Románico de la Vall de Boí, Lleida


Boí, iglesia de Sant Joan


LA LOCALIDAD MÁS IMPORTANTE DE LA VALL DE BOÍ. Boí era la localidad del valle más importante en la Edad Media. De tal forma que el nombre del valle se toma del de esta localidad: ‘Boí’ derivaría del latín “bovinus” y ‘vall de boí’ significaría, pues, ‘valle del ganado bovino [vacas, bueyes]’. Boí era un importante centro de comunicación que se ubicaba en un cruce de caminos; de hecho, la plaza de Treio (en latín, trivium, tres caminos) indica que Boí era un enclave muy relevante ya en tiempo de los romanos. El patrimonio arqueológico de la localidad atestigua su importancia: castillo, muralla, puente medieval e iglesia románica. La primera documentación es muy temprana: año 1079, lo que la convierte posiblemente en la iglesia con documentación más antigua del valle.

El patrimonio arqueológico de Boí atestigua su importancia: castillo, muralla, puente medieval e iglesia románica.


Cartel informativo: “La Vall de Boí fue una de las posesiones originales de la baronía de Erill. A finales del siglo XI y comienzos del XII experimentaron un periodo de gran prosperidad a causa de la participación en la conquista de ciudades como Barbastro (1064 y 1101) o Zaragoza (1118), que estaban en manos de los musulmanes. Esto propició la construcción de un singular conjunto de iglesias que serían decoradas por algunos de los mejores pintores muralistas del momento, como los maestros de Sant Climent y de Santa María de Taüll o el maestro de Boí, y también por tallistas de primer orden, autores de los espectaculares Descendimientos de Erill la Vall, Taüll y Durro.

Las iglesias de la Vall de Boí fueron decoradas por algunos de los mejores pintores muralistas del momento


LA EXPEDICIÓN DE 1907 DEL INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS. Cartel informativo: “A principios del siglo XX, los valles pirenaicos de la Catalunya occidental se habían convertido en un territorio remoto y desconocido. Es por eso que la expedición de Puig i Cadafalch viajó en tren vía Narbona y Toulouse, hasta el balneario de Banheras de Luishon, en la frontera aranesa. A partir de allí continuaron a pie y en burro. Una vez documentadas las iglesias del Valle de Arán, y después de la “Jornada peligrosa” -en que tuvieron que salvar pedregales como los del Infern de Dant, caídas de los burros, nieblas, lluvia y múltiples incidencias- llegaron a Caldes de Boí. Eran las 12 y cuarto de la mañana del 4 de septiembre.

Interior de la iglesia. La expedición de 1907 de Puig i Cadafalch sirvió para recuperar el importante patrimonio de la Vall de Boí


"A la mañana siguiente iniciaron el estudio de los monumentos de la Vall de Boí visitando las iglesias de Santa Eulàlia de Erill la Vall, Sant Joan de Boí y Santa Maria y Sant Climent de Taüll. Nos podemos imaginar que este fue el día con más intensidad emocional de toda la expedición: una serie de obras maestras del románico catalán, que el aislamiento había preservado, salían a la luz (entre ellas destacaban el Descendimiento de Erill la Vall y las pinturas murales de Boí y Taüll). El itinerario del valle se completó al día siguiente con el estudio de las iglesias de la Nativitat y Sant Quirc de Durro, Sant Feliu de Barruera,Santa Maria de Cardet y santa Maria de l’Assumpció de Coll. En vista de la trascendencia de la información recogida, Puig i Cadafalch la dio a conocer en un primer artículo titulado “Les esglèsies romàniques ab coberta de fusta de les valls de Bohí y d’Aran” (Las iglesias románicas con cubierta de madera de los valles de Boí y Arán), aparecido en el ‘Anuari’ del Institut d’Estudis Catalans del mismo 1907 y que después incorporará a la versión impresa de “L’arquitectura romànica a Catalunya”, publicada en tres volúmenes en 1909, 1911 y 1918.

"El 5 de septiembre tendría que ser, por lo tanto, una fecha señalada en el calendario de la recuperación del patrimonio artístico catalán; representa el inicio de la revaloración del conjunto monumental de la Vall de Boí, que pasó, en más de 93 años, de no tener ningún reconocimiento a ser inscrito en el Patrimonio Mundial por la UNESCO el 30 de noviembre de 2000.”

Pila bautismal.


PINTURAS MURALES Y UN DESCENDIMIENTO. La iglesia data del siglo XI con modificaciones posteriores y consta de planta basilical con tres naves, cubierta de madera a dos aguas y 3 ábsides. Tanto el interior como el exterior estuvieron decorados con pinturas del llamado Maestro de Boí, pinturas que fueron rescatadas entre 1919 y 1923 y depositadas en el Museu d’Art de Catalunya para evitar su expolio. En la iglesia podremos contemplar reproducciones de las pinturas originales. El ábside central fue destruido en las reformas de los siglos XVII y XVIII para transformarlo en sacristía.

También esta iglesia guardaba una importante colección de cuatro tallas pertenecientes a un Descendimiento, actualmente en el Museu d’Art de Catalunya.

La escena de los tres juglares. Tanto el interior como el exterior estuvieron decorados con pinturas del llamado Maestro de Boí


Cartel informativo (traducido del catalán): “La iglesia de Sant Joan de Boí tiene por origen un edificio del primer románico o lombardo del siglo XI. El campanario quedó inacabado durante bastante tiempo. Su configuración era basilical y pronto todo su interior, excepcionalmente, fue decorado con pintura mural. También la puerta norte exterior, protegida desde antiguo por un porche, fue pintada en el siglo XII. La mayor parte de esta decoración fue retirada en 1920 y trasladada a Barcelona, donde se expone en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

“La obra románica se convirtió en ellos siglo XVII-XVIII en un templo de una sola nave con capillas laterales, sin el ábside mayor y la puerta del oeste. Hacia 1970 se inició la restauración que recreó la configuración románica de tres naves. Entre 1997-1998 y como resultado de una cuidadosa investigación se reprodujo la pintura mural en su disposición original.”

Cartel informativo: “En Sant Joan de Boí (entonces Santa Maria), los expedicionarios se encontraron con otras sorpresas totalmente diferentes. La iglesia, originariamente de planta basilical, con tres ábsides y tres naves, había sufrido grandes transformaciones, principalmente en el siglo XVIII. Las naves laterales (una de las cuales estaba parcialmente derribada, dejando el campanario separado del edificio) las convirtieron en capillas mediante la construcción de muros transversales entre las columnas y los muros exteriores, y de cubiertas con bóvedas de piedra. También en la nave central la cubierta de madera había sido sustituida por una bóveda, y dos de los ábsides habían caído. A pesar de todo, Puig i Cadafalch dibujó la planta, al mismo tiempo que intentaba interpretar su posible disposición original."

El interior fue decorado con pintura mural.


EL CAMPANARIO HACÍA DE TORRE-VIGÍA. El incendio del siglo XIII afectó sobremanera al campanario, que perdió el cuerpo superior. Realizó funciones de vigilancia, apoyando al castillo de los Erill, que estaba contiguo a la iglesia. Como el resto de torres-campanario de la Vall de Boí, seguía los criterios constructivos de los minaretes árabes: su altura era igual a su perímetro. 

El campanario realizó funciones de vigilancia, apoyando al castillo de los Erill, que estaba contiguo a la iglesia.