- La España de Felipe II
Capítulo 6. Felipe regresa a España, 1559
DE GIRA POR ESPAÑA, 1563
En marzo de 1563 comenzaron las sesiones de las Cortes de Castilla en Madrid, que duraron varios meses. Asistía Felipe con su hijo Carlos. El tema central era el económico: las graves dificultades de la Hacienda real.
La inflación era galopante, para lo que se dictó una ley que prohibía los lujos en el vestir: los ricos no tenían que ostentar su riqueza ante las narices de los pobres, debían moderar sus lujos en el vestir. Las vestimentas pomposas de algunos nobles y de sus innumerables y costosos banquetes eran "estragos de los cuerpos, causa de enfermedades y perjuicio de las almas". En 1563 se decretó en Monzón una ley que regulaba el atuendo de hombres y mujeres. Esta fue la inteligente medida de política económica que se adoptó para combatir el alza del coste de la vida.
En las Cortes de Castilla, el tema central era el económico: las graves dificultades de la Hacienda real. |
El otro tema era dar a conocer al infante Carlos por toda España, conseguir el juramento de los distintos territorios hacia el futuro rey y plantear su boda. "Yo tengo de partirme desta villa al principio del junio e yr a visitar las costas y fronteras del Mar Oceano, assi de las montañas como de Vizcaya y Guipuzcoa y las del reyno de Navarra, y hazer alli jurar a mi hijo el principe, en lo qual me detiene hasta llegar a Monçon, donde he de tener las Cortes de los reynos de Aragon, cerca de tres meses" (carta al conde de Luna, abril 1563).
Pero Carlos enfermó y no pudo realizar el viaje. Felipe partió sin su hijo, ya que, aparte de todo, era necesario un viaje real para estrechar lazos con el pueblo, dada la delicada situación económica que se vivía. Felipe salió de Madrid en agosto, fue a poner la primera piedra del Monasterio de El Escorial, pasó por Valladolid, Zaragoza y, finalmente, llegó a Monzón.
LAS CORTES DE MONZÓN, 1563. Las Cortes de Monzón presentaban un problema: el muy deficiente alojamiento. "En Monçon ya deveis saber la comodidad que ay de aposentos, que es tan ruin y estrecho que no oso llevar ally a la Reyna", escribía el monarca al conde de Luna. Aragón, Catalunya y Valencia se reunían en sesiones independientes. Catalunya continuó Cortes en Barcelona al año siguiente.
Uno de los temas principales era la Inquisición. Desde 1558 los inquisidores se estaban inmiscuyendo en los asuntos aragoneses en previsión de los problemas de orden público que pudieran ocasionar los moriscos de estas tierras, unos problemas que, por cierto, jamás se produjeron. Los nobles se oponían decididamente a las actividades de la Inquisición hacia los moriscos, ya que éstos eran la fuerza laboral de la que obtenían su riqueza y la convivencia con ellos había sido siempre tranquila y pacífica. Tuvieron que pasar cinco años hasta que se produjera una resolución que frenaba un tanto la acción inquisitorial, tal era la protección que el rey otorgaba al Santo Oficio. La Inquisición era "el último remedio para mantener al pueblo en la religión", según comentó el duque de Alba en estas Cortes.
ESTANCIA EN BARCELONA, 1564. En enero de 1564 Felipe dejaba Monzón y se dirigía Barcelona, pasando por Montserrat, sede de una de las vírgenes de las que el monarca tenía mayor devoción. En la Ciudad Condal hubo grandes fiestas y festejos “como nunca antes se había visto” (además, eran tiempos de carnaval), en los que Felipe participaba activamente. Tenía que "rehacerse de la melancolía en la cual estuvo cuatro meses y medio en Monzón. Muchas veces se enmascara y va a mezclarse en medio de todos" (carta del embajador veneciano Soranzo).
En Barcelona se celebraron Cortes y Felipe juró las constituciones catalanas. En medio de las sesiones, tuvo lugar un Auto de Fe organizado por la Inquisición en honor del rey. También llegaron a Barcelona los sobrinos de Felipe, los archiduques Rodolfo y Ernesto, hijos del emperador Maximiliano y de María, hermana de Felipe.
Una de las ideas que se barajaban, dada la incapacidad ostensible del príncipe Carlos, era que la sucesión pasara a uno de estos sobrinos.
En 1564 afloraron de nuevo graves problemas internacionales, que hubieran exigido la presencia de Felipe en los escenarios europeos. Pero Felipe finalmente no se desplazó a los Países Bajos a causa de los problemas del príncipe Carlos, cuya salud se resentía de una caída que tuvo 3 años antes.