- La España de Felipe II


Capítulo 14. Años 70 y 80, la salud de Felipe II empeora.


La salud de Felipe II se iba deteriorando desde que en 1563 había sufrido su primer ataque de gota, cuando contaba con 36 años. En 1568 tuvo ataques de gota muy severos, en un pie y, a partir de entonces, la enfermedad ya no le abandonó. Es posible que la causa fuese su dieta, basada en carnes, como era lo habitual en todas las casas pudientes, aunque también influyó sobremanera la muerte de su hijo Carlos y de su tercera esposa Isabel de Valois, hechos que lo destrozaron emocionalmente, a lo que se sumó, a partir de los años 70, una serie de fallecimientos de personajes queridos de su entorno.

Entre 1550 y 1551, en su estancia en los Países Bajos y Ausburgo, comía ensaladas, queso, aceitunas, fruta y pescado. En Inglaterra eran también habituales las ensaladas y la fruta, pero a su regreso a España en 1559 la carne fue el elemento central de su dieta.

Pasado el tiempo, el embajador veneciano comentaba que "hace muchos años que no ha comido pescado ni frutas". Como bebida, tomaba vino, pero no en demasía, solamente dos copas en cada comida.

A mediados de la década de los 70 Felipe tuvo que ponerse anteojos pues había perdido algo de visión. Comentaba en 1578 que de la vista "me va faltando mucho a las noches".

En 1576 Felipe se vio atacado por la gota y un fuerte resfriado. No podía trabajar como quería: "tengo muchos pliegos y del Consejo de Indias que no he podido ver, mañana si pudiere los veré, que ya oy no puedo mas. Y es tarde y no se me quiere acabar esto del pecho, que es lo que mas me fatiga. Lo de la gota aunque duele a ratos no es tanto que embarace la cabeça, y mas el catarro".

En la primavera de 1577 volvieron los problemas de gota y resfriados. Los médicos lo sangraron. "Son las 10 y estoy hecho  pedaços y muerto de hambre, y es dia de ayuno, y asi quedará esto para mañana, que agora no es posible".

En el deterioro de la salud de Felipe II influyó sobremanera la muerte de su hijo Carlos y de su tercera esposa Isabel de Valois. 


“Terrible gente son los fisicos” opinaba Felipe, demostrando que los médicos no eran su debilidad, excepción hecha del doctor Francisco Valles, que fue le único en el que depositó su confianza. Los galenos entonces hacían sangrados por cualquier motivo, lo que,  para el rey "podia molestar mas que aprovechar", pero tampoco recurrió a curanderos, que tanto abundaban en la época y a los que se recurría con asiduidad. Cuando se secretario le recomendó algunas hierbas, Felipe no se mostró muy animado: "Ni con aquello ni con ninguna otra cosa tengo por bueno ni por seguro el quitar la gota. Para moderarla y escusar los otros males ay otras cosas mejores".

Felipe creía que para estar sano bastaba con "buen recogimiento y tener un poco de cuenta con la salud". Su idea era que había que caminar regularmente en la naturaleza, en contacto con el aire puro y fresco y que "no seria malo buscar algunos ratillos en buenos dias para hacer un poco de exercicio y no dexarle, ni hacerle de golpe. Y para el cuerpo muy buena es la vida de aldea y harto mas descansada"

Le aplicaba la misma receta a sus familiares. A la infanta Isabel, cuanto tenía 6 años, le recomendó que "madrugue y haga exercicio" y que fuese temprano a dormir porque "con acostar temprano podrian madrugar y entrambos será bueno que tomasen desde agora esta costumbre". 


UNA VIDA METÓDICA. Felipe II llevaba una vida muy metódica y regular. Este es el testimonio del embajador veneciano Alberi en 1577: "Se levanta temprano y trabaja o escribe hasta el mediodia, en que como siempre a la misma hora, y casi siempre la misma calidad y la misma cantidad. Bebe en una copa de cristal de medianas dimensiones la vacía dos veces. Se encuentra bien por lo general. Sin embargo, sufre algunas veces de debilidad del estómago y poco de la gota. Media hora después de comer, despacha todas las súplicas y todos los documentos que deben llevar su firma. Tres o cuatro veces por semana va en carroza al campo para cazar a la ballesta ciervos y conejos".