Jerónimo el Bosco y El jardín de las Delicias
El gran pintor Jerónimo el Bosco (1450-1516) también se interesó por la alquimia. Pertenecía a la sociedad "Homines Intelligentiae", que tuvo una cierta expansión por Alemania y Países Bajos en el siglo XV. Esta sociedad estaba influida por otra, los "Hermanos del Libre Espíritu", que centraba su atención en la actividad sexual libre.
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El Jardín de las Delicias |
El tríptico "El Jardín de las Delicias" mide 220 x 389 cm. y contiene abundante simbología alquímica. Constituye una de las obras más misteriosas de la Historia del Arte. Es un movimiento que parte de la putrefacción y acaba en la redención, como el proceso alquímico. Las figuras que gozan del amor dentro de esferas transparentes simbolizan la unión del azufre y el mercurio dentro del huevo hermético. Un personaje que separa sus piernas en forma de Y representa el andrógino o Piedra Filosofal; tiene sus manos en forma de vagina, lo que simboliza el nacimiento de lo nuevo. Los personajes negros simboliza el Nigredo o putrefacción. Un hombre defeca oro y con ello simboliza que de la putrefacción surgirá la Piedra Filosofal. El unicornio representa el azufre, principio masculino y uno de los elementos básicos del proceso. El carnero (Aries) y el toro (Tauro) son los signos zodiacales en los que es más propicio iniciar los trabajos alquímicos. El dragón y el cuervo simboliza una vez más el Nigredo. Un dragón con tres cabeza es la sal el mercurio y el azufre, los elementos básicos. El cisne blanco es el Albedo o purificación, en el que la materia adquiere el color blanco. El huevo es el alambique en donde se fabricará el oro alquímico; en las culturas de la Antigüedad simboliza el nacimiento y la creación. Una de las formas en que se representa el huevo es el hombre-huevo. El agua de las fuentes es el elixir de la vida.
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El Jardín de las Delicias contiene abundante simbología alquímica |
Buckhardt: "El casamiento del azufre y el mercurio, el Sol y la Luna, el Rey y la Reina, es el símbolo principal de la alquimia. Esta se funda en la idea de que con la pérdida de la gracia original, del estado 'edénico', el hombre se encuentra dividido interiormente y no recobra su integridad hasta que se reconcilian entre sí las dos fuerzas cuya discordia le ha debilitado. La recuperación de la naturaleza completa del hombre es la condición previa y también el fruto de la unión con Dios. El casamiento de las dos fuerzas psíquicas, masculina y femenina, conduce finalmente a las bodas del espíritu y del alma, y puesto que el espíritu es 'Dios en los hombres' -como afirma el Corpus hermeticum- la unión alquímica es afín al matrimonio místico.
Otra representación del proceso alquímico son las parejas que hacen el amor dentro del agua. Es el “agua mercurial”.
“El símbolo del matrimonio o coniunctio se halla estrechamente unido a la muerte: en el casamiento químico el mercurio se incorpora al azufre y viceversa; ambas fuerzas 'mueren' en su calidad de antagonistas y oponentes. Entonces la luna del alma, variable y reflectante como un espejo, se une al inmutable sol del espíritu, de manera que de la muerte de ambos resulta el andrógino iluminado".