Los elementos del proceso alquímico

El proceso alquímico 


Los elementos del proceso alquímico

Tradicionalmente, los elementos base del proceso alquímico han sido el azufre y el mercurio: el azufre es el principio activo, masculino, y el mercurio es el principio pasivo, femenino. De la unión del azufre y el mercurio surge el hermafrodita, lo que es a la vez masculino y femenino, y eso nos pone en camino parar alcanzar la meta final. Esta unión se describe también como un coito filosófico. En el "Rosario de los filósofos", de Arnau de Vilanova, está representado un rey y una reina en un solo cuerpo y sobre una tumba, mientras su alma (un niño pequeño) asciende a los cielos.


De la unión del azufre y el mercurio surge el hermafrodita, lo que es a la vez masculino y femenino, y eso nos pone en camino parar alcanzar la meta final.


Paracelso añade un nuevo elemento básico: la sal. El azufre es el principio vital. El mercurio es el símbolo de lo espiritual. La sal es el principio material. El mercurio representa el principio "solve" (disuelve), mientras que el azufre es el principio "coagula"; son principios opuestos. El mercurio es el principio femenino y el azufre el masculino. Como consecuencia de la unión de estos contrarios surge la sal.

El proceso alquímico se explica de muy diversas maneras. Por ejemplo, el alquimista y médico Josefo Quercetano, siglo XVI, nos indica que el proceso alquímico sigue hasta 12 operaciones: 1) Calcinatio. 2) solutio. 3) elementorum separatio. 4) coniunctio. 5) putrefactio. 6) coagulatio. 7) cibatio. 8) sublimatio. 9) fermentatio. 10) exaltatio. 11) augmentatio. 12) proiectio. 

Burckhardt dice que el cuerpo humano es el verdadero horno alquímico: "El verdadero atanor, el utilizado para la obra mayor, es el cuerpo humano y por consiguiente una imagen simplificada del cosmos. Lo más importante del horno-atanor-huevo, es el fuego. El fuego representa la fuerza erótica que debe ser excitada y dominada para provocar la concentración interna. Se comprende por qué los alquimistas previenen siempre contra el fuego demasiado vivo o inconstante. El fuego es avivado por una corriente de aire que circula en el interior del horno. Ello indica la importancia de la respiración regulada del cuerpo humano. En el interior del cuerpo humano el recipiente-huevo se localiza en el plexo solar. Para un arte espiritual se debe hacer del cuerpo la base metodológica".


Burckhardt dice que el cuerpo humano es el verdadero horno alquímico: "El verdadero atanor, el utilizado para la obra mayor, es el cuerpo humano y por consiguiente una imagen simplificada del cosmos"


Otros autores señalan que la materia prima es una piedra. Moriano, siglo X/XI:  “Es una piedra vil, negra y pestilente, que no cuesta casi nada; es un poco pesada… Esto es la revelación y abertura de aquel que la busca”. Alexandre Shetton “el Cosmopolita”, siglo XVI: “es piedra y no lo es; se la llama piedra por su parecido con ella; primeramente, porque es verdaderamente piedra al comienzo cuando se la saca fuera de las cavernas de la tierra: es una materia dura y seca que puede romperse en partículas y que se puede triturar a la manera de una piedra. En segundo lugar, porque tras la destrucción de su forma, que es sólo la de un azufre hediondo, que es necesario previamente quitarle, y después de la destrucción de aquellas partes que habían sido compuestas y unidas por la Naturaleza, es necesario reducirla a una esencia única, asimilándola suavemente según la naturaleza a una piedra incombustible, resistente al fuego y capaz de fundirse como la cera: lo cual ella no consigue más que recuperando su universalidad”.

En el proceso alquímico intervienen los cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua. El fuego es el principio de lo cálido; aporta calor y sequedad. El aire el es principio de lo etéreo; aportacalor y humedad. La tierra es el principio de lo material; aporta frío y sequedad. El agua es el principio de lo húmedo; aporta frío y humedad.

Hay dos vías en el proceso alquímico. La "vía seca" es la más rápida pues consigue sus objetivos en sólo cuatro días; está reservada a los alquimistas de mayor nivel. La "vía húmeda" es la más habitual y dura unos tres años.



Fases del proceso. La Nigredo

La nigredo es la primera fase del proceso alquímico. Es la fase Saturno-Osiris o fase del plomo. También se la conoce como "putrefacción", pues es la "muerte" o estado de caos de los elementos y la unión de contrarios que dará lugar a la fase alquímica siguiente. La nigredo viene simbolizada por Cronos/Saturno, el dragón, el sapo y el cuervo.

Para Karl Jung, esta es la "fase oscura" del ser humano, el momento en que nos enfrentamos a nuestras sombras y a nuestras emociones interiorizadas producidas por episodios que nos han hecho daño. Reconocemos estas emociones y las superamos mediante el "solve et coagula", pasando a la siguiente fase alquímica, la Albedo, donde se abre la luz.


Para Karl Jung, la Nigredo es la "fase oscura" del ser humano, el momento en que nos enfrentamos a nuestras sombras y a nuestras emociones 



La albedo

A la nigredo le sigue la albedo. Se asocia con  Artemisa y Diana (la versión romana de Artemisa). Artemisa fue una de las diosas más veneradas de la mitología griega; es la diosa de los animales, la caza, los partos y las doncellas. Se la identifica con la Luna. El albedo está asociado también, en cuanto a animales, con el pavo real, símbolo de la inmortalidad y, en cuanto a colores, con el blanco.

La albedo es "la boda mística" o "boda alquímica" de los elementos que intervienen en el proceso alquímico, que da lugar a un equilibrio/integración de los opuestos del que surge una sustancia de color blanco, símbolo de la pureza. Para M.L. von Franz los elementos de la "bloda alquímica" son hermano y hermana, o bien madre e hijo o padre e hija. Es un incesto, pues estamos ante la unión de elementos de nuestra propia personalidad.

Karl Jung habla de la integración del "Eterno Femenino" del hombre con el "Eterno Masculino" de la mujer. Es el ser Andrógino, mujer y hombre a la vez, como unión de los opuestos.


La albedo es "la boda mística" o "boda alquímica" de los elementos que intervienen en el proceso alquímico




La Rubedo

A la Albedo le sucede la Rubedo o "Citrinitas", la obra en rojo o dorado. La Albedo es la reina y el Rubedo es el rey; su unión indica que hemos alcanzado la Piedra Filosofal, el "cuerpo del diamante". Con el Rubedo accedemos al "Unus Mundus", la unidad con el Todo, cuando espíritu, alma y cuerpo están en el mismo nivel, cuando se unen espíritu y materia. El Rubedo está representado por Apolo.

Para Karl Jung supone alcanzar la Totalidad, la unión de nuestra conciencia con nuestro ser total, del cual forma parte esa conciencia sin saberlo. Es la unión/complementación de todos los contrarios: "He llamado al centro del Ser con el nombre de Sí-Mismo. Intelectualmente el Sí-Mismo no es más que un concepto psicológico, un término que sirve para expresar la esencia incognoscible que podemos captar como tal, puesto que excede, por definición, a nuestras facultades de comprensión. "Dios en nosotros", se le podría también llamar". (...) "Se alcanza el segundo escalón al combinarse la "unio mentalis", esto es, la unidad del espíritu y alma, con el cuerpo. Pero sólo puede esperarse un cumplimiento del "mysterium coniunctionis" si se ha combinado la unidad del espíritu, alma y cuerpo con el "Unus Mundus" (...) "La transcripción de la "coniunctio" en palabras humanas es una tarea que puede conducir a la duda, pues uno se ve obligado a encontrar expresiones y fórmulas para un proceso que tiene lugar "in Mercurio" y no en el nivel del pensamiento y del lenguaje humanos, esto es, no en la esfera de la conciencia diferenciadora... El camino no conduce en línea recta hacia adelante, por ejemplo, desde la Tierra hacia el Cielo, o de la materia al espíritu; se trata más bien de una "circumambulatio" y de un acercamiento al centro. No avanzamos dejando atrás una parte, sino cumpliendo con nuestra tarea como "mixta composita", esto es, como seres humanos entre los opuestos". Es un camino en espiral. "Aconsejo a los lectores que me critiquen a que dejen a un lado los prejuicios, que prueben el camino que he descrito, o si no, que suspendan su juício y admitan que no comprenden nada. Desde hace treinta años que estudio estos procesos psíquicos, he adquirido la certeza de que los alquimistas, así como los grandes filósofos de Oriente, se refieren a tales experiencias y que, esencialmente, es nuestra ignorancia de la psique la que nos hace atribuirles el calificativo de místicas". Jung llegó a denominar esta etapa como "Dios en nosotros".

Etienne Perrot: "Ninguna descripción psicológica, científica en el actual sentido de la palabra, logrará jamás agotar las riquezas del tesoro alquímico. Su misión es únicamente conducir al hombre hacia sí mismo, permitirle adherirse al universo de símbolos en el silencio donde se producen las bodas transformadoras del ser y de estas energías misteriosas, terribles y benéficas a la vez, que Jung designó con el nombre de arquetipos". 


Para Karl Jung la Rubedo supone alcanzar la Totalidad, la unión de nuestra conciencia con nuestro ser total, del cual forma parte esa conciencia sin saberlo.




La Adoración de los Reyes Magos

La estrella de los Reyes Magos o Estrella Alquímica se asocia con el camino para conseguir la Piedra Filosofal, pues ella condujo a estos personajes a su destino final, el nacimiento de Cristo.

Tiene 6 puntas, como la Estrella de David o Sello de Salomón. en cuanto a forma geométrica, la estrella es un hexágono, símbolo de la abeja (en hebreo "Dbrah", según la cabalá se refiere a "Dabar", la palabra). El hexágono, como cruce de dos triángulos que se oponen, tiene un significado similar al yin y el yang, el cielo y la tierra, el hombre y la mujer, la unión de contrarios.


La estrella de los Reyes Magos o Estrella Alquímica se asocia con el camino para conseguir la Piedra Filosofal


La Adoración de los Magos, si bien está aceptada por la iglesia católica, es una leyenda que proviene de los Evangelios Apócrifos y aparece muy de pasada en los Evangelios Canónicos. La adoración de los Reyes Magos es una alegoría del proceso alquímico. De hecho, los alquimistas asocian las operaciones para conseguir la piedra filosofal con el camino que siguieron los Reyes Magos hasta la Adoración al Niño Jesús: al finalizar las operaciones alquímicas (putrefacción, purificación y rubicación) aparece una materia -de la que se extraerá la piedra filosofal-, también conocida como "el niño" que contiene una estrella, lo que es el indicativo de que se ha alcanzado el éxito.