- La España de Felipe II
Capítulo 5. Quinta guerra contra Francia, 1552 – 1559
Después de 8 años de firmada la paz de Crépy de nuevo estalló la guerra contra Francia. Durante este tiempo, Carlos V se había dedicado a luchar contra los nobles protestantes alemanes.
El rey francés Francisco I había fallecido, pero su sucesor, Enrique II, mantenía la misma política agresiva hacia España. La guerra estalló cuando el monarca francés ocupó los ducados de Metz, Toul y Verdún en 1552, tras su alianza con los príncipes protestantes germanos de la Liga de Smalkalda a cambio de financiación y de apoyo en su revuelta en 1551. Por si fuera poco, Enrique II reclamaba para sí los territorios italianos de los Habsburgo. El otro aliado de Francia, los turcos, también se movilizaron e incrementaron sus acciones en el Mediterráneo. Los barcos franceses llegaron a entrar en el puerto de Barcelona sin dificultad; la marina francesa era muy superior a la española.
La primera medida fue confiscar los bienes de los franceses en España, “visto que los franceses habían quebrado la paz y que demás de haber hecho este asalto, prendían los súbditos de V.M. y les secuestraban los navíos y bienes que tenían en Francia, proveí que lo mismo se hiciese en estos Reinos”, argumentaba Felipe.
Fernando, gobernador de Alemania, no quiso o no pudo ayudar a su hermanos Carlos V, pese a que sus fuerzas eran muy inferiores a las de los enemigos del monarca español. |
Por otro lado, Mauricio de Sajonia, hasta entonces aliado de España, cambió de bando. La traición de esta personaje enfadó mucho a Carlos V y a Felipe, que le tenían un gran aprecio hasta ese momento. Mauricio de Sajonia conquistó Augsburgo y atacó Innsbruck, haciendo que Carlos V estuviera a punto de caer prisionero y tuviera que huir a toda prisa de una forma humillante.
Las fuerzas de Carlos V eran muy inferiores a las del enemigo y su hermano Fernando no pudo o ni quiso darle ayuda. Llegaron a España las noticias de la huida de Carlos V. El duque de Alba y otros nobles partieron en seguida de Castilla en auxilio del Emperador. También Felipe también quería unirse a la expedición y escribió a Andrea Doria en junio de 1552, cuando el italiano estaba transportado a las fuerzas del duque de Alba a Italia: "Estoy determinado de pasar a servir a Su Magd, y para tal efecto e querido escrivir esta, y para rogaros cuanto puedo que en llegando a Genoba me hagais tanto placer q luego bolvais con las galeras sin perder punto por que yo pueda pasar". Pero Felipe se quedó en España, por el consejo de su padre. Su función era buscar la financiación y reclutar hombres.
En efecto, se necesitaban recursos económicos y soldados para hacer frente al problema. Felipe estuvo 6 meses con las Cortes de Aragón, reunidas en Monzón, buscando dinero para la guerra. Se llegaron a reunir 2 millones de ducados [75.000.000 euros], que fueron enviados a Carlos V, entre la aportación de las Cortes, préstamos de la Iglesia, de particulares, de nobles, de mercaderes… Pero ya no se podían seguir pagando los gastos de la guerra por mucho tiempo más y Felipe escribió a su padre: “Dios sabe la pena y cuidado que a mí me queda dello y del questo dará a V.M., pero no es bien que dexe de saberlo, pues lo de aquí está a beneficio de lo que los enemigos querrán hacer, que demás del daño que podrían rescibir estos Reinos, yo sentiría mucho, hallándome en ellos, no poder resistirlos y ofenderlos, como sería razón, siendo hijo de V.M.”
CONCESIONES A LOS NOBLES PROTESTANTES ALEMANES PARA DEBILITAR A FRANCIA. La situación para el Imperio Germánico era muy delicada. Fernando de Austria tuvo que llegar a un acuerdo con Mauricio de Sajonia, acuerdo conocido como la “Dieta de Nassau”, en 1552. Éste dejaba la alianza con Enrique II de Francia y apoyaría a Carlos V en la lucha contra los turcos, cuyo ejércitos amenazaban toda Europa central. Fernando de Austria se obligaba a liberar a dos nobles protestantes que estaban en su poder y en iniciar negociaciones para abordar y aceptar la tolerancia religiosa en Alemania.
Las concesiones que se hacían a los luteranos alemanes eran la única forma de debilitar a Enrique II de Francia. De esta forma, Carlos V pudo pasar a la ofensiva y atacó Metz con un ejército mandado por el duque de Alba, pero tuvo que levantar el asedio en 1553, en lo que fue la última acción guerrera del Emperador, que se saldó con un sentimiento de fracaso. Por su parte, los franceses tampoco consiguieron grandes progresos en los Países Bajos.
En 1555 Carlos V firmó un acuerdo de paz con los príncipes alemanes. Los problemas económicos impedían seguir la contienda y no pudo evitar que los ducados de Lorena pasasen a manos francesas. Al año siguiente, Carlos V abdicaba y pasaba el testigo a su hijo Felipe.
Otra medida para aislar a Francia fue la boda de Felipe con María Tudor de Inglaterra en 1554. Carlos V iba sumando aliados y el matrimonio de Felipe II con María Tudor suponía una grave amenaza para Francia. Si tenían descendencia, el heredero sería rey de Inglaterra, España y todo su Imperio, las posesiones españolas en Italia y los Países Bajos. El “cerco” de los territorios de los Habsburgo sobre Francia sería asfixiante para el país galo.