Olite y alrededores



Olite, iglesia de San Pedro


Un poco de Historia: 6,000 habitantes en la Edad Media

La presencia humana en el término municipal de Olite está documentada en el Magdaleniense Superior, hace unos 15,000 años. También se conocen asentamientos del Calcolítico (segundo milenio a.n.e.) y la Edad del Hierro (primer milenio a.n.e.). En Olite se conservan importantes restos de época romana, que evidencian una importante ocupación del territorio especialmente entre los siglos I y IV. Abundantes monedas y cerámica nos lo atestiguan. La muralla -de la que quedan algunas torres- fue originariamente una obra romana reaprovechada en época medieval. La calzada que unía Pamplona con Zaragoza seguramente pasaba por aquí. En época visigoda, el rey Suintila, en el 621, reforzó las fortificaciones de la localidad para detener los ataques de los vascones; Isidoro de Sevilla narra estos hechos y así aparece la primera mención escrita de la villa de Olite.


La iglesia de San Pedro. La presencia humana en la zona data de hace 15.000 años


Tras la invasión musulmana, Olite pasa a integrarse en los territorios dominados por los Banu-Qasi. Esta era una familia descendiente del conde visigodo Casio, que se había convertido al Islam tras la invasión islámica (banu qasi = hijos de Casio) y así mantener su dominio sobre el valle medio del Ebro. Los Banu Qasi mantuvieron su hegemonía en la zona entre los siglos VIII a X. Se llegaron a autodenominar como "el tercer rey de España" (los otros dos eran el de Córdoba y el de Asturias).

A comienzos del siglo XII, Alfonso I el Batallador conquista el valle del Ebro y Olite pasa a ser territorio cristiano. En 1147 le fue concedido el Fuero de Estella que permitió un crecimiento importante de población. El Fuero de Estella derivaba del de Jaca. De esta forma, en el siglo XIII Olite llegó a tener 6,000 habitantes, una cifra importante. La villa tuvo que ser ampliada con el llamado “Cerco de fuera”. Por estas fechas ya se habían construido tanto la iglesia de San Pedro como la de Santa María. Había hasta 10 cofradías. La actividad principal era la agricultura, pero la artesanía y el comercio también ocuparon un lugar no menos importante en la economía de la villa. Contaba, además, con una activa comunidad judía. 


Las posesiones de Alfonso I el Batallador (1073-1134). (Mapa: Atlas de Navarra - Geografía e Historia; autor: Miguillen)


En el siglo XIV, con la Peste Negra y la crisis económica que asoló toda Europa, Olite comenzó una fase de decadencia. La población en 1366 debía estar en torno al millar de personas. Los monarcas navarros trataron de devolverle a Olite su antiguo esplendor: Carlos III el Noble estableció aquí su residencia real y la hizo capital de una nueva merindad (división administrativa). Carlos III (1361-1425) hizo honor a su apelativo de “el Noble” desarrollando una política de buenas relaciones con Castilla, Aragón y Francia a base de enlaces matrimoniales. Murió en Olite.

Pero en 1495, en el conflicto entre beamonteses y agramonteses, Olite -que se había decantado a favor de los segundos- fue tomada al asalto y saqueada.

A comienzos del siglo XVI Navarra quedó incorporada al Reino de Castilla por los Reyes Católicos. Fue residencia de virreyes y celebró algunas Cortes. Pero su esplendor de antaño se había perdido. 

El siglo XVIII fue periodo de recuperación económica en general. Olite alcanzó niveles de producción agrícola muy relevantes (cereales, vino, olivas, legumbres, lino).

El siglo XIX se benefició de los avances económicos de la centuria anterior. Pero la filoxera, en el último cuarto del siglo, trajo de nuevo la crisis. Una parte importante de la población acabó emigrando.





La iglesia de San Pedro, la más importante de Olite en la Edad Media

Hubo una primitiva iglesia llamada de San Felices, documentada en 1138. Poco se sabe de ella. Parece ser que la iglesia de San Pedro se construyó sobre la de San Felices, convirtiéndose en la más importante de Olite en la Edad Media. Fue residencia del Cabildo de las Parroquiales de Olite y sede de varias cofradías.


Portada de San Pedro. Es la portada original de la iglesia del siglo XII.


La iglesia de San Pedro aparece vinculada al monasterio de Montearagón, cercano a la ciudad de Huesca. Fue una donación de Sancho Ramírez (1043-1094)  en 1093, que fue rey de Aragón y Pamplona. Para consolidar su reino, se infeudó al Papado y promovió el cambio del rito mozárabe al romano. En su tiempo se concedió el Fuero de Jaca, en el que se basan los fueros de muchísimas ciudades y villas medievales. 

La iglesia de San Pedro se comenzó a construir a mediados o finales del siglo XII. De esas fechas, nos queda la portada. Las obras del siglo XIII y XIV son de estilo gótico-cisterciense: interior, torres, coro, capilla del Cristo (siglo XVI). A comienzos del siglo XVIII hubo nuevas ampliaciones en estilo barroco en la cabecera. En 1571 y hasta el siglo XIX, la dependencia de la iglesia de San Pedro sería del obispado de Barbastro.

En la portada encontramos una iconografía muy sugerente:  capiteles de lucha entre un guerrero y un dragón (con la inscripción "Serpens anticuus qui est diabolus", serpiente antigua que es el diablo) y entre un centauro y una arpía, guerrero contra león, guerrero contra oso al que ha destripado; temas mitológicos y biblicos. Los enfrentamientos son la expresión del pensamiento dualista, que nos presenta la realidad como el resultado de la lucha de dos elementos, que se oponen y se complementan a la vez. Angelus Silesius (siglo XVII) dice: "Dos hombres hay en mí: uno quiere lo que Dios quiere; el otro, lo que quiere el mundo, el demonio y la muerte." Anteriormente, Tomás de Aquino señalaba: "duo sunt in homine" (dos [realidades] están en el hombre). El origen de esta forma de entender el mundo está en el Neolítico, cuando se observa que, dentro de un ciclo anual y eterno, el sol brilla con todo su esplendor (solsticio verano) para luego decaer (solsticio invierno), la semilla muere para dar paso a la vida de una planta, se cree que la muerte es un renacer… la realidad se explica por la lucha de contrarios que a la vez que se oponen se identifican.



Lucha entre un guerrero y un dragón




Lucha entre un centauro y una arpía




Ave


En el tímpano aparecen san Pedro rodeado por san Andrés y Santiago con ángeles con incensarios, restos de policromía y una fecha desdibujada (Anno DNI M CC...). Escenas de la vida de san Pedro se reproducen en el dintel: las llaves, la caminata sobre las aguas y su crucifixión cabeza abajo. Un rosetón completa el conjunto. También quedan restos de escudos heráldicos.


El tímpano, con san Pedro, san Andrés y Santiago. Ángeles con incensarios. Debajo, escenas de la vida de san Pedro: las llaves, la caminata sobre las aguas y su crucifixión cabeza abajo.




San Pedro. La escena de las llaves





San Pedro. La caminata sobre las aguas





San Pedro crucificado cabeza abajo.


A ambos lados de la portada encontramos dos águilas de considerable tamaño. Entre sus garras mantienen las presas que han cazado. El águila es un ser espiritual, vive en el cielo, junto a los dioses. Por su capacidad de caza y su agresividad es el animal que manda en las alturas. Para los celtas, el águila simboliza renacimiento, relacionada con el sol; si sobrevolaba a un ejército, era señal de victoria. Los romanos la llevaban como insignia de las legiones. En China representa el principio masculino yang. Fulcanelli la equipara con la luz. Para Jung es el símbolo del padre.



Al águila, con la presa entre sus garras.



El simbolismo del águila es universal. Es un animal superior, que vive en el cielo junto a los dioses. Por eso está en muchos escudos heráldicos



El interior es de nave central, dos naves laterales y crucero,  bóvedas de crucería y cúpula. Los capiteles tienen decoración vegetal, rostros femeninos y bestiario medieval; en un caso tenemos una dama hilando y un herrero. El retablo mayor es barroco. La capilla de la Virgen del Campanal tenía pinturas murales que hoy podemos contemplar en el Museo de Navarra, en Pamplona; uno de los mejores ejemplos de pintura mural navarra.

La torre gótica, del siglo XIV, termina en flecha y tiene 54 metros de altura.

El claustro es románico. Tres de sus lados tienen 7 arcos, mientras que el cuarto es de 8 arcos. La decoración es de motivos vegetales y rostros. En un caso se representan escenas de Adán y Eva, aunque son capiteles muy deteriorados.



Capiteles del claustro que representan a Adán y Eva, muy deteriorados. (foto: aldeaglobal.net)


La orientación del templo es de 91,5º aproximadamente, es decir, a la salida del sol en los equinoccios.