Las iglesias del Serrablo, Huesca



Rasal, iglesia de San Juan Bautista de Omiste

El poblamiento de la zona viene de antiguo. En la Cueva del Oso se ha encontrado cerámica neolítica o de comienzos de la Edad del Bronce, hace 3,000-3,500 años.

Esta iglesia es la más alejada del núcleo de templos que englobamos dentro de las “iglesias del Serrablo” o “círculo larredense”. Fue la iglesia parroquial de un pueblo que acabó desapareciendo en el siglo XVI.


La iglesia es lo que queda de un pueblo que desapareció en el siglo XVI


Fue construida entre el 1060 y el 1070. La cabecera es la parte más interesante que nos ha quedado. Tiene cinco arcos ciegos apoyados en lesenas (en lugar de los siete que observamos en las otras iglesias del Serrablo) y un friso de baquetones. La planta es de nave única cubierta con tejado de madera y ábside semicircular cubierto con bóveda.

Cartel informativo: “Esta sencilla ermita, declarada Bien de Interés Cultural, fue edificada en dos etapas constructivas distintas. En la primera, durante el siglo XI, se levantó el ábside de la zona del altar según los rasgos de las iglesias del Serrablo. El resto, es decir, la nave de los fieles, pertenece a una época posterior. Esta diferenciación cronológica la apreciamos fácilmente si comparamos los sistemas de cubiertas utilizados en los techos. Mientras que la zona del ábside se cubre con una bóveda de piedra con forma de cuarto de esfera, para cubrir la zona de la nave rectangular optaron por una techumbre de madera a dos aguas. Entre ambas estructuras, en la zona correspondiente al presbiterio otra bóveda semicircular permite una armónica transición. El otro elemento diferenciador que resulta evidente entre ambos períodos constructivos es el tipo de piedra utilizado.”

En su interior quedan restos de pinturas, que estaban tapadas con  cal. Un Pantocrátor dentro de una mandorla y el Tetramorfos. Posiblemente estas pinturas son de finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII.


Pinturas en el interior: Pantocrátor dentro de una mandorla y Tetramorfos. (foto: listarojapatromonio.org)



Restos de pinturas en el interior (foto: cartel informativo)


En las religiones precristianas la mandorla es la representación de la Diosa Madre, pues tiene la forma de una vulva. La escena que se representa en el Románico representaría a Dios saliendo de la vulva de la Madre Tierra. Los pitagóricos tienen la mandorla como una figura sagrada: dividiendo su altura por su altura tenemos la relación 265:153, que es la raíz cuadrada de 3. Son precisamente 153 el número de peces que se pescaron en un milagro de Jesucristo.

El tetramorfos es la representación de los cuatro evangelistas en las figuras de un león, un toro, un hombre y un águila. Sus atributos son la nobleza, la fortaleza, la sabiduría y el mundo superior. Para san Ireneo (130-202) son los cuatro puntos cardinales, es decir, las cuatro esquinas del mundo. Como  antecedentes del tetramorfos tenemos a los cuatro hijos de Horus, representados también por tres animales (chacal, mono y halcón) y un hombre y también relacionados con los puntos cardinales. Los hijos de Horus protegen el alma de este dios, lo mismo que el tetramoros rodea y protege a Cristo. Tenían la función de guardar las vísceras del personaje que estaba siendo embalsamado, así como de colaborar con Osiris en el pesaje de las almas.


La Virgen de los Ríos (foto: romanicoaragones.com)


En la iglesia de Rasal veremos una talla de la Virgen de los Ríos. Procede una ermita cercana y en ruinas. Es una virgen negra, lo que nos hace pensar en la Orden del Temple. También, una pila bautismal.

Las vírgenes negras representan la adopción por el cristianismo de las antiguas diosas de la fertilidad, y que eran muy veneradas en el Imperio Romano bajo las formas de Isis, Cibeles y Artemisa. La Isis egipcia simboliza las tierras negras de las orillas del Nilo, fertilizadas con sus crecidas. La imagen de la diosa Isis amamantando a su hijo Horus tendrá su réplica en la imagen de la Virgen María amamantando a Jesús. La recuperación de las vírgenes negras es obra de la Orden del Temple. De esta forma en realidad se restablecía en "Nuestra Señora" el culto multisecular a la Diosa-Tierra.


Plano de la iglesia (foto: cartel informativo)


Los celtas también tenían su diosa negra. Se trata de Brigit. La fiesta de Imbolc era una fiesta de la fertilidad y también de la luz (el fuego, pues los días van haciéndose más largos) y se celebraba el uno de febrero, aproximadamente en la mitad entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Esta fiesta se cristianizó con la Candelaria.

En los alrededores de la iglesia de Rasal encontraremos los restos de una necrópolis medieval.

La orientación del templo es de 90º, es decir, a la salida del sol en los equinoccios.