El románico y el mudéjar de Daroca


Las leyendas


LA LEYENDA DE LOS CORPORALES. La leyenda local más importante es la de los Corporales, que data de la Edad Media y está relacionada con el Corpus Christi.  De la que hablamos en el capítulo de la iglesia de Santa María.

Los Corporales de Daroca (foto: ucm.es)


LA LEYENDA DE LA MORICA ENCANTADA. El castillo guarda la leyenda de la Morica Encantada. Abén Gama fue el último gobernador musulmán de Daroca y se hizo traer a una muchacha del desierto para hacerla su esposa. Pero ella se enamoró de un cristiano que había sido capturado por los árabes y de ninguna manera quería casarse con el mandatario musulmán. Abén Gama, en cuanto se enteró, la hizo decapitar en el pozo subterráneo del castillo. En las noches de luna llena, la muchacha sale de su tumba y recorre la fortaleza en busca de su amado.

En las noches de luna llena, la Morica Encantada sale de su tumba y recorre la fortaleza en busca de su amado (foto: arteguias.com)


LA LEYENDA DEL RUEJO. Otra leyenda es la del ruejo de Daroca. Se cuenta que 15 años después de terminada la Mina, el aguacero que cayó fue de tales dimensiones que la Mina era incapaz de darle salida. La Puerta Baja estaba cerrada y formada un auténtico dique de contención para la riada que bajaba por la calle Mayor, amenazando a toda la población. Entonces, una rueda de molino de grandes dimensiones, lo que se conoce como “ruejo”, bajó milagrosamente por esa calle, destrozó la Puerta Baja y de esta forma salvó a la ciudad de quedar inundada bajo las aguas. Este ruejo se encuentra en el Paseo de La Constitución, frente a la Puerta Baja.

LA LEYENDA DE LAS OCAS. La leyenda de las ocas explica que estos animales avisaron a los vecinos con sus graznidos cuando los musulmanes estaban tramando un ataque por sorpresa. Sin duda esta leyenda tiene su origen en las ocas que previnieron a los romanos del ataque de los bárbaros.

LA LEYENDA DEL ASEDIO A VALENCIA. También se cuenta que, en el asedio a Valencia por las tropas mandadas por Jaime I, los de Daroca exhibieron tal arrojo y valentía que lograron clavar su enseña a las puertas de la ciudad. El monarca les premió con dos banderas. Los restos de estos estandartes se cosieron a otras banderas modernas y presiden los actos que tienen lugar en el Ayuntamiento.

En el asedio a Valencia por las tropas mandadas por Jaime I, los de Daroca exhibieron gran arrojo y valentía.