Biografía de Paracelso


El verdadero nombre de Paracelso es Teofastro Bombast von Hohenheim. Nació en Zurich, Suiza, en 1493 y murió en Salzburgo, actual Austria, en 1541.  Partiendo de planteamientos alquímicos, va mucho más allá y abre las puertas a la medicina moderna. Su crítica a la medicina que se practicaba en la época, heredera de Galeno, Hipócrates y Avicena, es demoledora. Sus métodos le hacen precursor, además, de la farmacología y la homeopatía. Es el primer médico de los tiempos modernos.

Paracelso parte de planteamientos alquímicos, pero va mucho más allá y abre las puertas a la medicina moderna.

Su padre era alquimista y médico. Había gastado una fortuna en experimentos alquímicos. Introdujo a su hijo en el arte de la alquimia, al tiempo que hacía que le acompañara muchas veces a visitar a sus enfermos. Con 8 años, la familia se trasladó a Villach, en los Alpes austríacos. El padre de Paracelso trabajaba com médico en las minas de los banqueros Fugger. En estos años, le enviaron a estudiar con el obispo alquimista Eberhard Baumgartener, en el monasterio benedictino de Lavanthal.

A los 16 años se matriculó en la universidad de Basilea. Aquí es donde llegó a la conclusión de que no se podía ser médico sin saber astronomía. Al poco, se trasladó a Viena, donde estudió las artes liberales: el trivium (gramática, retórica, dialéctica) y el cuadrivium (geometría, aritmética, música y astronomía). Abandona sus estudios y marcha a Wurzburgo, a recibir las enseñanzas del alquimista abad de Sponheim, Johannes Trithenius, seguidor de Ramon Llull. Finalmente, en 1516 se doctoraría en Ferrara, Italia. En esta ciudad latinizó su nombre y se convirtió en Paracelsus. La latinización de los nombres era algo habitual en esta época. Celso fue un médico famoso en la  Antigüedad romana; "para-celso" quiere decir "superior a Celso".

En 1516 se doctoraría en Ferrara, Italia. En esta ciudad latinizó su nombre y se convirtió en Paracelsus.

Su padre le había convencido de que tenía que  experimentar la alquimia directamente y que tenía que basar sus conocimientos en su propia experiencia. Uno de sus primeros trabajos como médicos fue en los talleres metalúrgicos y de minerales de las minas del Tirol. Aquí amplió sus conocimientos sobre mineralogía y metalurgia. Y lo que más importante, comienza a estudiar las enfermedades profesionales y los accidentes laborales de los mineros. Escribe el primer tratado de Medicina Laboral de la Historia.

Poco después, obtiene el puesto de médico en Basilea. Pero en 1518 ha de abandonar la ciudad: tiene en contra a todo el cuerpo médico. En todos los lugares en que residió chocó con las autoridades locales; su nivel de conocimientos, su destreza como médico y su carácter prepotente colocaban en su contra a mucha gente. En este sentido, sus enemigos crearon toda una leyenda negra sobre Paracelso: "vivía como un cerdo, parecía un boyero, encontraba su mayor disfrute en compañía de la chusma más baja y disoluta, y a lo largo de su gloriosa vida estuvo, en general, borracho". Además del alcoholismo, denigraban su persona diciendo que estaba castrado. Pero el testimonio de sus alumnos fue muy otro: "el monarca noble y amado", "el Hermes alemán" y "nuestro querido preceptor y rey de las artes".

Sus enemigos crearon toda una leyenda negra sobre Paracelso: "vivía como un cerdo, parecía un boyero, encontraba su mayor disfrute en compañía de la chusma más baja y disoluta, y a lo largo de su gloriosa vida estuvo, en general, borracho".


Durante los años siguientes, Paracelso recorrió toda Europa: Heildelberg, Friburgo, Colonia, Granada, Lisboa, Bradenburgo... Llegó a Moscú y luego a Egipto y Oriente Medio. Contactó con renombrados alquimistas, médicos y astrólogos en varios lugares. En el castillo de Neoburgo conoció al alquimista Kilian. En Constantinopla conoció al alquimista Salomón Trismosin. En 1522 trabajaba como cirujano militar en Venecia, al servicio de las autoridades locales. Seguramente estuvo presente en muchas de las guerras que sacudían Europa en esa época, lo que le dió una vasta experiencia médica. 

A vuelta de su viaje por Europa, regresó a Villach y luego marchó a Salzburgo. En 1525 tuvo que abandonar la ciudad, pues era sospechoso de simpatizar con la "Guerra Campesina", el levantamiento revolucionario más importante de toda Europa hasta la Revolución Francesa de 1789. Su próximo destino fue Estrasburgo. En 1526 ha de trasladarse a Basilea, donde realizó una cura que le daría un gran pestigio. El impresor protestante y humanista Froebius tenía un pie grangrenado y se lo iban a amputar. Hasta Erasmo de Roterdam, muy amigo de Froebius, había llegado el gran prestigio profesional de Paracelso, y lo mandó llamar. Paracelso curó a Froebius, algo de lo que no era capaz ningún médico de la época. Erasmo se lo agradeció con estas palabras: «Has salvado a Frobenius, que es la mitad de mi vida, del mundo de las sombras.»

En 1525 tuvo que abandonar Salzburgo, pues era sospechoso de simpatizar con la "Guerra Campesina", el levantamiento revolucionario más importante de toda Europa hasta la Revolución Francesa de 1789.

Entonces, el ayuntamiento de Basilea le ofreció el puesto de médico municipal y la licencia para enseñar en la universidad local. Sus clases las daba en alemán, para ser mejor comprendido por sus alumnos, y no en latín, como era la norma desde hacía siglos. En Alemania, el dar lecciones en su lengua propia no se repetiría hasta 150 años más tarde.

Pero esta situación sólo duró un año. En 1527 Paracelso abandonó Basilea. Tenía en contra a todo el cuerpo médico de la ciudad, que llevó a cabo una campaña de difamación y desprestigio. Se llegaron a colocar pasquines contra él en varios edificios. Le acusaban, entre otras cosas, de nigromante. Por si fuera poco, en la noche de San Juan, quemó en público el "Canon de Medicina" de Avicena, uno de los pilares de la medicina del momento. "He arrojado la Suma de los libros al fuego de San Juan, para que toda desventura se fuese al aire, con el humo", afirmó.

Sus clases las daba en alemán, para ser mejor comprendido por sus alumnos, y no en latín, como era la norma desde hacía siglos. En Alemania, el dar lecciones en su lengua propia no se repetiría hasta 150 años más tarde.


Después de Basilea, comenzó un nuevo recorrido por Europa. Su fama seguía siendo grande, por las extraordinarias curaciones que realizaba. Al tiempo, ello le granjeaba muchas envidias y enemistades, acusado de prácticas poco ortodoxas. Tenía grandes problemas para publicar sus obras. Los editores temían el peso de la censura oficial. Pudo publicar tres libros en Nuremberg sobre la sífilis y su tratamiento. Pero sus obras capitales, el comienzo del Paragranum y la conclusión del Paramirum, no se publicaron hasta después de su muerte.

En 1540 es llamado a Salzburgo por el príncipe-obispo para que le curara de una enfermedad. Paracelso murió en esta ciudad en 1541. Fue enterrado en el cementerio de pobres, como era su deseo. En su funeral se reconocieron sus grandes aportaciones a la medicina. En su lápida se inscribió lo siguiente:  "Aquí yace Felipe Teofrasto Bombast von Hohenheim. Famoso doctor en Medicina que curó toda clase de heridas; la lepra, la gota, la hidropesía y otras varias enfermedades del cuerpo, con ciencia maravillosa. Y mandó distribuir sus bienes entre los pobres. El día XXIV de septiembre del año MDXXXXI trocó la vida por la muerte".

A su muerte, en su lápida se inscribió lo siguiente:  "Aquí yace Felipe Teofrasto Bombast von Hohenheim. Famoso doctor en Medicina que curó toda clase de heridas; la lepra, la gota, la hidropesía y otras varias enfermedades del cuerpo, con ciencia maravillosa. Y mandó distribuir sus bienes entre los pobres. El día XXIV de septiembre del año MDXXXXI trocó la vida por la muerte".



"Soy distinto, que ello no os extrañe"

Toda  su vida hizo gala de una megalomanía y una prepotencia más que evidentes. He aquí algunos de sus textos:

 "Soy distinto, que ello no os extrañe. Escribo para que no seáis pervertidos; os ruego que leáis y releáis con esfuerzo, no con envidia, no con odio, como quiera que sois oyentes de la medicina. Aprended también de mis libros. Soy Teofrasto, y más que aquellos que se me comparan; soy yo y soy monarca medicorum además, y puedo demostraros lo que vosotros no podéis demostrar. Que Lutero se ocupe de sus asuntos, y yo me ocuparé de los míos y le sobrepujaré en lo que me corresponda, además los arcanos me elevarán. No ha sido el cielo el que me ha hecho médico: Dios me ha hecho, no puedo oponeros armadura alguna, coraza alguna; como no sois ni tan eruditos ni tan experimentados que podáis enseñarme ni la menor letra, protegeré mi brillo de las moscas, igual que mi monarquía. No protegeré mi monarquía con cataplasmas, sino con arcanos, ni con lo que coja de la farmacia, que no es más que polvo para sopa y no se saca de ello más que polvo para sopa, pero vosotros, guardaos con vuestros placeres y compras. ¿Cuánto tiempo creéis que perdurarán? Os digo que el pelo de mi nuca sabe más que vosotros y todos vuestros escribientes, y los cordones de mis zapatos son más eruditos que vuestros Galeno y Avicena, y mi barba ha visto más que todas vuestras universidades."

"Os digo que el pelo de mi nuca sabe más que vosotros y todos vuestros escribientes, y los cordones de mis zapatos son más eruditos que vuestros Galeno y Avicena, y mi barba ha visto más que todas vuestras universidades."


Y en otra ocasión, escribió: "!A mi habeis de seguirme, Avicena, Galeno, Rhazes, Montagnana, Mesue y los demas! !A mi, y no yo a vosotros, los de Paris, los de Montpellier, los de Suabia, los de Meissen, los de Colonia, los de Viena y de todas las tierras junto al Danubio y al Rhin, los de las islas del mar! Tu, italiano; tu, dalmata; tu, sarmata; tu, albanes; tu, griego; tu, arabe; tu, israelita. Vosotros a mi, y no yo a vosotros, que mia es la monarquia... Yo llegare a monarca, y mia sera la monarquia."