Románico del Valle del Río Oja, La Rioja



Valgañón, ermita de Nuestra Señora de las Tres Fuentes.



Un poco de Historia

En el 885 Alfonso II de Asturias construyó un castillo en Grañón, punta de lanza de la Reconquista en esta zona hasta que fue tomada Nájera. De “valles de Grañón” derivaría Valgañón, aunque según otra versión el nombre del pueblo vendría de “gañán” (labrador) y significaría “valle de gañanes” (valle de labradores).



La ermita. En primer plano, las fuentes.


Perteneció al reino de Pamplona hasta que en 1076 pasó a Castilla. El primer documento conocido es del 1084: una donación de Alfonso VI en que cedía el Monasterio de Ojacastro al Monasterio de San Millán de Suso ("Ego namque Aldefonsus gratia Dei totius Hispania Rex, concedo et confirmo ad aulam Sant Emiliani, et tibi patrio venerando Blasio abbati, Monasterium Sant Sebastiani, in valle qui dicitur de Ogga Castro inter villas Valgannon et villa Moneo Zorraquin".)

En 1154 se llegaba a un acuerdo entre las villas de Ezcaray, Ojacastro y Valgañón y el Monasterio de San Millán por el que éste tenía que comprar en estos pueblos la carne, el queso y la manteca cuando el monasterio fuese visitado por algún rey, conde u obispo. 

En 1218 el rey Fernando I de Castilla, junto con su madre y el obispo de Burgos, llegaron a  Valgañón atraídos por la fama de las apariciones de la Virgen a una pastora del lugar, llamada Inés. Es así como se iniciaron las obras  de la iglesia de Nuestra Señora de Tresfuentes. En 1224 tenía lugar la consagración del templo por el obispo de Burgos, Mauricio. Así consta en sus muros: "CONSECRATA EST ECCLESIA EPI BURGUENSIS MAURICI DEI VII. MENSIS NOMBRIS ANNO CHRISTO MCCXXIIII"



Ventanas exteriores con arcos lobulados, de origen árabe.



En 1312 Fernando IV concedió un fuero "al valle de las villas de Ojacastro, Ezcaray, Zurraquín e Valgañón". Se trataba de favorecer la repoblación de estas tierras, que tenían una gran importancia estratégica debido a que eran frontera con el Reino de Navarra. Este fuero ha sido ratificado por diversos monarcas a lo largo de los siglos hasta el XIX.

Por su parte, Alfonso XI (1312-1350) hace referencia a Valgañón en el “Libro de la Montería” en los siguientes términos: "De los montes de Tierra de Burgos et de Sant Millán de la Cogolla" donde abunda el jabalí y también el oso. "La Gargante de Frexneda es buen monte de oso y también de puerco en verano, desde el Oter Cuervo (Torocuervo) la cumbre de ayuso fasta Collado Grande". "El monte de Valgañón es buen monte de puerco en verano".

En 1487 se produjo un incidente de gravedad. El señor de Valdezcaray, Pedro Manrique, exige a Valgañón y a Zorraquín la cantidad de 50,000 maravedís como dote de una hija suya que iba a ingresar en un convento. Los alcaldes se negaron aludiendo que ya pagaban 15,000 maravedís anuales. Como respuesta, Pedro Manrique ordenó la detención de alcaldes y oficiales. Y es aquí donde intervienen los Reyes Católicos: los monarcas exigen por carta al señor feudal que "se contentase con los derechos ordinarios, soltase los presos y restituyese los bienes de los vecinos que había confiscado".



El tímpano de la entrada reproduce escenas de la vida de la Virgen


No acabaron aquí los problemas. Al año siguiente, el procurador de las villas de Valgañón y Zorraquí escribía a los reyes para "que los vasallos serán defendidos ante los Señores que los maltrataren". Tal era la actitud despótica y expoliadora de Pedro Manrique. Los Reyes Católicos exigieron de nuevo al señor de Valdezcaray que debía respetar los usos, costumbres y privilegios de sus súbditos. El señor feudal no debió hacer mucho caso, pues en 1492 las autoridades de las dos villas escribían de nuevo a los Reyes Católicos pidiéndoles una “carta de seguro”.

Valgañón debía contar con una comunidad judía de cierta importancia. En 1303 se ordenaba a la aljama de la localidad "que los judíos de este pueblo deben dar posada a los clérigos y justicias de la Villa, pues los judíos de esta Villa no les querían dar y así se manda bajo pena de destierro". En la relación de pagos de un impuesto entre 1484 y 1485 se habla de "el Aljama de Belhorado, con los judíos de Hojacastro é Valgañón é Villaharta é Santurde é Iscaray é Santurdecho" como contribuyentes. También, en los años 1490 y 1491, justo a un año de la expulsión de los judíos, se menciona la aljama de Valdezcaray incluyendo varias localidades, entre ellas Valgañón. Finalmente, el 25 de mayo de 1492, el Consejo Real manifiesta en una carta al Corregidor de Santo Domingo de la Calzada, a petición de las aljamas de Valgañón y Escaray, que si las deudas de los vecinos con los prestamistas judíos eran lícitas, que se debían pagar antes de que los hebreos salieran de España. Era el argumento para que estas deudas no se hicieran efectivas simplemente argumentando que no eran lícitas.



Escena de luchas de animales



En los siglos XVII-XVIII Valgañón tenía hospital y una importante actividad artesana e industrial. La villa expedía títulos de  "Maestro de Pañería", "Tejedor" o "Cardador". Había fábricas textiles, con exenciones fiscales propias. Tanto es así que, a petición del Concejo de Valgañón, Felipe V liberaba a los valgañonenses que se dedicaban a la actividad textil de entrar en quintas para el ejército o de dar alojamiento a tropas, "atendiendo a lo que conviene el aumento de las Maniobras de estos Reinos y a que las que hay establecidas en la Villa de Balgañón necesitan algún alivio, no solo para que se conserven sino para que se adelanten". Asimismo, en esta carta de Felipe V se concede la potestad de vender sus tejidos en cualquier parte del reino sin ninguna carga adicional. Según este documento, había en Valgañón 18 telares, 4 batanes, 7 calderas en 2 casas-tintes y 3 lavaderos de lana "con cuias manufacturas no solo trabajan y se alimentan la Villa de Balgañón, sino otros pueblos circunbecinos". Era realmente una actividad industrial muy importante. En 1755 se fabricaban 15,200 varas de paño y 4,800 de bayetas; se necesitaban 1,300 arrobas de lana para realizar toda esta producción.



Escena de lucha de animales.


El “Catastro de la Ensenada” de 1752 habla de 163 casas -142 habitadas-, 140 vecinos, “con un cirujano sangrador, un saludador que llegaba de Castil de Lences, un organista, un herrero, dos peraires, un maestro sastre, dos bataneros, dieciocho tejedores de paños, una fábrica de paños con 116 senos que producía 300 paños y bayetas y veinte fabricantes que llevaban paño a la fábrica. Había también en el río Iguareña cuatro casillas de una rueda para batanar los paños y un tinte con dos calderas de color de cabida para tres paños cada una” (Wikipedia). Parece ser que la actividad textil llegaba a ser más importante y ocupar a más gente que la agrícola o ganadera. Los 140 vecinos equivaldrían a unos 600 habitantes.

En 1808 Valgañón tenía "80 vecinos, un hospital, una escuela y dos Iglesias extramuros, la una Nuestra Señora de Tresfuentes, que es la parroquia y está a 1000 pies al oeste de la villa y cuenta con un caserío para un sacerdote que cuida de su servicio, y la otra de San Andrés, que está en el interior de la villa". Los 80 vecinos podrían equivaler a unos 400 habitantes.

Los datos históricos que aportamos se basan en el artículo de Wikipedia sobre Valgañón.


Plano del templo (foto: riojaromanica.com)



La ermita

Tiene este nombre porque el templo se ubica en un triángulo formado por tres fuentes. Las obras se iniciarían en el siglo XII (el ábside) y se terminarían en el siguiente (nave y portada). Se observan diferencias estilísticas muy claras entre el ábside, tipo jaqués, y el resto del templo. 

Del periodo románico nos queda la planta, el ábside, la portada, dos pilas bautismales y un Cristo crucificado. Tanto una de las pilas bautismales como el Cristo son del siglo XIII. Se llevaron a cabo grandes reformas a partir del siglo XVI.



Uno de los muchos rostros que aparecen en el exterior del templo.


La talla de Cristo, conocido como Cristo de Bañares, tiene la particularidad de que un brazo no está en la cruz sino que cuelga ligeramente. Ello nos hacen pensar que formaba parte de un Descendimiento. Es una talla realizada en Burgos por encargo del pueblo de Bañares. Se cuenta que cuando la llevaban a su destino final, al pasar por estas tierras, los bueyes se detuvieron a la altura de la iglesia de las Tres Fuentes y ya no hubo quien los moviera. Se creyó que eso era una señal divina de que el Cristo debería quedarse en Valgañón. Otra versión cuenta que tanto los de Valgañón como los de Bañares habían encargado sendos Cristos en Burgos; cuando fueron los de Valgañón a recoger el suyo, no estaba terminado pero sí el de Bañales, por lo que simplemente se limitaron a recoger la talla que estaba acabada, aunque perteneciese a sus vecinos.

La imagen de la Virgen es también del siglo XIII, románico tardío. Tiene 75 cm, a los que hay que añadir 10 cm de la peana. Hasta hace pocos años se cubría a la Virgen con vestidos y se le ponía una corona de plata. Las dimensiones de la talla de la Virgen nos hacen pensar en la “yarda megalítica”, una unidad de medida prehistórica de 82,9 cm. La vara castellana mide 83,6 cm.



Rostro


En el tímpano de la portada encontramos escenas relacionadas con la Virgen: la Coronación, la Anunciación y la Adoración con los arcángeles san Miguel y san Gabriel a ambos lados. Es uno de los pocos tímpanos románicos tallados en La Rioja. La puerta tiene herrajes del siglo XIII con adornos orientales de animales,  astros y arabescos.

Las ventanas son trilobuladas al exterior y pentalobuladas al interior.

La decoración exterior representa luchas entre personas y animales, mientras que en el interior es vegetal.



Lucha de animales


Un documento de 1704, de fray Matheo de Anguiano nos habla de la ermita y la devoción que suscita: "Otro venerable Santuario y muy antiguo, es venerado más arriba de Ezcaray, à distancia de una legua, en la Villa de Valgañón, donde preside la devotísima Imagen de Nuestra Señora, llamada de Tresfuentes. Diosele este nombre por la ocasión de averse aparecido milagrosamente en medio de tres fuentes. Por común tradición se sabe que es una de las Sagradas Imágenes más antiguas de España. Son muchos su prodigios y sus vezinos se esmeran mucho en su culto y decencia, haciéndola continuos obsequios, agradecidos a los continuos favores que por tal medianera reciben".

La orientación del templo es de 70º, próximo a la salida del sol en el solsticio de verano.


Rostros



Las apariciones de la Virgen

Conocemos esta historia por la obra de Isidro de Simón, sacerdote nacido en Valgañón. Se basó en una obra anterior, del siglo XVII, de un tal J.U., posiblemente sacerdote del pueblo o monje del monasterio de Fresneda.

Cuenta la leyenda que, en el siglo XIII, en un monte cercano a Valgañón se apareció la Virgen a la pastora Inés. La Virgen explicó a la pastora que era su deseo permanecer en Valgañón para siempre “pero son tantos los pecados con que ofenden a mi querido Hijo aquestos paisanos tuyos, que han demorado hasta el presente, el cumplimiento de mi deseo. Está ya próxima a llenarse la medida de la justicia divina, y antes que el Cielo descargue sobre ellos su justa cólera, quiero usar de mi amor y misericordia con estos moradores. Baja, pues a Valgañón. Cuéntales este suceso y diles que si en el plazo de cuarenta días no se arrepienten de sus muchas culpas, y se enmiendan y corrigen, todos serán destruidos sin que quede piedra sobre piedra en todo su territorio. Si se arrepienten, desde ahora les prometo ser su especial protectora y habitar aquí entre ellos”.



Rostros


Pero en el pueblo nadie creyó a Inés. Al día siguiente se le apareció de nuevo la Virgen. “¿Es posible, Inés, que ese pueblo ingrato y soberbio se muestre todavía duro y rebelde a mis maternales voces ya tus palabras inocentes?”, le dijo, tal era el enfado de la Madre de Dios. Como prueba, la Virgen marcó sus dedos en la mejilla de la pastora. Ahora sus convecinos la creyeron.

En una tercera aparición la Virgen le dijo que “mi Hijo ha oído tus clamores. Ha visto su contrición y aceptado sus penitencias y que, por su misericordia, ya están perdonados.”

La noticia de las apariciones pronto corrió por todo el reino. Fernando III el Santo visitó la villa con su madre y el obispo de Burgos, quien consagró la iglesia en 1224.


Rostro



Procesiones

Cada 28 de abril vienen en procesión las gentes de Bañares. Se conmemora que una talla de Cristo que era llevada de Burgos a Bañares, al pasar por delante de la iglesia de las Tres Fuentes de Valgañón se hizo muy pesada y ya no la pudieron mover de allí.

Las gentes de Santo Domingo de la Calzada también vienen en procesión. Lo hacen en recuerdo de los que construyeron su catedral, que venían a este lugar en busca de madera, siempre que plantasen tres árboles por cada uno que se llevaban cortado.



Ave


El día de San Isidro, 15 de mayo, vienen los vecinos de Valgañón y sueltan vacas por el campo, que permanecerán en este lugar hasta que comience el invierno. Luego suben al pastizal de Anguta. Hasta hace unos años en este pastizal tenía lugar una lucha de toros. El toro vencedor se convertía en semental o ‘padre de la vacada’. Se hacían apuestas. 

Y es que la hierba de Anguta tenía una fama multisecular. En 1827, Baltasar de Untoria, vecino de Valgañón, escribía: 

Hay una dehesa famosa
cerca del pueblo de Anguta
que su hierba es sin disputa
en sumo grado sabrosa.
Es también tan sustanciosa
que en diez días el ganado
aunque esté deteriorado
si de su hierba ha comido
se pone gordo y lucido
y en el más robusto estado.

Los de Anguta hacían una danza procesional, hoy perdida. Del 1772 corresponde el texto siguiente: 

Júntense las Cofradías
con sus pendones y cirios;
Alcalde, los danzadores,
aunque sean mal vestidos,
acudan luego a la dehesa…

Otras gentes que venían en procesión eran los de Santurdejo y Grañón “por voto de villa y según costumbre antigua” (catastro del Marqués de la Ensenada de 1776).



Pilas bautismales


Y es que: 

La Virgen de las Tres Fuentes
no es comprada ni es vendida
es bajada de los cielos
y en la dehesa aparecida.

En los Gozos a la Virgen tiene un protagonismo especial san Antonio, el casamentero. Las mozas en edad de casar venían en romería todos los 13 de junio, daban 7 vueltas alrededor de la iglesia, bebían agua del caño del medio de la fuente sin apoyarse y pisaban un ladrillo. Tras el ritual, era seguro que el novio no tardaría mucho en llegar. También se hacía el juego del “botito”, aunque estaba prohibido. Era tal la afluencia de mozas y mozos que en el siglo XX se hacían servicios especiales de ferrocarril para trasladar a todas las gentes que querían acudir a esta romería.