- La España de Felipe II


Capítulo 19. Estructura política de la España de Felipe II


UNA MONARQUÍA MUY CARA: LA ETIQUETA BORGOÑONA


Cada miembro de la familia real tenía su propia corte y únicamente el servicio de guardia y caballerizas era conjunto. De esta forma, cualquier desplazamiento de la familia real implicaba el movimiento de cientos o miles de personas.

La Corte era un lugar bastante movido, animada habitualmente con músicos, fiestas y bailes, pese a la fama de aburrido que arrastró Felipe a lo largo de toda su vida. Sólo en los años finales, aquejado el monarca por las enfermedades, la Corte fue un lugar triste y así en 1570 se vivía en ella un grado de austeridad muy superior al de otras cortes europeas; para el embajador francés “parece un convento de monjas”.

La etiqueta borgoñona se implantó en 1548 y con ello se cambiaba la etiqueta castellana, muy austera, por otra mucho más en línea con lo que se vivía en las cortes de Europa occidental.


Felipe disponía de su propia Casa desde 1535, cuando contaba con tan sólo 8 años. Carlos V lo dispuso de esta forma, lo que suponía alojamiento y sirvientes independientes de los de la reina.

La etiqueta borgoñona se implantó en 1548 y con ello se cambiaba la etiqueta castellana, muy austera, por otra mucho más en línea con lo que se vivía en las cortes de Europa occidental. La etiqueta borgoñona suponía nombrar nuevos cargos y funciones y resultaba mucho más cara, ya que las personas que servían en la corte se incrementaron de forma exponencial. Sólo la corte del rey comprendía 5 divisiones: cámara, cocina, capilla, caballerizas y bodega, a lo que hay que añadir la guardia real. Las otras cortes eran menos numerosas, pero en total ocupaban a miles de servidores.

En 1558 las Cortes en Valladolid plantearon liquidar el ceremonial borgoñón, por considerarlo demasiado caro, aconsejando volver a “los usos y modos de Castilla”. En 1580 y en 1593 se repitió la petición, ya que estos protocolos de la Corona “no son suyos, sino ajenos”.

La cantidad de personas al servicio de Felipe fue, pues, ingente. A partir de 1541, el humanista y sacerdote Gonzalo Pérez fue su secretario personal durante 24 años. Zúñiga fue el mayordomo desde 1543, a lo que hay que añadir porteros, mozos de cuadra, médico, cocineros, Silíceo y 10 capellanes, 73 pajes provenientes de familias aristocráticas... en total, se llegó a las 110 personas. El coste por todos los conceptos en 1543 era de nada menos que 32,000 ducados/año [1.200.000 euros]. La Casa de Carlos V costaba 8 veces más. A partir de 1547, la Corte de Felipe se elevó en el número de servidores, que llegó a unos 200, además de los miembros de la guardia.

El rey se desplazaba habitualmente entre sus residencias y llevaba consigo a un número importante de consejeros y servidores. Estos desplazamientos eran muy costosos y nada fáciles de llevar a cabo. 

El miembro de su familia más cercano fue su hermana Juana, regente entre 1554 y 1559 y que después pasaría a un segundo plano. En 1559, Juana compró varias casas en Madrid y construyó un edificio que sería la sede de las Descalzas Reales donde ella se retiró en sus últimos años. La muerte de Juana afectó profundamente a su hermano, pues Felipe perdía una persona esencial en su vida. También fue muy estrecha su relación con sus esposas Isabel y Anna.