Ermita de la Virgen del Cid. La Iglesuela (Teruel)


La iglesia de  la Virgen del Cid. Un enfoque desde la Radiestesia


La media de todo el templo es de 28,000 Bovis, lo que corresponde a los recintos sagrados, donde se activa nuestro perfil espiritual debido al alto nivel energético y así entramos en contacto con lo divino y lo trascendente. Una zona central (en azul en el plano) tiene un nivel aún mayor, de más de 30,000 Bovis, y la zona del altar mayor marca el punto de mayor potencia energética (la espiral, en el plano), con 33,000 Bovis.

Estos niveles tan altos se consiguen desplazando las líneas Hartmann y Curry a los muros del edificio. De esta forma, el templo, libre de cargas electromagnéticas, eleva su nivel energético por encima de los 25,000 Bovis, llegando a alcanzar en algún punto (el altar mayor) hasta 33,000 Bovis.



Zona central (azul), más de 30,000 Bovis

Particularmente, hay una zona central (en azul) con más de 30,000 Bovis. Es la zona sagrada por excelencia. Incluye la parte del altar, donde están las imágenes más importantes y donde el sacerdote celebra la misa. También esta surcada por una corriente de agua subterránea, lo que contribuye a que la energía justo en la zona del altar mayor sea extraordinariamente alta, de 33,000 Bovis, la mayor de todo el templo. Esto hace que los fieles perciben al altar mayor y a todo lo que hay en él (imágenes, sacerdote y sus rituales) como algo especial, agradable y en lo que se puede creer.

Por otra parte, la forma rectangular y el espacio tan grande que ocupa esta zona que hemos dibujado en azul posiblemente prefigura el área de un templo románico primitivo y/o seguramente anterior.

Adosado a esta zona de mayor energía tenemos un “punto de cierre” (un cuadrado en la parte izquierda de la zona azul). Se trata de un punto de 31,000 Bovis, justo delante del limosnero (pensamos que eso favorece el que la gente deposite su limosna en este lugar). Es una figura que también aparece en los templos egipcios y cuya finalidad es mantener la energía de la zona (la zona azul).


Área negativa de la girola, 3,000 Bovis

Es una pequeña área, de unos 60 cm de diámetro, que se ubica en la girola detrás del altar mayor. No hay líneas Hartmann ni Curry que justifiquen la negatividad, con lo que esta área debe ser estar hecha por la fuerza mental humana.

Tampoco encontramos el motivo de porqué se hizo esta área en este punto. Posiblemente esté asociada a un enterramiento, como sucede normalmente con todas las áreas negativas, o bien tenga alguna relación con el mausoleo romano, que está a continuación. El motivo de enterrar en estos lugares no es otro que el hecho de que la energía negativa, como favorece la presencia de virus y bacterias, descompone más rápidamente los restos humanos.

En cualquier caso, la existencia de este punto negativo explica la existencia de la propia girola, que da una estructura tan particular a este templo. Normalmente en las iglesias el altar mayor está adosado al muro oriental del edificio; si la Iglesuela siguiera este esquema, incorporaría un área negativa al altar mayor y su nivel energética sería muy bajo. Es por eso que el altar mayor está trasladado hacia el interior de la nave y se ha creado esta girola, que recoge la negatividad de esta área de 3,000 Bovis.


Área negativa del centro del templo, 3.000 Bovis

Es un área mayor que la anterior y de forma elíptica: 0,8 x 1 metro. Curiosamente, se encuentra equidistante de todos los muros que la circundan: a 4,30 metros de los muros oeste, norte y sur, lo cual debe tener algún significado.

Asimismo, no hay líneas Hartmann ni Curry que justifiquen la negatividad, con lo que esta área debe ser estar hecha por la fuerza mental humana.

Posiblemente este punto está asociado a un enterramiento. 

Si alguna vez se hiciesen obras en el suelo de la iglesia, sería interesante prestar atención a los puntos negativos que indicamos, para ver si aparece algún resto humano o algún resto de estructura funeraria.



Área de energía negativa de la figura del triángulo-circunferencia-cuadrado, 3.000 Bovis

Esta área se encuentra justo en la esquina sudoeste del templo y está presidida por un dibujo en el que un triángulo con el vértice invertido está inscrito en una circunferencia y en un cuadrado.

Las dimensiones son aproximadamente de una circunferencia: 2,4 x 2 metros. Tampoco hay líneas Hartmann ni Curry que justifiquen la negatividad, con lo que esta área también debe estar hecha con la fuerza mental humana.

Aquí se produce un fenómeno muy curioso. Si nos situamos bajo el dibujo pero de cara a la pared más cercana (la sur), la sensación es muy negativa y percibimos toda la negatividad de esta área. Si nos damos la vuelta y nos colocamos frente a la pared más lejana (la norte), tenemos una sensación de amplitud y bienestar. Es el efecto de tres elementos: la negatividad del área, la forma de la moldura que está sobre nuestra cabeza y el dibujo con las tres formas geométricas que mencionamos (ondas de forma).

Creemos que este es un lugar donde alguna sociedad masónica (o algún otro tipo de sociedad secreta) del siglo XVIII y/o XIX realizaría sus rituales.

El dibujo de Iglesuela


→  la tumba de Arquímedes 

Las figuras del cuadrado, la circunferencia y el triángulo las encontramos en la tumba de Arquímedes. En realidad, son las figuras en dos dimensiones del cilindro, la esfera y el cono. Arquímedes había demostrado que el volumen de la esfera son dos tercios de los del cilindro en los que está inscrita, mientras que el área de esta esfera es igual al área lateral del cilindro que la circunscribe. Para Arquímedes, este era uno de sus más grandes descubrimientos matemáticos y geométricos, y es por ello que quiso que estuviera representado en su tumba.

El dibujo en la tumba de Arquímedes, según un cuadro de Paolo Barbotti, siglo XIX.



→ la Gran Pirámide también reproduce las tres formas geométricas

Estamos hablando de geometría sagrada si tenemos en cuenta que las relaciones geométricas que descubrió Arquímedes ya estaban presentes en la Gran Pirámide muchos siglos antes. Las investigaciones de John Tayor (1858) y el profesor Álvarez López (siglo XX) llevan a conclusiones muy interesantes. El perímetro del cuadrado de la base de la Gran pirámide es igual que el perímetro de la circunferencia que tiene como radio la altura de la Pirámide. Es la cuadratura del círculo.  "La superficie lateral del prisma determinado por cuatro caras rectangulares de base igual a la pirámide y de altura igual a la de ésta, es exactamente igual al área de la semiesferas cuyo radio es la misma altura de la pirámide y, además, la base de la semiesfera determina una circunferencia de la misma longitud que la base cuadrada de la pirámide" (M.J.Delgado, "A propósito de la Gran Pirámide", revista Espacio y Tiempo, junio 1993).

El dibujo aplicado a la Gran Pirámide (fuente: revista Espacio y Tiempo, jun. 1993)



→ la “tria prima” en la Alquimia

Esta simbología está presente en el "tria prima", figura del siglo XVII, que hace referencia a los elementos básicos del proceso alquímico. Las figuras geométricas son las mismas que las de Iglesuela: triángulo, cuadrado y circunferencia. Lleva 3 signos del zodíaco: capricornio (putrefacción), virgo (destilación) y cáncer (disolución), relacionados asimismo con los tres momentos del proceso alquímico.

La “tria prima” hace referencia al proceso alquímico

Representación del proceso alquímico con las tres figuras geométricas

Otra muestra más de la relación con la alquimia


→ el Aikido, arte marcial japonés

También esta simbología está presente en Oriente en el Aikido, un arte marcial japonés del siglo XX. Aikido significa "el camino de la energía y la armonía" y recoge las influencias del sintoísmo, el budismo zen y el taoísmo. El objetivo del aikido no es la violencia o la victoria sobre el enemigo, sino vencerse (dominarse) a uno mismo mediante la unión de cuerpo, mente y espíritu.

"Según John Stevens (en “El Libro del Aikido”), el triángulo representa Ki y Ryu, la producción y flujo de energía, y simboliza las diferentes trinidades de la existencia: Cielo, Tierra y Humanidad; cuerpo, mente y espíritu; hombre, mujer y niño; nacimiento, madurez y muerte; verdad, bondad y belleza. Técnicamente, el triángulo representa la postura triangular del kamae de Aikido, iniciativa y entrada. El círculo es el principio de Ju, flexibilidad y elasticidad. Un círculo con un punto en el centro simboliza la resolución perfecta, la armonía de todas las fuerzas y la revolución continua. Físicamente, los movimientos circulares son la clave para armonizarse con el uke, la fuente de técnicas ilimitadas. El cuadrado representa Kon, el elemento diamante. Sólido, estable, real y bien proporcionado. El cuadrado es la base del control total, necesario para la realización apropiada de las técnicas de Aikido." (aikidoenlinea.com)



→ los Rosacruces, "Lectorium Rosicrucianum"

También este símbolo es utilizado por el "Lectorium Rosicrucianum", un movimiento religioso creado en el siglo XX en torno al cristianismo gnóstico. Este movimiento recoge ideas de los rosacruces, los cátaros, el hermetismo y la alquimia.

"El círculo representa el macrocósmico e incognoscible Espíritu de Dios, la plenitud (el Pleroma) del cual proviene toda revelación y envuelve toda la creación. Del círculo deviene el triángulo, representando al espíritu divino en su triple revelación como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Del Espíritu Santo proviene el “cuadrado de la construcción”, la personificación de la idea divina en la sustancia.

Los tres símbolos según el "Lectorium Rosicrucianum", que se basa en el cristianismo gnóstico.



"Círculo, triángulo y cuadrado unidos a todos los niveles, ya sea macrocósmico, cósmico o microcósmico, como símbolo universal de la divina creación en su perfecta manifestación de espíritu (círculo), alma (triángulo) y cuerpo (cuadrado). Por tanto, el signo de la unidad del círculo, triángulo y cuadrado es también el símbolo del ser humano divino que debe manifestarse por el camino Rosacruz." (rosycross.org)


→ el Sri Yantra, un modelo geométrico del tantrismo

El Tantra (técnica del budismo y del hinduismo) emplea un gran número de yantras; el más importante es el Sri Yantra. El Sri Yantra es un modelo geométrico complejo en torno a las formas geométricas básicas: cuadrado, circunferencia y triángulo. Es la forma geométrica más completa, según la tradición del yoga.

La meditación ante un Sri Yantra nos conduce a la conciencia pura, más allá de la distinción entre objeto y sujeto, al tiempo que promueve el bienestar físico, emocional y espiritual. A modo de mandala, es una representación de Cosmos, de la creación a partir de los elementos masculino (vértice hacia arriba) y femenino (vértice hacia abajo) simbolizados por el grupo de triángulos del centro, constituyendo en conjunto una réplica del macrocosmos y del microcosmos. Al Sri Yantra le corresponde el mantra "Om Sri Yantra Purvasinyei Namaha".



→ Vasily Kandinsky y los colores

Vasily Kandinsky (1866-1944), precursor del arte abstracto, estudió la correspondencia entre el color y las formas. Kandinsky relacionó las formas geométricas básicas (círculo, triángulo, cuadrado) con los colores primarios (azul, amarillo y rojo). Los colores primarios son los que no se pueden generar por mezcla de otros colores.


→ Sengai Gibon y la imagen del Universo

Segai Gibon fue un monje budista zen japonés, que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Su pintura más famosa reproduce un círculo, un triángulo y un cuadrado como imagen del Universo. El círculo representaría el infinito, que da lugar a la primera forma, el triángulo. Dos triángulos unidos forman un cuadrado. Y así continua un proceso de multiplicación de formas que da lugar a todas las cosas que existen en el Universo.




→ La Virgen del Pilar y las formas geométricas

Según José Chamorro, la imagen de la Virgen del Pilar, con su característica y exclusiva forma, también obedece a las tres formas geométricas.



→ En conclusión, hemos encontrado referencias a estas tres figuras geométricas en Arquímedes, en la Gran Pirámide de Egipto, en la Alquimia, en los Rosacruces, en el Aikido (Japón), en  Sengai Gibon (Japón), en el Tantrismo budista e hinduista, en el pintor Kandinsky... y en la forma de la Virgen del Pilar.

Es, por tanto, un simbolismo ampliamente representado en distintas épocas y zonas del mundo. El conjunto de circunferencia-triángulo-cuadrado sería un arquetipo o modelo que nuestro cerebro interpretaría como las formas básicas que constituyen la realidad, al modo del japonés  Sengai Gibon, del Sri Yantra y de los Rosacruces, que las identifican con la formación del Universo, o "el camino de la energía y la armonía" del aikido japonés, o los elementos que nos llevan a la Piedra Filosofal en la Alquimia. 

Algo exclusivo de La Iglesuela es que el triángulo está invertido, pues tiene el vértice hacia abajo. Esto enriquece enormemente la simbología del conjunto de las tres figuras geométricas.

El triángulo invertido es la representación de la energía femenina desde la Prehistoria; es la vulva de las Diosas femeninas del Neolítico. Por lo tanto, el triángulo invertido está asociado a la mujer, a la fertilidad y al ciclo de la Naturaleza y de los seres vivos en general. Encontramos el triángulo invertido en la religión hindú (la diosa Shakti) y en la religión primitiva griega, así como en algunos grabados prehistóricos como en la Roca Caballera de Calaceite (Teruel).

El triángulo  con el vértice hacia arriba siempre ha representado lo masculino, el pene. En la religión católica, este triángulo es la divinidad. Es por eso que en la Edad Media los cultos al diablo (en los que la mujer -las brujas- jugaron un papel preponderante) eligen el triángulo invertido como símbolo, por oposición a los cultos oficiales cristianos. El triángulo satánico representa a los integrantes de la realeza infernal: Satanás, el Anticristo y el Falso Profeta; es un símbolo diabólico utilizado por diversos ocultistas. También tiene que ver que en las sociedades patriarcales lo femenino se asocia con la maldad y, por lo tanto, con el diablo. Igualmente, los nazis colocaban un distintivo con un triángulo invertido de diversos colores a sus prisioneros de los campos de concentración. 

En definitiva, en La Iglesuela estamos ante una geometría sagrada, fruto de algún tipo de sociedad secreta del momento, que expresa una determinada concepción del Universo y la vida con una serie de figuras que, en su origen, son una representación de la energía femenina, que se concreta en cada momento y lugar según la cultura y la forma de pensar de la época.

Como se comprenderá, todo esto es algo absolutamente inusual si decimos que estamos en un centro católico.




Área de alta energía bajo el órgano, 32.000 Bovis

Esta área es una circunferencia de 0,85 metros. Al estar aislada dentro de la nave, también ha tenido que ser creada por la fuerza mental humana.

Puede ser que la ubicación de este punto obedezca a alguna razón que desconocemos. Pero también es posible que la presencia de este punto explique la presencia del órgano justo encima del mismo, en el coro. Sería una forma en que la música que produce el órgano, al estar enmarcada por la alta energía, debía sonar de una forma más espiritual, elevada  y receptiva para los fieles que asistieran a esta iglesia. En general, este punto modula la vibración de toda la iglesia.

Según nuestra percepción, una pieza de canto gregoriano tocada por el órgano de la Virgen del Cid vibraría a 27,000 Bovis en circunstancias normales, mientras que al estar sobre el punto de alta energía esa misma música vibra a 33,000 Bovis. De esta forma, quienes oyen la música a una vibración tan alta tienen una sensación de bienestar y armonía especiales, pues puede llevar a un estado alterado de conciencia.

Desde la Antigüedad se relaciona la música con las matemáticas y la geometría.  El arquitecto constructor de templos ha de saber música para dominar las proporciones armónicas y aritméticas de su obra. En el Timeo de Platón se dice: “después llenó los intervalos dobles y triples de tal modo que entre cada intervalo hubiese medias armónicas y aritméticas”. Se lograba también transformar el edificio de la iglesia en un resonante acústico impresionante, donde los cantos se percibían como una forma de música celestial. Especialmente en el arte gótico, los edificios religiosos se adecuan a las proporciones de la armonía musical. Bernardo de Claravall dice: “No debe haber decoración, sólo proporción”.

Pitágoras (560-490 a.n.e.) y su escuela abundan en este sentido. Para los pitagóricos, la música cura las enfermedades y está íntimamente relacionada con los astros y los colores: “hay geometría en el canturreo de las cuerdas; hay música en el espacio que separa las esferas”.

Algunas melodías musicales sirven para entrar en trance. Actualmente lo podemos apreciar en los ritos africanos, tanto de tribus del continente como de los colectivos descendientes de los esclavos que fueron llevados a América. También en la música de los indios americanos. El origen de la música, en la Prehistoria, era  un medio para inducir a estados alterados de conciencia.