San Millán de la Cogolla, La Rioja


Monasterio de Yuso


Un poco de Historia: originariamente románico; posteriormente, herreriano del siglo XVI


El monasterio de Yuso forma parte, junto con el de Suso, del conjunto monumental de San Millán de la Cogolla. Se ubica en el fondo del valle; de ahí que recibe el nombre de "yuso" ("abajo", en castellano antiguo, frente al de "suso" o de "arriba", ubicado en la ladera de la montaña).
  
Las obras comenzaron en 1053, reinando García Sánchez III de Navarra "el de Nájera". Este monarca era muy devoto de San Millán, personaje que está en el origen de todo este conjunto monacal. El monasterio de Suso se había quedado pequeño para la comunidad de monjes que en él residían y para el volumen de peregrinos que lo visitaban cada año.

  
El coro


La historia de la construcción de Yuso está en la leyenda. Se cuenta que el rey mandó trasladar los restos de San Millán al monasterio de Santa María la Real de Nájera, recién construido. El monarca quería hacer de Nájera un gran centro religioso. San Millán estaba enterrado en el monasterio de Suso. Cuando llevaban tales restos en una carreta tiraba por un par de bueyes, al llegar al fondo del valle, los animales no quisieron moverse más. Era imposible que dieran un solo paso. Entonces todos comprendieron que aquello era una señal divina que les indicaba que en aquel lugar había que construir un nuevo monasterio donde reposaría San Millán para toda la eternidad. A partir de 1067 sus restos se guardarían en un arca de marfil. Este monasterio se llamaría de Yuso (de abajo), por referencia al de Suso (el de arriba).
  
En realidad, el monarca tuvo que desistir del traslado de los restos por el gran descontento que provocaba entre la comunidad monástica de Suso y en la población de la comarca. 

  
En el scriptorium de Suso se realizaron las primeras muestras conocidas en idiona castellano y en idioma vasco.


Mientras que Suso seguía con el rito mozárabe y era un centro mixto, de hombres y mujeres, el de Yuso se regía por la regla benedictina y era sólo para varones. Esto cambia en el siglo XII, cuando se adapta el rito romano, se abandona el rito mozárabe y sólo hay una comunidad, la benedictina, formada únicamente por hombres. El monasterio de Yuso, mucha más grande, pasa a ser la sede principal de esta comunidad.
  
El monasterio de Yuso se edificó en estilo románico. En el siglo XVI se demolió y fue reconstruido en estilo herreriano, tal como lo podemos contemplar hoy. Los siglos X y XI fueron los da mayor esplendor de este conjunto monástico.
  
Los monjes benedictinos fueron expulsados en 1809 por orden de José Bonaparte. Eran los tiempos de la Guerra de la Independencia. Peor volvieron en 1813. De nuevo expulsados en 1820, en el bienio constitucional, pero vuelven en 1823. En ese momento la hacienda real venció la botica en subasta pública.
  
La desamortización de Mendizábal en 1835 hace que los monjes hayan de abandonar una vez más San Millán de la Cogolla. Durante 31 años no hubo vida religiosa, hasta que en 1866 vino una congregación de franciscanos de Bermeo, que marcharon al poco. En 1878 ocuparon el conjunto monacal los frailes de la Orden de los Agustinos Recoletos para formar misioneros con destino a Filipinas.
  
  

Aquí se guarda el arca de San Millán





El monasterio: una gatera para preservar los libros Cantorales


El claustro es renacentista. Las bóvedas son góticas.
  
La iglesia es de tres naves. Estilo gótico decadente. Hay dos partes bien diferenciadas: la reservada a los monjes, desde el coro central, pasando por le presbiterio hasta el relicario,, y la parte destinada a los fieles, que es la parte trasera. La sillería del coro fue realizada a mediados del siglo XVII. Retablo del siglo XVII, con San Millán peleando contra los moros. La sacristía está bellamente decorada con pinturas del siglo XVIII; la temperatura se regula aquí con un suelo de alabastro, que facilita la conservación de las pinturas. 

  
Los libros Cantorales en su archivo


En el oratorio tenemos las réplicas de las arcas de san Millán (siglo XI) y san Felices (siglo XII). A destacar la biblioteca de Cantorales, siglo XVII. Sólo hay cuatro colecciones completas de Cantorales en toda España. Son 30 libros enormes, que pesan entre 40 y 60 kg cada uno, hechos a mano, con piel de unas 2.000 vacas. Son los cantos que hace la comunidad durante todo el año. Los Cantorales se conservan en una estantería cerrada con un sistema de ventilación muy original   y efectivo, así como una gatera para facilitar la entrada de los gatos y que se coman a los ratones, grandes enemigos de los libros. La estantería está en la zona norte del monasterio, la más fría y de temperatura más estable.
  

Los libros cantorales. Son 30 libros enormes, que pesan entre 40 y 60 kg cada uno, hechos a mano, con piel de unas 2.000 vacas. 



También es muy importante la colección de facsímiles. El códice 46, del año 964, contiene 20.000 artículos y resume todo el saber de su tiempo. El códice 60 o Glosas Emilianenses, con las primeras frases en castellano y en vascuence. 
  
El conjunto de archivo y biblioteca fue de los más importantes en la España medieval y aún lo sigue siendo. El documento más antiguo data del 754. 
  
Había un serpentario, lugar para la crianza de serpientes. Se usaba su veneno para   fabricar pócimas curativas y diversos medicamentos.
  

También es muy importante la colección de facsímiles.




El milagro de luz en los equinoccios

En los equinoccios tiene lugar un fenómeno de luz solar, como en tantos templos católicos. Las fechas son el 21 de marzo y el 23 de septiembre. Hacia las seis y cuarto de la tarde el sol penetra por el rosetón occidental, pasa por el círculo que corona el trascoro   e ilumina el centro geométrico de la iglesia. El fenómeno dura unos minutos.

La orientación de Yuso, lo mismo que la de Suso, es de 60º, es decir, a la salida del sol en el solsticio de verano.