Románico del Alt Empordà, Girona



Monasterio de Sant Pere de Rodes


Un poco de Historia: originariamente, un templo romano

El monasterio de Sant Pere de Rodes se levanta en la ladera de la montaña de Verdera, bajo la protección del castillo de Sant Salvador de Verdera, del que hoy sólo quedan unas pocas ruinas. También en ruinas encontraremos en las inmediaciones el poblado medieval de Santa Creu de Roda, con la iglesia prerrománica de Santa Elena.


El monasterio de Sant Pere de Rodes se levanta en la ladera de la montaña 


Cartel informativo: "El conjunto monumental de Sant Pere de Rodes, formado por el monasterio de Sant Pere, el pueblo de Santa Creu y el castillo de Verdera, se encuentra en el corazón del Parque Natural del Cap de Creus y dentro de municipio del Port de la Selva.

"El monumento principal es el monasterio de Sant Pere, bajo cuya protección prosperaron el castillo de Verdera y el pueblo de Santa Creu. Su fundación data de finales del siglo IX, en el marco de la expansión de la orden monástica benedictina por los condados catalanes, impulsada por la monarquía franca.

"Los vestigios arquitectónicos de este conjunto monumental constituyen un ejemplo único de la estructura de poblamiento medieval. La visita al monasterio, al castillo y al pueblo ofrece la posibilidad de descubrir en un mismo lugar los espacios representativos de los tres estamentos sobre los que se fundamentaba la sociedad medieval: los 'oratores' que rezaban, los 'bellatores' que guerreaban y los 'laboratores' que trabajaban.



Dibujo del monasterio y sus dependencias (fuente: cartel informativo)


"La recuperación histórica y arquitectónica que lleva a cabo la Generalitat de Catalunya desde 1986 nos permite disfrutar de este lugar privilegiado que, por su entorno natural, su conservación y su singularidad, constituye un conjunto patrimonial excepcional."

Debió ser un templo romano seguramente dedicado a Afrodita Pyrene, como lo atestiguan algunos restos constructivos, así como fragmentos de mármol decorado, que fueron reutilizados en épocas posteriores. Sant Pere de Rodes aparece mencionado por primera vez en el año 878 en un documento del rey franco Luis II el Tartamudo, donde explica que era una celda monástica dedicada a san Pedro y que dependía de Sant Esteve de Banyoles. Estos eran tiempos en que el monasterio estaba en disputa entre Sant Esteve de Banyoles y Sant Polycarp de Rasès (Languedoc).

En el año 945 se liberó de sus dependencias y comenzó una época de esplendor, que abarcaría los siglos XI y XII. Como comunidad benedictina, estaba sometida directamente a Roma y, territorialmente, al condado de Empúries. Su primer abad fue Hildesind, hijo de una familia noble de la zona que financió muchas de las obras que se llevaron a cabo. Se convirtió en un lugar de peregrinación: en el año 979 el Papa concedió indulgencias a los peregrinos que fueran a este monasterio y que ello equivalía a una peregrinación a la tumba de san Pedro en Roma; en 1008 se establecen los jubileos plenísimos de la Santa Cruz. Fue uno de los tres lgares de jubileo de España, junto con Santiago de Compostela y San Toribio de Liébana.

Recibió grandes donaciones: sus posesiones llegaron a los territorios de la actual sur de Francia y gran parte de la Catalunya cristiana de la época. Se construyó una iglesia, que fue consagrada en el 1022. Con algunas modificaciones, este templo ha llegado a nuestros días.



Plano del monasterio (foto: Edicions 62)



Durante el siglo XII el monasterio sufrió de los enfrentamientos entre los señores de Peralada y los de Empúries. Esto afectó a alguna de sus estructuras, que hubo de ser reformada. De esta época es la galilea (pórtico que precede a la puerta de entrada de la iglesia), la portada y, finalmente, una nueva portada del Mestre de Cabestany entre 1160 y 1163 y un nuevo claustro. La portada quedó destruida cuando se abandonó el monasterio; algunos restos se conservan en el Museo Marés de Barcelona (Aparición de Cristo a los Apóstoles) y un capitel en el Museo de Peralada.

A partir del siglo XIV el monasterio entró en decadencia. Son tiempos de crisis económicas, Peste Negra, enfrentamientos armados en Catalunya... La Peste Negra mató a 24 monjes. Las donaciones cayeron en picado. La vida monástica se relajó. Apareció un nuevo peligro entre los siglos XV y XVII: la piratería, que hizo que se construyeran algunas fortificaciones defensivas. La piratería despobló zonas costeras enteras.

En 1654 los monjes de Sant Pere de Rodes tuvieron que abandonar el lugar durante seis años debido a la Guerra dels Segadors. El bandolerismo de los siglos XVII y XVIII produjo grandes expolios: los bandoleros asediaron repetidamente al monasterio en esas centurias. Las diversas guerras contra los franceses también produjeron estragos. La Biblia de Rodes fue expoliada en 1708, durante la Guerra de Sucesión; ahora está en la Biblioteca Nacional de Francia. Esta Biblia data del siglo XI.

En 1726 se produce un nuevo saqueo. En 1798 los monjes se trasladan a Vila-sacra y luego, en 1809, a Figueres. A partir de ahí, Sant Pere de Rodes quedó a expensas de los saqueadores y acabó siendo una ruina.

Cartel informativo: "Fundada en el siglo IX, entre los siglos X y XIV se convirtió en la abadía más importante del condado de Empúries, tanto por la protección de los condes y la nobleza como por su prestigio como centro de peregrinaje. En 1798, tras un largo periodo de decadencia, la comunidad benedictina abandonó la abadía, lo que provocó su espolio artístico y su ruina".


Fundada en el siglo IX, entre los siglos X y XIV se convirtió en la abadía más importante del condado de Empúries, tanto por la protección de los condes y la nobleza como por su prestigio como centro de peregrinaje. 





Origen mítico del monasterio: las reliquias de san Pedro.

Hace unos años se encontró un maletín con unas reliquias que se piensa eran de san Pedro. Se sabe que en el año 610 fueron sacadas de Roma al estar la ciudad en peligro. Según la leyenda, estas reliquias fueron traidas a Sant Pere de Rodes y eso explicaría la construcción de un complejo monástico de tal magnitud. Primeramente, los que trajeron las reliquias las escondieron en la montaña y volvieron al mar; cuando regresaron, ya no recordaban dónde estaban y decidieron por ello levantar allí mismo un monasterio.