Sant Quirze de Pedret (cerca de Berga, Barcelona)
Las pinturas
Sant Quirze guarda
un conjunto de pinturas de alto nivel artístico. Es una muestra de la primera influencia italiana en la
pintura románica catalana, pues su datación es muy temprana: entre mediados del
siglo X y comienzos del siglo XI. Se puede apreciar la mano de los pintores que
decoraron las iglesias italianas de San
Vincenzo in Galliano, Sant'Angelo in Formis y San Pietro al Monte in Civate.
Con el nombre de 'maestro de Pedret' se conoce a un taller de pintura que está
presente en muchas de las iglesias románicas del Pirineo catalán, aunque en
Sant Quirze se observa la mano de dos maestros diferentes.
Foto desde la nave. Al fondo, el ábside central y sus pinturas. A ambos lados, las puertas de entrada a ambas naves laterales. En todos los casos los accesos son a través de arcos de herradura, de influencia visigoda.
Foto desde la nave. Al fondo, el ábside central y sus pinturas. A ambos lados, las puertas de entrada a ambas naves laterales. En todos los casos los accesos son a través de arcos de herradura, de influencia visigoda.
En el siglo
pasado, los originales de estas pinturas fueron trasladados al Museu Nacional
d'Art de Catalunya, en Barcelona, y al Museo Diocesano de Solsona. En la
iglesia de Sant Quirze lo que contemplamos son réplicas de los originales.
Bajo una óptica
cristiana, el conjunto de pinturas de Sant Quirze representa una temática
apocalíptica, seguramente la más importante de Catalunya. El círculo del ábside
central y el tema de las mujeres prudentes y necias del ábside sur, son buena
muestra de ello.
En el ábside
central, destacan dos grupos de pinturas:
-> a la
izquierda, una cruz de brazos radiales en torno a un círculo en el que aparece
un caballero con yelmo, lanza y estandarte; le acompaña un perro. Encima del
caballo, un pájaro picotea un racimo de uva.
A la izquierda del
motivo anterior, un hombre con un libro; a la derecha, otro hombre desnudo con
una rodilla en tierra y un bastón al lado de una hoguera. Esta última figura se
asocia con el demonio.
Escena del caballero flanqueado por un hombre con un libro y otro con un bastón y rodilla en tierra
El caballero, con un perro en la parte inferior y un ave en la parte superior
Escena del caballero flanqueado por un hombre con un libro y otro con un bastón y rodilla en tierra
El caballero, con un perro en la parte inferior y un ave en la parte superior
-> a la derecha
del ábside, tenemos el orante. Es un hombre con barba, túnica y brazos
extendidos en medio de un círculo, sobre el que aparece un pavo real o una
paloma. El 'orante' es una figura de tradición paleocristiana. Se encuentra en
el plano terrenal; por encima, en el plano celestial, el pavo o paloma
simboliza la eternidad.
El orante
El orante
En la nave
central, unos fragmentos apuntan a una representación del martirio de Sant
Quirze y su madre Santa Julita.
El ábside sur visto desde su puerta de acceso
En el ábside sur se ha querido reproducir todo el conjunto de pinturas tal como eran en el siglo XI. En el centro aparece la Virgen y el Niño en medio de una mandorla, y a los lados se escenifica la parábola de las Vírgenes Prudentes y las Vírgenes Necias. La parábola es como sigue: diez vírgenes esperaban a sus novios con sus linternas; cinco de ellas, las sabias o prudentes, llenaron tales linternas de aceite, mientras que las otras cinco, las necias, no lo hicieron. Cuando llegaron los novios, sólo las cinco sabias pudieron encender sus linternas y subirse al carro de sus prometidos. Desde el punto de vista cristiano, se ha querido relacionar esta parábola con la Iglesia (las vírgenes sabias), que se han preparado para su boda (el Juicio Final). En las pinturas de Sant Quirze, las vírgenes sabias llevan sus linternas hacia arriba y las necias las tienen hacia abajo. Por otra parte, esta parábola parece indicar la práctica de la poligamia entre los hebreos en algún periodo histórico.
El ábside sur visto desde su puerta de acceso
En el ábside sur se ha querido reproducir todo el conjunto de pinturas tal como eran en el siglo XI. En el centro aparece la Virgen y el Niño en medio de una mandorla, y a los lados se escenifica la parábola de las Vírgenes Prudentes y las Vírgenes Necias. La parábola es como sigue: diez vírgenes esperaban a sus novios con sus linternas; cinco de ellas, las sabias o prudentes, llenaron tales linternas de aceite, mientras que las otras cinco, las necias, no lo hicieron. Cuando llegaron los novios, sólo las cinco sabias pudieron encender sus linternas y subirse al carro de sus prometidos. Desde el punto de vista cristiano, se ha querido relacionar esta parábola con la Iglesia (las vírgenes sabias), que se han preparado para su boda (el Juicio Final). En las pinturas de Sant Quirze, las vírgenes sabias llevan sus linternas hacia arriba y las necias las tienen hacia abajo. Por otra parte, esta parábola parece indicar la práctica de la poligamia entre los hebreos en algún periodo histórico.