Colegiata de Santillana del Mar


La Colegiata. El templo sigue el modelo de Frómista y del románico internacional


La iglesia tiene tres naves, tres ábsides semicirculares, una torre cilíndrica y cimborrio sobre crucero. Además, cuenta con un claustro, varias dependencias abaciales y una torre campanario cuadrangular a los pies de la nave principal, construida en el siglo XIV como refuerzo a toda la estructura. El edificio sigue el modelo de Frómista (Palencia) y del románico internacional cuyas influencias nos llegan con el Camino de Santiago.

La Colegiata románica data del siglo XII, cuando la orden benedictina que la regía fue sustituida por los agustinianos. En la Colegiata se guarda el cartulario o Libro de Regla de la Colegiata de Santa Juliana, del siglo XIII, que contiene 94 escrituras que van del año 870 al 1202. El órgano barroco, fechado en el 1719,  figura como uno de los órganos históricos de Cantabria.

La Colegiata románica data del siglo XII, con modificaciones posteriores



Modificaciones en la Colegiata a partir del siglo XVI

En el siglo XVI la familia Polanco reedificó la Colegiata. En 1681-1697 se levanta el camarín, hoy desaparecido; en 1694 ven la luz la sacristía, la sala capitular y el hospital de la Misericordia; de 1732 tenemos el coro bajo. En la necrópolis de la localidad han aparecido restos humanos medievales. 

La magnífica portada de la Colegiata



El interior del templo: tumba y reliquias de Santa Juliana

En el templo encontraremos en el crucero la tumba de Santa Juliana, de 1453. Las reliquias de la Santa se guardan en una arqueta del retablo. 

Sepulcro de Santa Juliana, de 1453 (foto: biodiversidadvirtual.org)


En el ábside norte tenemos en relieve una Virgen con Niño, de influencia bizantina. En el ábside central, cuatro apóstoles que hacen de frontal románico del altar, sobre el que se sobrepone un frontal de plata mexicana del siglo XVII. Y en el ábside sur, otro relieve con Santa Juliana dominando al diablo, del siglo XI.

Virgen con Niño, de influencia bizantina. (foto: arteguias.com)

Cuatro apóstoles que hacen de frontal románico del altar (foto: castillodeloarre.com)


Hay que destacar el Sepulcro de Doña Fronilde, junto a la sacristía, del siglo XII y su enigmática inscripción, que dice:  "Habiendo vivido por largo tiempo con mi padres, el rey y feliz con mi esposa, reducido a cenizas paso el tiempo en esta tumba. Verás que la abundancia de riquezas ha desaparecido para mí por no haber tenido poder sobre la muerte".

En la capilla bautismal encontramos un magnífico Pantocrátor del 1200, con parte de su policromía original y que fue encontrado enterrado en el claustro.

Pantocrátor del 1200, con parte de su policromía original  (foto:castillodeloarre.com)


Los capiteles del interior del templo presentan varios temas: vegetales, volutas con pequeñas cabezas, leones, aves, mono con cuerda al cuello, un personaje itifálico (con gran pene) en los ábsides, Adán y Eva, San Jorge y el Dragón y la lucha de dos guerreros.



Procedente de la portada occidental, tenemos un relieve con una Maiestas Domini, de comienzos del siglo XIII y atribuido a Pedro Quintana. Posiblemente se desmontó esta parte de la portada para construir la torre campanario cuadrangular.

Interior del templo



El retablo del altar mayor y el abad Martín de Mendoza

El retablo se construyó hacia 1530, en estilo hispano-flamenco, dorado y policromado. Aparece mencionado por primera vez en 1538. Es obra de un maestro burgalés del círculo de León Picardo. El maestro Picardo, afincado en Castilla en el siglo XVI, era de origen francés (de la Picardía, de ahí su nombre) y alcanzó un gran prestigio en su época. Su formación era flamenca.

Están representadas escenas del martirio de Santa Juliana, apóstoles y evangelistas. En una arqueta del retablo se guardan las reliquias de la santa.

Era abad don Martín de Mendoza, todo un personaje que, según el cronista de la familia, Juan de Espinosa,  “no vivió tan castamente que no dexase sucesión que hasta oy dura”. Entre sus amantes se cuenta María de Cervantes, tía del autor del Quijote. Don Martín de Mendoza aparece representado en el retablo como el orante.

El retablo se construyó hacia 1530, en estilo hispano-flamenco. Es obra de un maestro burgalés del círculo de León Picardo. (foto: julio julián polo)



La pila bautismal de inmersión: Daniel y los leones

La pila bautismal de inmersión es una de las más bellas de toda Cantabria. Data de finales del siglo XII o principios del XIII. Está muy deteriorada a causa de la erosión, ya que está hecho en arenisca. Tiene forma troncocónica, caliciforme y de grandes dimensiones.

Destaca el relieve de Daniel y los leones, que le lamen los pies al santo. La figura de Daniel es la cristianización del "Señor de los Animales", que tiene su origen en  los sistemas de creencias de los pueblos cazadores del Paleolítico. Es el dominio del hombre sobre el reino animal, al mismo tiempo que la muestra del respeto sobre el mismo. Cuando se sale a cazar o pescar, se pide a la divinidad que proporcione caza o pesca suficiente, pero con la debida consideración hacia las especies, pues el Señor de los Animales se encarga de proteger a las bestias para que no se extingan y siempre haya caza y pesca suficiente. Por el mismo motivo, el Señor de los Animales castiga a quien practica la caza y la pesca ilimitada y arbitraria.

La pila bautismal de inmersión es una de las más bellas de toda Cantabria. (foto: isabel cofiño)