La alquimia medieval en Occidente - Las catedrales góticas


Las catedrales góticas

El simbolismo de las catedrales siempre ha llamado la atención. En 1640 Esprit Gobineau de Montluisant publicó "Explicación muy curiosa de los enigmas y figuras híeroglíficas, físicas, que se hallan en el gran pórtico de Notre-Dame de Paris", lo que inspiraría en el siglo XX la obra de Fulcanelli "El misterio de las catedrales". Flamel en 1612 estudió el cementerio de los Santos Inocentes de París; en 1624 Pierre Jean Fabre hizo lo mismo con la iglesia de Saint Sernin de Toulouse; Victor Hugo, en su novela "Notre Dame de París", 1831, vuelve sobre el mismo tema. Desde el siglo XV y hasta el siglo XIX los alquimistas de París se reunían todos los sábados (el día de Saturno) delante de esta catedral.

El simbolismo de las catedrales siempre ha llamado la atención.

Fulcanelli estudió durante años la catedral de Notre Dame de París. Para él, esta catedral es una enciclopedia de la alquimia. En el pórtico, una mujer tiene un libro abierto que oculta otro cerrado; tiene delante una escalera de 9 escalones y una nube en la cabeza. Fulcanelli: “Franqueemos la verja y empecemos el estudio de la fachada por el gran pórtico, llamado pórtico central o del Juicio. El pilar central, que separa en dos el vano de la entrada, ofrece una serie de representaciones alegóricas de las ciencias medievales. De cara a la plaza -y en lugar de honor- aparece la alquimia representada por una mujer cuya frente toca las nubes. Sentada en un trono, lleva un cetro - símbolo de soberanía- en la mano izquierda, mientras sostiene dos libros con la derecha, uno cerrado (esoterismo) y el otro abierto (exoterismo). Entre sus rodillas y apoyada sobre su pecho, yérguese la escala de nueve peldaños -scala philosophorum-, jeroglífico de la paciencia que deben tener sus fieles en el curso de las nueve operaciones sucesivas de la labor hermética."

A ambos lados del pórtico, 12 medallones y 12 figuras son la representación del proceso alquímico. Un guerrero protege el atanor u horno de cocción. Un cuervo simboliza la Nigredo o putrefacción de la materia. Un hombre, el alquimista, sostiene un atanor abierto con una piedra en su mano derecha. En la parte alta, un alquimista custodiando toda la Obra, representado por un viejo con gorro frigio apoyado en una ablaustrada y acariciándose, pensativo, la barba. La planta en cruz simboliza el crisol alquímico (en francés antiguo “crisol” era “cruzol”). Además de los cuatro puntos cardinales o los cuatro elementos alquímicos. Si añadimos el ábside semicircular, tenemos la cruz egipcia o “anj”, símbolo de la eternidad. Los siete medallones de la Virgen, en la fachada, son los siete metales del proceso alquímico. En general, el proceso alquímico es similar a la vida de Cristo: tortura, muerte, resurrección / transformación.

Fulcanelli estudió durante años la catedral de Notre Dame de París. Para él, esta catedral es una enciclopedia de la alquimia.

Una dama con cetro y dos libros, uno abierto (que contiene verdades que se pueden revelar, y otros cerrado, que contiene verdades que no se pueden revelar) es el símbolo de la alquimia. Con su frente toca un grupo de nubes (la Obra alquímica) y en su pecho se apoya una escalera de 9 escalones (las 9 operaciones de la Obra).

Tres rosetones de Notre Dame están dispuestos de forma que crean un efecto de luz que representa el proceso alquímico. El rosetón del nordeste recibe muy poca luz, está oscuro (Nigredo), el del sudeste está totalmente iluminado al mediodía (el blanqueo) y el del noroeste, a poniente, recibe la luz rojiza del atardecer (Rubedo). El cuarto rosetón, el de la fachada central, simboliza el eterno movimiento circular.

Las vírgenes negras están inspiradas en la diosa egipcia Isis. Es la Madre Tierra, que dio a luz todo lo que existe, de la misma forma que el alquimista crea la Obra a través del proceso alquímico. 

No obstante, la destrucción de elementos de Notre Dame en el siglo XVIII dificultaba la interpretación alquímica de la catedral.

La palabra “gótico” derivaría de “argot” o lenguaje secreto, especie de “cabalá hablada”. Sólo los iniciados pueden interpretar, pues, el arte gótico.

Fulcanelli también destacó la importancia de la luz en las catedrales. Quien visita una catedral recibe toda la energía alquímica que aporta la luz y toda su positividad.

Fulcanelli también destacó la importancia de la luz en las catedrales. Quien visita una catedral recibe toda la energía alquímica que aporta la luz y toda su positividad.

Las vidrieras de la Sainte-Chapelle, también en París, se fabricaron siguiendo procedimientos alquímicos. La cidriera de los Santos Inocentes, según Fulcanelli, representa la muerte de la materia prima.

En Notre Dame de Estrasburgo tenemos un capitel con un cerdo vaso, asnos vestidos de sacerdotes y una zorra dentro de una urna llevada por monos. Para Fulcanelli esta es la Procesión del Zorro, una fiesta esotérica medieval.

Fulcanelli se interesó también por los laberintos que aún se pueden ver en varios templos franceses. La marcha por el laberinto es una especie de danza sagrada, con su ritmo y su ritual, hasta llegar a un centro, donde se abren las leyes del Universo.

Los constructores de catedrales o “masones” formaron cofradías secretas de iniciados conocedores de una sabiduría oculta que plasmaron en la decoración de estos templos. Todo surgió de la Casa de la Sabiduría de El Cairo fundada por Hakem en el siglo XI. De esta tradición beberían también los Templarios y los Illuminati. En el siglo XVII, estas organizaciones dieron lugar a las logias masónicas y a la masonería tal como hoy la conocemos.