- La España de Felipe II


Capítulo 20. Economía


FELIPE II: UNA POLÍTICA ECONÓMICA DESASTROSA


España era el país más rico del mundo, por los metales preciosos de América y por la lana merina, la de mayor calidad. Tenía una población en Europa y en América con el mayor potencial de consumo del momento, muy lejos de cualquier otro país que consideremos. Sin embargo, de hecho, era el país más pobre de Europa occidental.

Los motivos hay que buscarlos en los gastos de las continuas guerras europeas y en una gestión económica desastrosa. No hubo ningún planteamiento de política económica en los Austrias, simplemente se tomaban medidas que respondían a las exigencias financieras de cada momento.

España era el país más pobre de Europa occidental, a pesar de sus enormes riquezas

España no conoció el desarrollo de las manufacturas como otros países de Europa occidental, se importaron los productos manufacturados en lugar de fabricarlos en el país. Se exportaba la lana y se importaban los productos textiles producidos en el extranjero: no cabe mayor disparate. La Casa de Contratación de Sevilla, aunque vetada a los extranjeros, en realidad era un coladero que permitía el dominio de los empresarios de fuera de España… Nuestros productos pronto no pudieron competir con los extranjeros, debido a lo obsoleto de nuestras estructuras y nuestras instalaciones. La incipiente burguesía española prefirió invertir en la compra de tierras en lugar de renovar y expandir sus negocios y también en adquirir títulos nobiliarios debido a que así eludían el pago de impuestos. La economía española quedó encorsetada en las estructuras feudales y se distanció de Europa. De aquí arranca nuestro atraso multisecular respecto a los países europeos más avanzados.

Las inmensas riquezas de que dispuso la monarquía no se emplearon para desarrollar la economía del país bajo criterios mercantilistas, sino para financiar sus guerras. Las remesas americanas, en cuanto llegaban a España, salían en gran parte hacia Europa para pagar el endeudamiento de la Corona y las importaciones. El metal venía de América y acababa en el extranjero. Pero como el oro y plata del Nuevo Mundo no era suficientes, se sometió a la población a una carga fiscal asfixiante. Resultado: miseria.

La llegada del oro y plata americanos tuvo varias consecuencias: de un lado, produjo un incremento de la demanda, pero fue en gran medida de productos de lujo por parte de las clases dominantes; de otro lado, los precios subieron sin parar en todo el continente, pero en nuestro país la inflación se padeció más que en el resto de Europa.

Las mayores partidas de gasto fueron los Países Bajos y el Mediterráneo; unos 6 millones de ducados anuales [225 millones euros]. Durante el reinado de Felipe II las guerras se sucedieron hasta que en los últimos años de su vida, la situación era caótica y con demasiados frentes abiertos: Países Bajos, Francia e Inglaterra. 

Una mentalidad anquilosada y reaccionaria tenía como consecuencia que en la España del siglo XVI se despreciaba el trabajo. Lo verdaderamente honorable era vivir sin trabajar, como los grandes señores en la Edad Media. Por cada labrador había demasiadas personas que no producían nada. Los más ricos vivían del trabajo de los demás o de los intereses de la deuda pública, el número de religiosos era impresionante y cada vez eran más las gentes que pedían limosna a las puertas de las iglesias. En 1552 en las Cortes castellanas se decía que había que obligar a trabajar a los vagabundos porque “antes faltan jornaleros que jornales”.