Románico de la comarca de Liébana y de Saja-Nansa


Piasca, iglesia de Santa María la Real


Un poco de Historia


La datación de la iglesia de Piasca se remonta a los siglos VIII y IX, momentos de repoblación de estos territorios. Aparece documentada por primera vez en el año 930 en una donación de dos mujeres de la nobleza, Theoda y su hermana Argonti, a la villa de Piasca "ubi ipsa basselica fundata est" (donde fue fundada una basílica).

En el 941 en el cartulario del monasterio se menciona a la abadesa Aylo, que estaría al frente de una comunidad religiosa de ambos sexos, con 36 monjas y un número indeterminado de monjes. Esta comunidad seguía la regla de san Fructuoso. En España llegó a haber más de 200 comunidades dúplices, muchas de ellas regidas por mujeres.


Portada de la iglesia. En el 941 en el cartulario del monasterio se menciona a la abadesa Aylo, que estaría al frente de una comunidad religiosa de ambos sexos


Cartel informativo: "En el siglo IX ya existía un poblado, pero el primer documento sobre la iglesia es del 930. Unos años más tarde (941) se produce el pacto monástico entre treinta y seis monjas y un número indeterminado de monjes., bajo la abadesa Aylo, según la regla de San Fructuoso."

Del año 959 tenemos un documento de venta de una viña habla de  las “sorores de Sancta María de Piasca” (las hermanas de Santa María de Piasca).

En el siglo XI el monasterio de Piasca se convirtió en el más importante de estas tierras junto con el de Santo Toribio, tanto por su relevancia religiosa como por las grandes posesiones de que disponía. Una familia especialmente generosa en las donaciones fue  la de los Alonso, con el conde de Liébana a la cabeza, Munio Alfonso. Ambos monasterios fueron el núcleo del dominio señorial/eclesiástico en la zona.

En Piasca destaca "la escena del beso", con un músico al lado. La escena es una muestra del "amor cortés".


En este siglo el Papa decretó la anulación de las comunidades de ambos sexos. En Piasca se quedó la comunidad masculina. Los documentos mencionan al abad Rodrigo. Las monjas se trasladaron a San Pedro de Dueñas, cerca de Sahagún de Campos, en León. No obstante, unos años después, en 1109, los documentos registran de nuevo la presencia de monjas y abadesas en Piasca. Conocemos el nombre de la abadesa Urraca, la misma que había hecho el traslado de su comunidad femenina anteriormente. El monasterio pasó a depender del de Sahagún.

Cartel informativo: "El carácter dúplice del monasterio queda claro en numerosos documentos hasta el siglo XII. En 1078 es abandonado por las monjas, que se trasladan a San Pedro de Dueñas (León). Treinta años más tarde vuelven las monjas, pero en 1122 se produce la incorporación de Santa María de Piasca a San Facundo y Primitivo de Sahagún. Las monjas marcha de nuevo pero varios siglos más tarde se vuelven a encontrar en Piasca."

El monasterio hubo de ser ampliado en el siglo XII debido a la creciente importancia e influencia que iba adquiriendo. En conmemoración de este hecho, un una lápida de 21 de febrero de 1172 menciona al obispo de León de nombre Juan de León, al abad de Sahagún (de quien dependía la congregación de Piasca) de nombre Guterio (Gutierre), el abad de Piasca de nombre Petrus Albus y un personaje llamado Covaterio que sería el maestro de obras, que era originario de la Borgoña, en la actual Francia. La iglesia que hoy podemos contemplar data de esta fecha. En estos momentos se seguía la regla benedictina.

Detalle de la magnífica portada, con san Pedro, la virgen y san Pablo


Cartel informativo: "El siglo XII es el momento de mayor auge de Piasca si tenemos en cuenta el número de donaciones y compras efectuados. Fruto de ello es que en 1172, siendo prior D. Pedro, se construye esta iglesia monumental, según consta en la inscripción epigráfica junto a la portada principal. A finales del siglo XIII el patrimonio del monasterio llegó a su mayor expansión, abarcando todo el valle de Pesaguero y algunas posesiones de los valles de Cereceda y Cillorigo. Es significativo que el incremento de este patrimonio se realiza tanto en Liébana como fuera de este territorio: Polaciones (monasterio de Santa Eulalia) y norte de Palencia. Son numerosas las incorporaciones de pequeños monasterios del valle"

En los siglos posteriores el monasterio entra en decadencia. A partir del siglo XIV apenas se documentan donaciones. Todavía se mantuvo como monasterio dúplice hasta el siglo XVI. La desamortización de Mendizábal de 1836 supuso la salida de la comunidad religiosa y la conversión de su iglesia en parroquia local. Madoz (1845-1850) habla del estado calamitoso de todo el conjunto: “de este edificio sólo la iglesia se halla en un estado regular, lo demás está en continua destrucción”.




San Fructuoso


Las primeras comunidades monásticas de Piasca siguieron la regla de San Fructuoso. 

Este santo pertenecía a la nobleza goda de Toledo de finales del siglo VI o comienzos del VII. No está clara su procedencia, que también podría ser la comarca de El Bierzo.

Abandonó todos sus bienes terrenales y se convirtió en ermitaño en El Bierzo. Pronto tuvo una cantidad importante de seguidores, que convirtieron la comarca leonesa en la “Tebaida berciana”. 

Fructuoso fundó varios monasterios. Se le considera el padre del monacato en España. Elaboró una regla monástica basada en la mortificación del cuerpo y en unas condiciones de vida muy duras.