El yacimiento romano de Los Bañales, Uncastillo (Zaragoza)
El Acueducto de los Bañales
Seguramente ya en época prerromana había cisternas en la parte alta de El Pueyo para recoger el agua de la lluvia. Pero ello era insuficiente para una gran ciudad. Había que construir un acueducto para garantizar un suministro de agua constante.
Reconstrucción del acueducto.
La construcción del acueducto se puede datar entre el año 9 y el año 5 a.n.e. Así lo atestiguan algunas marcas de los sillares de los pilares, lo que hace referencia a la Legio IV Macedónica, que participó en la construcción del acueducto de Cesaraugusta (Zaragoza) a Pompelo (Pamplona) junto con la Legio VI Victrix y la Legio X Gemina.
El acueducto tomaba el agua de la presa (también construida por los romanos) de Cubalmena, término municipal de Biota a unos 2 km del yacimiento de Los Bañales. Aún queda un muro de unos 58 m de largo formando un arco, que hoy separa dos parcelas. El agua de la presa provendría de un manantial cercano, hoy desaparecido pero aún recordado por las gentes. También recogería el agua de lluvia que vendría de las colinas del entorno. Se ha calculado que la presa podía contener unos 30,000 m³ de agua. La presa de Cubalmena estuvo en funcionamiento hasta la segunda mitad del siglo III, momento de decadencia y abandono de la ciudad de Los Bañales.
Reconstrucción de la presa de Cubalmena. Contenía unos 30.000 m3 de agua
El acueducto pasa por el Puy Foradado (la referencia a “foradado” u horadado nos sugiere una perforación en la roca para facilitar el paso del agua) y llegaba a Los Bañales por algún punto no identificado.
Se conservan 32 de los 70 pilares que debió tener en la zona más elevada de su trayecto. Estos pilares están construidos en roca arenisca de la zona y colocados sobre el suelo también del mismo material, que se aprovechó para hacer la caja de cimentación. Los pilares de piedra sujetarían un canal de madera apoyado sobre la parte superior de cada pilar. El canal estaría apuntalado por una serie de vigas. Esta combinación de piedra y madera es única y exclusiva en todo el mundo romano. Como solución tecnológica nada se le puede objetar desde las más altas exigencias de la ingeniería hidráulica moderna.
Se conservan 32 de los 70 pilares que debió tener en la zona más elevada de su trayecto.La leyenda nos explica el origen del acueducto. Una joven que vivía en Los Bañales, cansada de traer agua de la fuente del Diablo (atención al nombre) de Malpica de Arba, hizo un pacto con el demonio para que trajera agua a su casa mediante un acueducto. La obra debería hacerse antes de que cantara el gallo al día siguiente y el premio era el alma de la muchacha, que sería entregada a Lucifer. Cuando, a la mañana siguiente, el diablo estaba a punto de colocar la última piedra del acueducto, la joven acercó un candil al gallo, que creyó que había amanecido y cantó. El diablo pensó que había fracasado y se marchó. La muchacha pudo salvar su alma y dispuso desde ese momento de agua corriente en su casa.
El acueducto estaba hecho de columnas de piedra y una conducción de madera, caso único en el mundo romanoCartel informativo: "Pese a su aspecto rústico y rural alejado de los grandes acueductos hispanorromanos como los de Segovia, Tarragona o Mérida, el acueducto de Los Bañales es un acueducto romano, único entre los ejemplos conservados. La conducción de agua no se apoyó sobre una estructura de arcos ('arquationes') o sobre un muro de hormigón ('substructio') sino unos pilares de sillares de arenisca que, repartidos cada 5 metros, garantizaban el sostenimiento de la conducción que circulaba sobre ellos.
Como solución tecnológica nada se le puede objetar desde las más altas exigencias de la ingeniería hidráulica moderna.
"Sobre los pilares -más del triple de los hoy conservados en pie- discurriría un gran canal ('specus') de madera en forma de caja como demuestra la forma del último sillar de los pilares que se conservan completos y que estaba destinado a recibir dicho 'specus'. Éste se fijaría a la última pieza de los pilares con un clavo que ha dejado verstigio en la perforación por la que aquel encajaría. Dentro de dicho canal circularía el agua bien directamente sobre la madera o más probablemente por el interior de una tubería de plomo o de cerámica encajada en su interior. Seguramente, en el mundo romano hubo más acueductos como éste pero fabricados totalmente en madera y que, por lo tanto, no han dejado evidencias. Los textos clásicos aluden a los "troncos perforados" ('trabes clauatae') como sistema para la construcción de acueductos, lo que demuestra la presencia de estas construcciones en la ingeniería hidráulica romana.
"Lejos de ser improvisada, esta solución arquitectónica ofrece un extraordinario ejemplo de la pericia de los ingenieros romanos. Éstos ubicaron el paso del tramo elevado del acueducto justo sobre un gran afloramiento rocoso de arenisca que garantizaba una adecuada cimentación. Además, perforaron el antepenúltimo sillar de cada pilar para hacer pasar por él una viga que sirviera de apoyo a los tirantes de madera que sostenían el canal. Así, garantizaban su adecuada fijación."