días sobre él y fue diversas veces combatido"
El castillo pasó a manos de la Orden de los
Hospitalarios hasta el siglo XVIII. Estos se dedicaron antes que nada a borrar
a golpe de martillo y cincel toda la simbología templaria que encontraron.
De época
medieval nos quedan seis edificios: iglesia, torre del homenaje, sala
capitular, dormitorio, cárcel y residencia de Jaime I.
Las
Cortes de Aragón se reunieron en el castillo
De la
importancia que tenía Monzón en la Edad Media es buena muestra el hecho de que
las Cortes de la Corona de Aragón se reunieron en varias ocasiones en la
localidad. Normalmente lo hacían en la catedral de Santa María, pero al menos
en tres ocasiones en el siglo XIV las Cortes tuvieron lugar en el castillo.
El
castillo después de los templarios
Hasta el
siglo XIX el castillo de Monzón siguió manteniendo su carácter militar, por lo
que fue sometido a diferentes reformas. El lugar estratégico que ocupa le ha
hecho escenario de todas las guerras que han sucedido en estas tierras desde el
siglo IX hasta el siglo XX. El aspecto que hoy contemplamos es el de un
castillo del siglo XVIII, pues en el siglo XVII se inician las obras de reforma
que durarán hasta el siglo siguiente: reforma de las murallas y de la rampa de
acceso, baluartes… El castillo vivió importantes episodios con motivo de la
Guerra de Sucesión (1701-1713).
Fue conquistado
por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Desde entonces
y hasta finales del siglo XIX el castillo se convertirá en un cuartel de
artillería.
Francisco
Castillón Cortada, sacerdote e investigador de la historia de las tierras de
Huesca ha escrito: "La gran mole
arquitectónica descansa sobre roca terciaria. Al parecer, aquí estuvo la ceca
ibérica Mansha y, según muchos autores, la Tolous del Itinerario de Antonino.
En la época musulmana fue una fortaleza muy conflictiva. Por sorpresa o
traición, la reconquistaron Sancho Ramírez y su hijo, el infante-rey Pedro I
(1089), e hicieron de ella la cabecera del reino de Monzón, capilla real de San
Juan, palacio y ceca con moneda propia. El Cid pasó por esta fortaleza pactando
con sus valíes. En 1143 pasó a manos de los templarios, quienes transformaron
la fortaleza en convento, con edificios de estilo militar cisterciense, la
capilla, el refectorio y su cisterna, los dormitorios, las cárceles de la
Encomienda; la torre árabe, a modo de opus spicatum (siglo X) fue habilitada
como mansión del comendador. El Castillo llegó a ser cabecera de una amplia
encomienda con 28 poblaciones del Valle del Cinca y Litera. Jaime I fue aquí
educado por los templarios (agosto de 1214 a junio de 1217). Tras la caída del
Temple, se apagó paulatinamente con la posesión sanjuanista y diversos señores,
sufrió violentos cercos durante las guerras de 1642, Sucesión e Independencia.
Sucesivas remodelaciones le dieron el aspecto actual. Fue cuartel de artillería
hasta 1892."