La piedra filosofal

El proceso alquímico


La piedra filosofal

La “Piedra Filosofal” es un término acuñado en la Edad Media de Occidente. La Piedra Filosofal transmuta los metales en oro, es decir, completa el trabajo de la Naturaleza por el cual todos los metales están "perfeccionándose" hasta convertirse en el oro, según era creencia entre los alquimistas. Arnau de Vilanova: "existe en la Naturaleza una cierta materia pura que, descubierta y llevada a la perfección por el arte, convierte en sí misma a cuantos cuerpos imperfectos toca". Fray Simone da Colonia: "Este arte nos enseña a hacer un remedio llamado Elixir, que, vertido sobre los metales imperfectos, los perfecciona por completo, razón por la que se ha inventado".  Carbonelli: "esta materia, si hubiese sido mejor dirigida por la Naturaleza a las vísceras de la tierra y no se hubiese mezclado por accidente con impurezas habría sido el Santo Sol y la Luna". Ramon Llull: "En primavera, mediante su grande y maravilloso calor, la Piedra da la vida a las plantas; si disuelves el valor de un grano en agua y, tomando de esta agua la que fuere precisa para llenar la cáscara de una avellana, riegas con ella una cepa de viña, tu cepa ostentará en mayo racimos maduros".


Arnau de Vilanova: "existe en la Naturaleza una cierta materia pura que, descubierta y llevada a la perfección por el arte, convierte en sí misma a cuantos cuerpos imperfectos toca"


La Piedra Filosofal no sólo transforma los metales en oro; también transforma a las personas, tiene propiedades terapéuticas, es una transmutación física y espiritual. Este concepto fue desarrollado inicialmente por los árabes;  en el Occidente cristiano se le añadió la denominación de "elixir de la vida" (elisir vitae) por sus propiedades sobre el ser humano. La Piedra Filosofal es la culminación del proceso alquímico. Nos proporciona una larga vida o la vida eterna, nos cura de todos los males, nos hace sabios. En Occidente, se asocia con la búsqueda del Grial que, en algunos textos, se habla de él como una piedra (lapis). 

Para Karl Jung, la búsqueda de la Piedra Filosofal es una búsqueda dentro de nosotros mismos, en nuestro subconsciente. Roger Bacon: "una medicina que hace desaparecer las impurezas y todas las corrupciones del más vil metal, puede lavar las impurezas del cuerpo e impide de tal modo la decadencia de éste que prolonga la vida en varios siglos". Arnau de Vilanova: "la Piedra filosofal cura todas las enfermedades [… ]. Cura en una hora una enfermedad que de otro modo duraría un mes; en doce días una enfermedad que duraría un año, y en un mes otra más larga. Devuelve a los viejos la juventud". Cosmopolita: "Es piedra y no es; se le llama piedra por su semejanza con esta; en primer lugar, porque su origen es verdaderamente pétreo cuando se extrae de las entrañas de la tierra: es una materia dura y seca, que se puede desmenuzar y pulverizar como una piedra. En segundo lugar, porque tras la destrucción de su forma, integrada por un azufre hediondo cuya eliminación es indispensable para la separación de las partes compuestas y ensambladas por la Naturaleza es necesario reducirla a una única esencia, transformándola paulatinamente, de acuerdo con la Naturaleza, a una piedra incombustible, resistente al fuego y fusible como la cera; y ello podrá hacerlo sólo cuando recobre su universalidad". Fulcanelli:  “La Piedra filosofal se muestra a nuestros ojos en la forma de un cuerpo cristalino, diáfano, rojo en conjunto, amarillo después de ser pulverizado, muy denso y muy fusible, aunque estable a cualquier temperatura, y cuyas cualidades propias lo hacen incisivo, ardiente, penetrante, irreductible e incalcinable”. Johann Baptist van Helmont, siglo XVII: “He visto y manejado la Piedra filosofal. Tenía el color del azafrán en polvo, era pesada y brillante como el vidrio en fragmentos”.


Para Karl Jung, la búsqueda de la Piedra Filosofal es una búsqueda dentro de nosotros mismos, en nuestro subconsciente.


La Piedra Filosofal se representa como un círculo (todo es uno) dentro de un cuadrado (los cuatro elementos) y, a su vez, dentro de un triángulo (las tres sustancias: sal, azufre y mercurio). 

Quien llevase consigo la Piedra Filosofal era invulnerable. Si ponemos la Piedra en el hueco de la mano, nos hacemos invisibles. Cosida a un lienzo que envuelva nuestro cuerpo, podemos elevarnos en el aire, lo que    parece una referencia al hinduismo: los yoguis y alquimistas de la India hablan de invisibilidad y vuelo mágico. 

La Piedra Filosofal es un compendio de creencias de los pueblos de la Antigüedad que tienen su origen en la noche de los tiempos: la creencia en los elixires de la inmortalidad viene de lo más profundo de la Prehistoria, miles de años atrás. En las más variadas culturas aparecen elementos que nos llevan a pensar en la Piedra Filosofal: el soma védico, el hacma iranio, la ambrosía griega, el caldero celta, el elixir de la vida chino...La idea de que la Piedra Filosofal proporciona la inmortalidad está presente en todas las culturas. En China, Ko Hung dice que estas personas, los inmortales, se mezclan con el resto de la humanidad y que sólo son reconocibles por otros alquimistas. En la India tenemos a los yoguis alquimistas, que vive igualmente mezclados con el resto de la Humanidad a lo largo de los siglos. Lo mismo pasa en Europa con algunos personajes, como Nicolás Flamel y su esposa, algunos Rosacruces en el siglo XVII o el conde de Saint Germain.


 Si ponemos la Piedra en el hueco de la mano, nos hacemos invisibles. Cosida a un lienzo que envuelva nuestro cuerpo, podemos elevarnos en el aire, lo que    parece una referencia al hinduismo: los yoguis y alquimistas de la India hablan de invisibilidad y vuelo mágico. 


La "quintesencia" es el quinto elemento que nos lleva a la Piedra. El simbolismo del cinco está presente en muchas culturas: son cinco las llagas de Cristo (dos en las manos, dos en los pies y una en el costado); el Islam habla de la cinco columnas de la santidad; en el hinduismo, el dios Dhiva tiene cinco rostros; los "cinco elementos" son la base de las medicinas orientales... El quinto elemento relaciona los otros cuatro (agua, aire, tierra y fuego) en los Upanishad védicos, lo que da razón de ser a lo que existe. El pentáculo o estrella de cinco puntas es el símbolo de los constructores medievales y así pasaría a las sociedades masónicas hasta nuestros días. La mano con cinco dedos -los cinco elementos del mazdeísmo tomados de los Upanishad védicos- es un símbolo cátaro. Lo mismo que la "mano de Fátima" entre los musulmanes tiene el poder de un talismán.


La "quintesencia" es el quinto elemento que nos lleva a la Piedra.




Origen de la palabra alquimia

Seguramente la palabra 'alquimia" viene del árabe. 'Al" es el artículo 'el' y 'quimia' vendría de 'kimiya' o 'tierra negra', haciendo referencia a Egipto (la palabra 'Egipto' quiere decir 'tierra negra', una consecuencia de las crecidas anuales del Nilo) o al 'nigredo' uno de los estados del proceso alquímico. Es la "tierra negra" que dio origen a las vírgenes negras en las culturas de la Antigüedad y en el cristianismo, representaciones del culto ancestral a la Madre Tierra. Al "material primordial" tambien se le denomina "sexo de Isis".

Otra posibilidad, reflejada en los textos griegos, es que 'alquimia' haga referencia a un personaje mítico llamado Kemes, que para Zósimo el Panapolitano -alquimista de Alejandría-, era un "profeta judío" (en hebreo 'kemes' es el sol) . Y añade Zósimo: "El gran sol produce la Obra, ya que todo se realiza a través del sol". En el final de la Tabla Esmeralda de Hermes se dice:  "Lo que he dicho de la Obra Solar está completo". En este sentido, la palabra alquimia también podría hacer referencia a los sacerdotes de los cultos solares de Mesopotamia y Egipto. Por otra parte, 'chemia' en griego también podría significar 'mezcla de líquidos'.


 'Al" es el artículo 'el' y 'quimia' vendría de 'kimiya' o 'tierra negra', haciendo referencia a Egipto (la palabra 'Egipto' quiere decir 'tierra negra', una consecuencia de las crecidas anuales del Nilo) o al 'nigredo' uno de los estados del proceso alquímico.



El lenguaje alquímico

El lenguaje y la iconografía alquímicos son muy particulares. Los alquimistas no exponen con claridad sus conocimientos en los libros que escriben. Utilizan, podríamos decir, un "lenguaje secreto" que sólo puede ser entendido por aquellos que dominan el arte de la alquimia.  Este lenguaje se consolida en el siglo XIII, una forma de explicar el proceso absolutamente indescifrable excepto para los muy iniciados. 

Los elementos básicos tienen denominaciones como "agua mercurial", "leche de la Virgen" o "fuego secreto". El "agua mercurial" resulta de la disolución de los elementos que intervienen en el proceso alquímico. Starkey, siglo XVII: "el principal fundamento de la transmutación es la posibilidad de reducir todos los metales y los minerales que son de naturaleza metálica a su primera materia mercurial". El rey Alfonso de Portugal, siglo XV, “nuestra disolución no es más que el hecho de devolver el cuerpo a la humedad […I. El primer resultado de esta opinión es la reducción del cuerpo al Agua, es decir, al mercurio, que es lo que los Filósofos llaman solución y que es el fundamento de la Obra entera”. Kirchweger, siglo XVII: "es seguro y cierto que la Naturaleza entera era Agua en el comienzo; que todas las cosas han nacido por el Agua y por el Agua deben ser destruidas". Uno de los principios de la alquimia es que "no efectúes ninguna operación antes de que todo haya sido reducido al Agua". Con el "fuego secreto" todo regresa a su estado original.


Los alquimistas utilizan un "lenguaje secreto" que sólo puede ser entendido por aquellos que dominan el arte de la alquimia. 


Un buen ejemplo de lenguaje alquímico: Abtala Jurain, tratado alemán de 1732: 

"Toma una buena cantidad de agua de lluvia normal, al menos diez Stäbchen, guárdala bien cerrada en vasos diez días como mínimo para que se depositen los posos en el fondo. Entonces vierte la limpia en un recipiente de madera. Este recipiente habrá sido hecho redondo como una bola y luego cortado por la mitad. 

"Llena una tercera parte del recipiente y ponlo al sol del mediodía en un lugar secreto o apartado. 

"Cuando hayas hecho esto, toma una gota del vino tinto bendito y déjala caer en el agua. Verás al instante una niebla y una espesa oscuridad en la parte de arriba del agua, tal como la que hubo en la primera Creación. Vierte después dos gotas y verás brotar la luz de la oscuridad. Después, cada medio cuarto de hora, echa la tercera gota, luego vierte la cuarta, luego la quinta y después la sexta gota, y entonces no eches más.

"Entonces verás por tus propios ojos, en la superficie del agua, una cosa después de la otra, según Dios creó las cosas en los seis días. No tengo poder para revelar cómo ha pasado tal cosa y tales secretos, que no se pueden expresar. Híncate de rodillas antes de hacer esta operación. Deja que tus ojos juzguen: así es como se ha creado el mundo. No lo toques y desaparecerá al cabo de media hora de iniciado. 


Los elementos básicos de la alquimia tienen denominaciones como "agua mercurial", "leche de la Virgen" o "fuego secreto".


"Al hacer esto, verás con claridad los misterios de Dios, que hasta ahora se han ocultado a vuestros ojos como a los de un niño. Comprenderás lo que Moisés escribió de la Creación; verás los cuerpos que tenían Adán y Eva antes de la caída; cómo era la serpiente; qué era el árbol y cuáles los frutos que comieron; dónde está el Paraíso y qué es y en qué cuerpos resucitarán los justos; y no en los que hemos recibido de Adán, sino en los que obtengamos por medio del Espíritu Santo, a saber: los que nuestro Salvador ha traído del cielo. 

"Toma siete trozos de metal, de cada uno de los metales llamados por los nombres de los planetas, y graba en cada uno de ellos el carácter del planeta en la casa del mismo planeta, y cada trozo ha de ser grande y grueso como una Rossnobel; pero del mercurio toma sólo la cuarta parte de una onza de peso y no pongas nada encima. 

"Después échalos en un crisol por el mismo orden que tienen en el cielo, y cierra todas las ventanas de la cámara para que la oscuridad sea total dentro. Entonces fúndelos juntos en el centro de la cámara y vierte en ellos siete gotas de la piedra bendita. 

"Pronto brotará del crisol una llama y se extenderá por toda la habitación (no temas a los daños), y toda la cámara brillará con más claridad que el Sol y la Luna, y verás sobre tu cabeza todo el firmamento, tal como está en el cielo estrellado; y los planetas seguirán su curso como lo hacen en el cielo. Y si dejas que el fuego cese por sí mismo, entonces cada uno estará en su sitio al cabo de un cuarto de hora."