Románico de la Hoya de Huesca
Concilio. Ermita de Santa María
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El templo data del siglo XII. Del románico original nos queda la cabecera. El resto fue modificado en siglos posteriores.
Una serie de canecillos decoran la fachada exterior. A destacar el del preso con un cepo en los pies.
Canecillos del exterior. Preso con un cepo en los pies y otro personaje. que sujeta un recipiente
Canecillos del exterior. Músicos
Desde la Antigüedad se relaciona la música con las matemáticas y la geometría. El arquitecto constructor de templos ha de saber música para dominar las proporciones armónicas y aritméticas de su obra. En el Timeo de Platón se dice: “después llenó los intervalos dobles y triples de tal modo que entre cada intervalo hubiese medias armónicas y aritméticas”. Se lograba también transformar el edificio de la iglesia en un resonante acústico impresionante, donde los cantos se percibían como una forma de música celestial. Especialmente en el arte gótico, los edificios religiosos se adecuan a las proporciones de la armonía musical. Bernardo de Claravall dice: «No debe haber decoración, sólo proporción.»
Pitágoras (560-490 a.n.e.) y su escuela abundan en este sentido. Para los pitagóricos, la música cura las enfermedades y está íntimamente relacionada con los astros y los colores: “hay geometría en el canturreo de las cuerdas; hay música en el espacio que separa las esferas”.
Algunas melodías musicales sirven para entrar en trance. Actualmente lo podemos apreciar en los ritos africanos, tanto de tribus del continente como de los colectivos descendientes de los esclavos que fueron llevados a América. También en la música de los indios americanos.
Parece, incluso, que el origen de la música, en la Prehistoria, era como un medio para inducir a estados alterados de conciencia.
¿Una Tau?
La Tau es un símbolo que pertenece a varias culturas. En el alfabeto griego es la letra 19 y en el hebreo es la última letra. Para los hebreos, la Tau equivale a 400. Para los griegos, la Tau significaba 300. Cristo fue perfumado antes de morir con una pócima que valía 300 denarios; también aparece el 300 en otros textos cristianos En ambas culturas, el origen de la letra está en la taw del alfabeto fenicio.
Para los egipcios, era un amuleto protector, que simbolizaba la salvación, la sabiduría y la fecundidad. En la mitología escandinava, Thor lleva un martillo que se relaciona con esta letra.
En el cristianismo, la tau se ha utilizado como signo distintivo Orden de los Hospitalarios y de los franciscanos. En tiempos de san Francisco de Asís (siglo XII-XIII) se creía que la Tau era un amuleto que protegía de la peste. El uso cristiano de la Tau viene de antiguo; en el Libro de Ezequiel, encontramos: “Recorre toda la ciudad de Jerusalén y marca con una T la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella” (Ez 9,4).
En el Camino de Santiago la usaban como signo de una alta espiritualidad. La Orden del Temple, en su cometido de proteger a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, hizo suya esta cruz.
Canecillos del exterior. Preso con un cepo en los pies y otro personaje. que sujeta un recipiente
Canecillos del exterior. Músicos
Desde la Antigüedad se relaciona la música con las matemáticas y la geometría. El arquitecto constructor de templos ha de saber música para dominar las proporciones armónicas y aritméticas de su obra. En el Timeo de Platón se dice: “después llenó los intervalos dobles y triples de tal modo que entre cada intervalo hubiese medias armónicas y aritméticas”. Se lograba también transformar el edificio de la iglesia en un resonante acústico impresionante, donde los cantos se percibían como una forma de música celestial. Especialmente en el arte gótico, los edificios religiosos se adecuan a las proporciones de la armonía musical. Bernardo de Claravall dice: «No debe haber decoración, sólo proporción.»
Pitágoras (560-490 a.n.e.) y su escuela abundan en este sentido. Para los pitagóricos, la música cura las enfermedades y está íntimamente relacionada con los astros y los colores: “hay geometría en el canturreo de las cuerdas; hay música en el espacio que separa las esferas”.
Algunas melodías musicales sirven para entrar en trance. Actualmente lo podemos apreciar en los ritos africanos, tanto de tribus del continente como de los colectivos descendientes de los esclavos que fueron llevados a América. También en la música de los indios americanos.
Parece, incluso, que el origen de la música, en la Prehistoria, era como un medio para inducir a estados alterados de conciencia.
¿Una Tau?
La Tau es un símbolo que pertenece a varias culturas. En el alfabeto griego es la letra 19 y en el hebreo es la última letra. Para los hebreos, la Tau equivale a 400. Para los griegos, la Tau significaba 300. Cristo fue perfumado antes de morir con una pócima que valía 300 denarios; también aparece el 300 en otros textos cristianos En ambas culturas, el origen de la letra está en la taw del alfabeto fenicio.
Para los egipcios, era un amuleto protector, que simbolizaba la salvación, la sabiduría y la fecundidad. En la mitología escandinava, Thor lleva un martillo que se relaciona con esta letra.
En el cristianismo, la tau se ha utilizado como signo distintivo Orden de los Hospitalarios y de los franciscanos. En tiempos de san Francisco de Asís (siglo XII-XIII) se creía que la Tau era un amuleto que protegía de la peste. El uso cristiano de la Tau viene de antiguo; en el Libro de Ezequiel, encontramos: “Recorre toda la ciudad de Jerusalén y marca con una T la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella” (Ez 9,4).
En el Camino de Santiago la usaban como signo de una alta espiritualidad. La Orden del Temple, en su cometido de proteger a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, hizo suya esta cruz.
En el interior encontraremos la copia de una Virgen románica que fue robada hace años. Un sarcófago antropomorfo apareció en los alrededores del edificio.
Los restos de las pinturas murales se guardan en el Museo Diocesano de Jaca. Son pinturas góticas, del 1300. El fragmento que se puede contemplar en el museo corresponde al Descendimiento. Estas pinturas siguen la influencia bizantinista implantada en Aragón en Sijena.
Otras pinturas recogen la leyenda de Lamec, descendiente de Caín. Lamec tuvo tres hijos, Yabel, Yubal y Tubalcaín, que fueron los padres de la ganadería, la música y la metalurgia. Representa la evolución de las sociedades hasta la Edad de los Metales.
Restos de las pinturas murales, actualmente en el Museo de Jaca.
Foto: diocesisdejaca.org
Restos de las pinturas murales, actualmente en el Museo de Jaca.
Foto: diocesisdejaca.org
La orientación del templo es de 110º aproximadamente.
En la cercanía encontraremos un edificio que formó parte del monasterio mozárabe de San Benito. Actualmente sólo queda una especie de corral o pajar, pues el conjunto monástico fue destruido por un incendio.
Canecillos del exterior. Animales
Canecillos del exterior. Monstruos
Canecillos del exterior. Personajes.
Canecillos del exterior. Animales
Canecillos del exterior. Monstruos
Canecillos del exterior. Personajes.