Berlanga de Duero y comarca
San Baudelio de Berlanga. Historia y leyenda
Un poco de Historia: su origen está en una comunidad eremítica altomedieval
Nada se conoce del origen de esta ermita. La primera documentación escrita es del 1136, en que se traslada su jurisdicción a la diócesis de Sigüenza. Cartel informativo: "La primera referencia documental conservada sobre el monasterio de San Baudelio data de 1136, cuando se asigna el cenobio a la diócesis de Sigüenza por el Concilio de Burgos. Documentos posteriores atestiguan que, en torno a la iglesia, existían construcciones destinadas al servicio del monasterio.”
El exterior de la ermita es muy austero. Es lo que queda de un monasterio.
Los inicios más remotos bajo el Cristianismo probablemente estén en la cueva de la parte sur de la ermita, que debió ser residencia de eremitas en tiempos altomedievales. La existencia de un manantial facilitaría sin duda la vida en este lugar. Posteriormente, hacia el siglo X o el XI, se crearía un monasterio bajo la advocación de San Baudelio. En el siglo XI estas comarcas ya había sido conquistadas por Fernando I de León. Cartel informativo: "En Casillas de Berlanga, municipio de Caltojar, junto al valle del río Escalote, sobre un cerro denominado Alto de la Cespedera, junto a una fuente, hay una pequeña cueva que, según la tradición, fue ocupada por algún ermitaño, dando lugar a la posterior fundación de un monasterio en ese mismo lugar. En la actualidad sólo se ha conservado la necrópolis y la iglesia que fue construida a finales del siglo XI, bajo la advocación de San Baudelio."
San Baudelio fue un mártir de Nimes del siglo IV. Su culto tuvo gran difusión en la España altomedieval. Sus seguidores se solían ubicar en lugares apartados donde hubiese agua y evocar así el lugar de enterramiento del santo.
Necrópolis de tumbas excavadas en roca, contigua a la iglesia
Los constructores de la ermita serían mozárabes, cristianos que habían vivido en territorio musulmán y que se habían trasladado a los reinos cristianos del Norte. Los mozárabes trajeron una fuerte influencia árabe en sus obras. En San Baudelio se nota en la columna en forma de palmera, la linterna, la tribuna, y la “mezquitilla” de la parte occidental del templo. Asimismo, la situación de la ermita de San Baudelio en zona fronteriza entre musulmanes y cristianos y la permanencia de población musulmana en los territorios conquistados favorecería también la influencia árabe.
La parte occidental del templo recuerda una mezquita
De hecho, San Baudelio es el monumento más árabe construido en tierras cristianas. Esto ahonda más en el enigma de su origen. Si decimos que data del siglo XI, una vez conquistado el territorio, estamos hablando de un época en que se está generalizando la reforma de Cluny y se abandona el rito mozárabe por el romano. Una época en que ya no se puede hablar de “construcciones mozárabes”. Además, los primeros obispos de Osma y de Sigüenza venían de Cluny y con toda seguridad no habrían aprobado una iglesia como la de San Baudelio. Más probable parece su datación en el siglo X, cuando se produce una gran afluencia de mozárabes desde al-Andalus a los reinos cristianos y estas tierras pasan alternativamente a manos de unos y otros: seguramente, San Baudelio se edificaría aprovechando algún momento del siglo X en que estos territorios estuviesen bajo el dominio cristiano.
La comunidad monacal se mantuvo hasta el siglo XIII, aunque hasta el siglo XVII había en los alrededores una serie de casas que servirían de residencia de los ermitaños y cuidadores de la ermita y de algunas familias que trabajaban el campo y mantenían sus ganados.
La palmera o columna central también hace referencia a influencias musulmanas. De hecho, San Baudelio es el monumento más árabe construido en tierras cristianas.
San Baudelio. La leyenda: conciliar las creencias musulmanas y cristianas
la leyenda cuenta la historia de dos jóvenes. Ismael vivía a orillas del Mediterráneo y era cristiano. Omar vivía en el desierto africano, en la zona del Sahel, y era musulmán. Ambos tuvieron un sueño al mismo tiempo: vieron como un gran resplandor y fueron conscientes de que eran los elegidos por sus dioses por su pureza de corazón para una misión muy especial. Ismael sería el guardián del Santo Grial, que estaba en Montsalvatch, en Hispania. Omar sería el guardián del Kausar, la fuente del paraíso en que, según la religión mahometana, nacían todos los ríos y cuya agua curaba todos los males.
Ambos comenzaron un camino iniciático que les llevaría a San Baudelio de Berlanga. Les perseguía el ángel Azrael, tratando de que no llegaran a su destino. Azrael es un ángel de la corte de Lucifer en la religión cristiana y el ángel de la muerte en la musulmana.
EL ábside, con el Espíritu Santo cabeza abajo, es otra de las características de este templo
Cuando llegaron a San Baudelio de Berlanga encontraron a un viejo sabio que vivía en una gruta. El viejo les explicó el sentido de su viaje: habían sido llamados para que, en aquel lugar, levantaran un templo que representaría el hermanamiento y convivencia de las dos culturas.
Los jóvenes comenzaron a relatar las experiencias vividas durante el trayecto. Omar contó cómo había llegado a una gran ciudad. Era la ciudad de Irem, la réplica del paraíso celestial de Allah, que había sido construida por Sheddad, nieto de Noé. Un 'derviche', especie de monje musulmán, le explicó cuál era su misión:
Eres un peregrino del amor en busca de las huellas del destino de las gentes de tu pueblo. Tu misión es aunar, en estos tiempos de luchas fratricidas y de desdichas, el espíritu de las culturas ahora enfrentadas. Siguiendo la senda que las estrellas irán abriendo a tu paso para ti, llegarás a una tierra fronteriza, iluminada por un íntimo esplendor, donde encontrarás a tu hermano. En este rincón exótico, liberado ya de las luchas por su dominio, construiréis los dos el templo de la unidad y la convivencia de todas las almas de buena voluntad.
Al ábside se accede por un arco de herradura
El derviche regaló a Omar un báculo que tenía grabados unos jeroglíficos. La interpretación de estos jeroglíficos serviría de guía a Omar en su camino hacia San Baudelio y le daría las claves para encontrar el Kausar o fuente de la vida.
Ismael contó que el espíritu de Titurel, el primer guardián del Grial, le siguió por todos los lugares que iba pasando. Una noche se encontró ante un castillo. Titurel le invitó a que entrara en él. Después de atravesar muchas salas que se disponían a modo de un laberinto, llegó a un salón en el que doce guerreros orantes estaban custodiando el Grial. El Grial estaba en un tabernáculo en forma de rosacruz que irradiaba un gran resplandor. Ismael notó un sensación de paz absoluta. Al momento, entendió el significado de los grabados que había incrustados en el Grial: le indicaban el camino a seguir hasta Santa Baudelio, donde construiría un templo en honor del Dios de todas las creencias.
Cuando Omar e Ismael acabaron sus relatos, la cara del anciano sabio comenzó a desfigurarse. Los jóvenes vieron en ella al derviche de Irem, a Titurel y a los doce guerreros del Grial. También, aquella cara reflejaba el dolor por la intolerancia y las guerras, al tiempo que la sabiduría y la bondad que anunciaban una nueva época de fraternidad y convivencia.
El camello es otro elemento que denota la influencia musulmana
En ese momento, delante de Ismael se le apareció el Grial, suspendido en el aire, mientras que Omar oía las canciones del muecín de Allah en el Kausar. Tuvieron claro que su misión era construir un templo que cobijara al Grial y a la voz del alma de Allah.
A continuación, el viejo sabio les mostró el Libro de la Sabiduría. Contenía las tablas de la Ley de Yaveh y de la Ley de Allah. Era un libro con signos dispuestos en espiral. Este libro había sido entregado por los sacerdotes de Eleusis (Grecia), a Salomón y a los constructores de las pirámides. También fue entregado a los monjes del Tíbet y a los sacerdotes de los indios precolombinos de América. El Libro de la Sabiduría se guardaba en la biblioteca de Shamabala, la ciudad de los dioses, la mayor biblioteca del mundo antiguo desde la de Alejandría. El viejo sabio había aprendido en esta biblioteca los secretos de los cuerpos celestes y la geometría áurea con que se construían los templos.
San Baudelio se edificó como un templo con dos cubos, simbolizando la perfección de las formas cuadradas, orientadas hacia los puntos cardinales. Su eje central fue una columna en forma de palmera, que era el árbol sagrado que había resguardado el sueño de Ismael y de Omar aquella noche en que les fue revelado su destino.
El oso. La leyenda de la ermita de San Baudelio, de inspiración claramente arabizante en su estilo de narración y de una belleza incomparable, trata de conciliar las culturas cristiana y la musulmana, lo que, parece ser, sería el objetivo de su construcción.
Cuando el templo se terminó de construir, el Grial descendió hasta la pequeña linterna ubicada en las nervaduras de la palmera. Un gran resplandor iluminó el momento. Omar, Ismael y el anciano sabio sentían un éxtasis inenarrable. Omar contemplaba el brillo del Grial, pese a que se creía que sólo los cristianos podían hacerlo. En aquel momento, las huríes -mujeres del paraíso mahometano- entonaron bellas canciones. También esto desmentía la creencia de que sólo los grandes guerreros musulmanes podían oir los cantos de las huríes.
A partir de ese día, los puros de corazón que visitan San Baudelio sienten la protección del Grial y entienden sus misterios, al tiempo que oyen el canto del muecín de Allah que surge de las fuentes de la vida.
La interpretación de esta leyenda parece clara: estas tierras de frontera, durante muchos años, fueron pasando alternativamente a manos de cristianos y de musulmanes. San Baudelio se construiría en uno de aquellos momentos en que estas tierras habían sido tomadas por los cristianos y se mantenía todavía una mayoría de población musulmana. La leyenda, de inspiración claramente arabizante en su estilo de narración y de una belleza incomparable, trata de conciliar las dos culturas que, parece ser, sería el objetivo de la construcción de la ermita de San Baudelio. Es por ello que esta ermita no tiene parangón en el arte románico europeo, lo que la convierte en un caso único.