Bagà, Iglesia de Sant Esteve


Los cátaros en Bagà: la ruta dels 'Bons Homes'


En Bagá tenemos un museo dedicado a los cátaros. El término municipal está enclavado en la "Ruta de los Hombres Buenos", que es la que utilizaron los cátaros en su huida del sur de Francia hacia tierras de la Corona de Aragón. Posiblemente la tradición textil de Bagà tenga que ver con la presencia de una comunidad cátara en la localidad.

El catarismo fue un movimiento religioso que alcanzó gran difusión en el sur de la actual Francia en los siglos XI y XII, uno de los muchos movimientos medievales que nacieron como respuesta a la corrupción y la opresión de la Iglesia católica. En la medida en que muchos cátaros tuvieron que huir del sur de Francia para salvar sus vidas, ello dio lugar a a muchas comunidades cátaras en los territorios de la Corona de Aragón.

Propagación del catarismo, s.XII-XIII


El catarismo era de carácter gnóstico y maniqueo. Su dualismo les llevaba a afirmar que el mundo es una creación de Dios y del Diablo. Este último era el responsable de la existencia del mundo material, las guerras y la Iglesia católica. Propugnaban la igualdad social, una vida modesta y sin lujos y eran vegetarianos (aunque podían comer peces, pues los peces no son animales sino "frutos" del mar). La actividad sexual no era un pecado, como mantenía la Iglesia Católica, siempre que no estuviera destinada a la procreación, que estaba mal vista pues suponía reproducir el mundo material, tras el cual siempre se hallaba el diablo. Toleraban la homosexualidad, pues era una práctica que no produciría nuevos seres. Por todo ello, la Iglesia Católica les acusó de practicar orgías y relaciones sexuales aberrantes. Fueron salvajemente exterminados en el siglo XIII en una Cruzada capitaneada por el Papa y el reino de Francia.

Cartel informativo (traducido del catalán):

A comienzos del siglo XIII "el actual 'Midi' o sur de Francia constituía un conjunto de condados -Occitània- con una de las sociedades más cultas y desarrolladas de Europa. Occitania es el marco donde se desarrolló la refinada civilización de los trobadores, cuyo nivel cultural y artístico se avanzaba 300 años al Renacimiento (...)

"Las damas de esta sociedad pactista y tolerante llegarían a un grado de emancipación y libertad amorosa -las famosas cortes de amor- que toparía finalmente con la rígida moral de la Iglesia Católica, así como con los valores y costumbres misóginos de las otras culturas europeas, no tan evolucionadas.

"En esta rica y culta Occitania se consolidaban la soberanía y la hegemonía de la Casa de Barcelona. Los condes de Barcelona eran los soberanos de un imperio transpirenaico -la Corona de Aragón- que a través de pactos de vasallaje y enlaces familiares se extendía hacia el norte occitano, donde tenía las raíces dinásticas (Carcasona). (...)

Expansión de la Corona de Aragón por el sur de la actual Francia

"Los condados occitanos se apoyaban en la Iglesia de los cátaros, el éxito y el prestigio de la cual se convertía en una seria amenaza para la hegemonía del Estado de Roma. Ante el desprestigio de la corrupción de la Iglesia romana, los cátaros recuperaban el ejemplo y los valores del cristianismo primitivo. Su mensaje de renovación evangélica atraía al pueblo llano, pero también a los estamentos más cultos, al incorporar al debate religioso las aportaciones intelectuales de los mejores filósofos griegos y árabes.

"El éxito creciente de la Iglesia de los cátaros en todos los estamentos sociales de aquella desarrollada sociedad amenazaba los intereses y los privilegios de la hegemónica Iglesia Católica romana, desafío que también se anticipó 300 años a la Reforma religiosa.(...)

"Ejércitos mercenarios, en misión de guerra 'santa' contra los herejes, arrasaron el Llenguadoc y, después del genocidio de poblaciones enteras, conquistaron -en nombre de Francia- los ricos condados occitanos. Las 'élites' políticas y culturales occitanas y buena parte de la nobleza autóctona -cátaros y católicos- fueron exterminadas y sustituidas por los franceses.

"La batalla de Muret: encrucijada determinante en la historia de la geopolítica europea. La cruzada antioccitana emprendida por el Papa de Roma, con el apoyo de Francia, transformó radicalmente la historia y el mapa político de la Europa medieval.(...)

"Montsegur 1244, el último episodio del exterminio cátaro y el inicio de la leyenda. El asedio de Montsegur y, el 16 de marzo de 1244, la inmolación de los últimos 215 refugiados cátaros -hombres, mujeres y criaturas- en la hoguera del 'Prat dels Cremats' representan el último episodio de la cruzada militar y la ocupación francesa de Occitania. Las leyenda que ya a la mañana siguiente de la toma de Montsegur comienza a tomar cuerpo surge del misterio nunca aclarado del tesoro cátaro, tanto en lo que se refiere a su naturaleza como a su destino.

Monolito en recuerdo del 'Prat dels Cremats' 


"La hipotética connivencia de cátaros y templarios, las leyendas sobre el Santo Grial o Greal y la supuesta custodia cátara del secreto del linaje de Jesús de Nazaret  -según algunos autores, el auténtico tesoro de Montsegur- se entrelazan con otras interpretaciones esotéricas y cosmológicas de influencia oriental, configurando un conjunto de leyendas denso y florido. Un corpus legendario que, junto con la auténtica historia de la tragedia occitana y los fascinantes personajes que la protagonizaron, construyen, sin duda, uno de los capítulos más sugerentes -y de difusión creciente- de la mitología de Occidente.(...)

Cartel informativo (traducido del catalán):

"Los condados catalanes, refugio de los cátaros. Cuando los cruzados arrasaron el Llenguadoc, el catarismo ya había penetrado en tierras catalanas. En el año 1226 el concilio de la iglesia cátara en Pieusse se decidió que Catalunya dejase de depender directamente del obispo cátaro de Tolosa y se nombró un diácono exclusivo para los cátaros catalanes: Pere de Corona. Si bien el catarismo catalán nunca llegó a alcanzar el nivel del occitano, sí que fue buen recibido, en términos generales, en un clima de protección y simpatía.

"Con la persecución, muchos nobles y cátaros occitanos buscaron refugio en las casas de sus parientes y amigos del Roselló, la Cerdanya, el Berguedà y l'Alt Urgell. Fueron muy bien acogidos, tanto por la Casa de Barcelona como por la Iglesia Católica catalana, ya que representaban un capital y, sobretodo, unas fuerzas de repoblamiento para la conquista contra los sarracenos.

"Jordi Ventura i Subirats (1933-1999) -primer investigador catalán sobre el catarismo-  nos detalla las zonas de repoblamiento del sur de Catalunya [y Aragón y Castellón] con presencia cátara documentada: Lleida y el Segrià, la Segarra, les Garrigues, la Conca de Barcerà, el Priorat, la muntanya de Prades, toda la ribera catalana del Ebro, la Terra Alta, el Matarraña y els Ports (Tortosa-Beceite-Morella).

La plaza de Bagà. Con la persecución, muchos nobles y cátaros occitanos buscaron refugio en las casas de sus parientes y amigos del Roselló, la Cerdanya, el Berguedà y l'Alt Urgell.


"El condado de Rosselló y la Cerdanya. Buena parte de los señores de la corte del conde del Rosselló y la Cerdanya -Nunó Sanç- abrazaron la causa cátara y occitana, y tomaron parte activa en la lucha contra el genocidio perpetrado por Simón de Monfort, jefe militar de la cruzada. Estas grandes familias catalanooccitanas padecieron, más adelante, la persecución de la Inquisición.

"Guillem de Niort, cuñado del conde de Rosselló, fue condenado a prisión perpetua por ser cátaro.

"El señor de los castillos de Termes y Aguiar, Ramon de Termes -su hijo Olier de Termes, gozó de la amistad del rey Jaime I-, murió en los calabozos de Carcasona, encarcelado por Monfort.

"Pere de Saissac, vizconde de Fenollet y de Illa -sus descendientes tendrían un papel destacado en la historia del reino de Mallorca- fue condenado por hereje una vez ya muerto (1262) y sus restos fueron desenterrados para ser quemados.

"Bernat d'Alió, señor de los castillos de So y Queragut, y casado con Esclaramonda -hija del conde de Foix- había ayudado a los asediados en Montsegur. Bernat d'Alió (o de llo) fue quemado vivo, por hereje, en Perpiñán (1258).

"También fueron cátaras las familias de Ot de Parets-tortes (fr: Peyrestortes), los restos del cual, junto con otros caballeros catalanes que lucharon contra Montfort, fueron desenterrados y quemados por herejes.

Castillo de Montsegur, el último episodio del exterminio cátaro y el inicio de la leyenda.


"Ponç de Vernet, miembro del séquito de Pedro el Católico y de  Jaime I, también fue condenado después a muerte. Mejor suerte tuvo el valiente Robert de Castellrosselló, el cual, prisionero varias veces por los inquisidores, consiguió finalmente salvar la vida a cambio de ir a luchar durante tres años contra los sarracenos.

"También el último defensor del castillo de Querbus, Jaspert de Barberà, condenado por hereje -y que con Oliver de Termes, Ponç de Vernet y Castellrosselló había acompañado al conde del Rosselló y la Cerdanya en la conquista de Mallorca- salvó su vida gracias a la intervención del rey Jaime.

"Bellver de Cerdanya. No resulta difícil imaginar la importancia que debía tener Bellver de Cerdanya como lugar de paso de los cátaros occitanos fugitivos que iban a buscar la protección de los señores de Gòsol, Josa y Castellbò entre otros.

"Bellver recibió la carta de población del conde Nuno Sanç en 1225, once años después de la batalla de Muret y en plena represión de los cátaros en el Llenguadoc, cosa que hace probable -como bien apunta Joan Pous i Porta- que una gran parte de los pobladores de la nueva villa de Bellver, acogidos a la protección y las franquicias otorgadas por Nunó Sanç, fuese de origen cátaro.

"Algún investigador sugiere que las estelas funerarias discoidales de Pedra y de Talló, en Bellver, podrían ser el testimonio de algunas formas clandestinas de culto cátaro.

"El Berguedà y l'Alt Urgell: los señores de Jossa. Jordi Ventura encuentra actividades cátaras documentadas en Andorra, la Tor de Querol, Bagà, Berga, Josa, Gósol y Castellbó. Algunos autores también incluyen vestigios posteriores en Puig-reig y Vallcebre.

"El castillo de los señores de Josa -vasallos de los señores de Pinòs- ya se menciona en documentos del año 1107. El señor Ramon de Josa, su mujer y su hermano Guillem Ramon adoptaron abiertamente el catarismo y dieron refugio a muchos 'Bons Homes' y 'Bones Dones' que huían de Occitania.

"También Ramon de Castellarnau, Berenguer de Pi y, sobretodo, Arnau de Castellbó protegieron la herejía sin reservas. Parece ser que un diácono de la Iglesia cátara tenía fijada la residencia en Josa, Castellbó y Berga.

Bernat de Bretós, señor de Berga, Castellbò, Josa de Cadí, Vall Porrera, las montañas de Siurana de Prades y Ariège para ayudar a los perseguidos por la cruzada. Murió en la hoguera del "Prat dels Cremats".


"Los Bretós de Berga. Berga fue también, durante el siglo XIII, un importante punto de penetración y difusión del catarismo en Catalunya. Destaca la figura de Bernat de Bretós y toda su familia, grandes difusores del mensaje cátaro. Sabemos que Bernat de Bretós estuvo en Castellbò, Josa de Cadí, Vall Porrera, las montañas de Siurana de Prades, y que también viajó por Ariège para ayudar a los perseguidos por la cruzada.

"Parece ser que su devoción le llevaría a defender el último bastión cátaro occitano, Montsegur, y a morir en la hoguera del 'Prat dels Cremats', máximo símbolo del holocausto cátaro.

"Los señores de Castellbó. Arnau de Castellbó -casado con Arnalda de Caboet (Arnaldeta), señora de los valles de Caboet, de Andorra y de Sant Joan- mantenía, en alianza con los condes de Foix, una larga lucha contra su máximo rival feudal, el obispado católico de Urgell y su hegemonía creciente. En el año 1198 Arnau de Castellbò profanó y saqueó buena parte de las iglesias de la Cerdanya.

"En 1213 participó en la batalla de Muret al lado del rey Pere y el conde Foix. Su fidelidad a la Casa de Barcelona le llevó posteriormente a formar parte del consejo real del rey Jaime.

"El enlace de la hija de Arnau de Castellbò, Ermessenda, con el conde de Foix, Roger Bernat II (1208), reforzó aún más una alianza de intereses comunes contra la mitra urgellesa, a la vez que acentuó el compromiso de los Castellbò con el catarismo. No hay que olvidar que Ermessenda coincidió en la corte de los Foix con la célebre Esclaramonda de Foix, tía de su marido.

"Los obispos de Urgell no perdonaron a los Castellbò ni después de muertos. El largo proceso inquisitorial, conducido por los dominicos Pere de la Cadireta -inquisidor general- y Guillem de Calonge, acabó con una condena por herejía y con la exhumación de los cuerpos del vizconde y de su hija, que estaban enterrados en Costoja (1269).

"Sus cadáveres fueron quemados y sus cenizas aventadas. Por lo que parece -y según afirma el historiador y activista cultural Esteve Albert (1914-1995)-, Pere de la Cadireta no debió pasárselo lo bastante bien en la escena, ya que todo el pueblo de Castellbò le apedreó hasta la muerte a pocos pasos de la villa.

"Andorra. Del pacto de paridad ('els pariatges' de Andorra: 1278-1288) que puso fin al contencioso abierto entre los Castellbò -y después con sus sucesores, los Foix- y los obispos y señores de Urgell, derivaría en el transcurrir de los siglos y hasta nuestros días, la realidad histórica y soberana de los Valls d'Andorra, hoy reconocida por la ONU. El peculiar fundamento jurídico de Andorra es fruto, pues, del acuerdo entre dos poderes feudales enfrentados."

Cartel informativo (traducido del catalán):

"Galceran IV, que acompañó al rey Jaime I en las conquistas de Mallorca (1229-1230) y Valencia (1232-1245), otorgó carta de privilegios y franquicias a Bagà (1233) y a Gósol (1273).

"De la obra de Joan Serra i Vilaró extraemos el dato de que en 1255 Galceran IV reclamó y acogió súbditos suyos que el arzobispo de Narbona tenía presos por razones de herejía. La reclamación se repitió al año siguiente, el 1256, esta vez al arzobispo de Tarragona, que tenía retenidas catorce personas de Gósol, también a causa de herejía. Los súbditos de Galcerán de Pinòs pasaron a las prisiones de la baronía, pero salieron muy pronto, cosa que revela la simpatía o, al menos, la actitud permisiva y tolerante de los señores de la baronía hacia los cátaros".