- La España de Felipe II
Capítulo 8. Países Bajos. La guerra de los 80 años.
TERCER ACTO. DON JUAN DE AUSTRIA, UNA ESTRELLA QUE SE APAGA
PERSONALIDAD DE DON JUAN DE AUSTRIA. Don Juan de Austria (1547-1578) era hijo ilegítimo de Carlos V, fruto de sus relaciones con Bárbara Blomberg, hija de un burgués de Ratisbona.
Triunfante en el amor, en la guerra y en las relaciones sociales, Felipe nunca se acabó de fiar de Juan de Austria. |
Fue educado en secreto en España hasta que en 1554 se hizo pública su existencia. En 1559, a su regreso de su viaje por Europa, fue presentado a su hermanastro Felipe, con el que se llevaba 20 años.
Juan de Austria gozaba de las simpatías de sus contemporáneos. "Es ágil, sin igual para la equitación, las justas, los torneos, (...) Es sabio, prudente, elocuente, hábil (...) No habla más que de empresas y de victorias". Su éxito con las damas fue notorio y tuvo varios hijos bastardos. Tenía una buena caligrafía, a diferencia de Felipe. Hablaba francés y algo de holandés y alemán, con lo que también destacaba sobre su hermanastro el monarca.
Triunfante en el amor, en la guerra y en las relaciones sociales, Felipe nunca se acabó de fiar de Juan de Austria. Había algún sector de la nobleza que postulaba a Juan de Austria como heredero de la corona, dada la incapacidad notoria y posterior fallecimiento de Carlos, el hijo de Felipe. Pero Juan de Austria se hizo con muchos enemigos debido a su carácter soberbio, impetuoso e indisciplinado. Don Juan estuvo siempre resentido porque Felipe, que no le tenía en mucha estima y no reconoció oficialmente en ningún momento su papel de príncipe, con los títulos y posesiones correspondientes.
Su forma de ser se puso de manifiesto en numerosas ocasiones. En 1565, ante el peligro de que Malta cayese en manos de los turcos, solicitó enviarles ayuda y como no obtuvo una respuesta positiva del monarca, se dirigió a Barcelona junto con otros jóvenes nobles para reunir tropas con que auxiliar a los malteses. Fue detenido en la Ciudad Condal y la expedición ya no se llevó a cabo.
En 1568 fue nombrado capitán general de la flota del Mediterráneo. Felipe le hizo acompañar de un noble para que frenara sus ímpetus, con una serie de instrucciones sobre cómo había que conseguir que su hermanastro actuase: comportamiento correcto en hechos y lenguaje, mantener su palabra, comer con moderación, evitar el juego… y abstenerse de ir de putas: "que no ande de noche, porque Barcelona es lugar de mugeres, y no faltan bubas".
Al estallar la rebelión de los moriscos de Granada, reclamó el mando de los ejércitos reales. Esto le fue concedido en 1569, aunque le llevó a la enemistad con los Mendoza, grandes latifundistas de Andalucía. A continuación, se le nombró como máxima autoridad militar de la flota que sería vencedora en la batalla de Lepanto contra los turcos.
Cuando fue enviado como gobernador a los Países Bajos, se desplazó a Madrid, en lugar de ir al destino que se le había ordenado, pues tenía que exponer sus planes a Felipe II personalmente. Pretendía invadir Inglaterra desde los Países Bajos y casarse con María Estuardo, o, lo que es lo mismo, convertirse en rey de las islas británicas. También pensó en casarse con Isabel de Inglaterra e incluso inició negociaciones con un enviado de la reina de Inglaterra. No consultó a Felipe II sobre sus intenciones y pasos que estaba dando, sino que simplemente le informó: “Y acabamos esta plática, él con alabarla [a Isabel] y yo con pedirla su retrato y diciendo que si las cosas de aquí tomasen asiento, como esperaba, iría privadamente a besarla la mano.” Felipe le respondió con desgana: «Mucho decir fue esto». Su desaprobación era evidente.
Al monarca español no le seducía la idea de ver a su hermanastro como rey de Inglaterra y gobernador de los Países Bajos y desechó el plan. Le entregó la instrucciones de la política a seguir, que habían sido elaboradas por Hopperus: "Salvando sobre todo la religion y mi obediencia", en todo lo demás se podía transigir, "se ha de perdonar todo".
En 1577 Felipe II estaba buscando otra solución que no fuese la militar, ya que "no seria posible proveer lo que seria menester, y si se hiziese seria faltar a lo de la armada del Turco y a todo lo demas".
Las relaciones entre don Juan de Austria y su hermanastro Felipe nunca fueron buenas. Una vez en los Países Bajos, don Juan se quejaba de que no disponía ni de los hombres ni de los recursos económicos suficientes para enderezar la situación, y se comentaba que Felipe II lo había dispuesto así para asegurarse del fracaso de su hermanastro. La realidad era que las penurias económicas de la Corona española no permitía mayores esfuerzos.
DON JUAN DE AUSTRIA, GOBERNADOR, 1576. En 1572 los rebeldes se habían agrupado en Zelanda bajo el mando de Guillermo de Orange. En el resto de los Países Bajos se celebraron unos Estados Generales en 1576, que daban más poder a la sociedad civil y trataban de pacificar la situación.
Las clases dirigentes del sur apoyaban a la monarquía española y defendían la religión católica (unión de Arrás), mientras que las del norte se agruparon en torno a la unión de Utrecht y al calvinismo. Ello facilitó la conquista española de todo el sur de los Países Bajos.
En 1576 murió Luis de Requesens. La muerte de Requesens, junto con la de Hopperus, suponía la desaparición de dos figuras clave para un arreglo pacífico del conflicto, si es que alguna vez hubo alguna posibilidad de tal arreglo. El mando lo tomó directamente el Consejo de Estado, hasta que se nombrara un nuevo gobernador.
Por su parte, las provincias del norte Holanda y Zelanda firmaron un acta de federación en abril de 1576 y nombraron como soberano a Guillermo de Orange.
Finalmente llegó don Juan de Austria como gobernador en noviembre de 1576. Al día siguiente de su llegada, las tropas españolas, por falta de pagos, se sublevaron y saquearon Amberes, arrasando la ciudad y asesinando a unas 6,000 personas.
LA “PACIFICACIÓN DE GANTE”, 1576. Hasta la llegada de don Juan de Austria había un vació de poder. El Consejo de Estado, que integraba a las provincias “fieles” a Felipe II, aprovechó el momento para apartar a los felipistas y, a continuación, intentar un acuerdo con las provincias calvinistas del norte. Los repetidos saqueos de Amberes estrechaban filas entre las dos facciones en lucha, católicos del sur y protestantes del norte.
Las negociaciones se realizaron el Gante, donde se acordó la tolerancia religiosa y el rechazo a la presencia militar española en los Países Bajos. La “pacificación de Gante” de diciembre de 1576 no discutía la autoridad de Felipe II pero pretendía expulsar a las tropas y funcionarios españoles. El monarca español, en una posición muy débil por la falta de recursos, hubo de contemporaneizar con la situación que tenía delante y ordenó al gobernador don Juan de Austria que reconociera estos acuerdos.
EL “EDICTO PERPETUO”, 1577, Y, DE NUEVO, VIENTOS DE GUERRA. La respuesta de don Juan de Austria a la “Pacificación de Gante” fue el “Edicto Perpetuo”, de febrero de 1577, por el que España se comprometía a sacar sus tropas en el plazo de 20 días, restablecía las libertades autonómicas, el catolicismo sería la única religión aceptada, se decretaba el fin de la persecución religiosa y la confirmación de Guillermo de Orange como gobernador de Holanda y Zelanda.
En abril de 1577 comenzó la retirada de las tropas españolas. Pero sin tropas no se tenía fuerza alguna. Guillermo de Orange se había opuesto al “Edicto Perpetuo”, pues no aceptaba que el catolicismo fuera la única religión. No quedaba otra salida que la guerra. En julio, ante la inminencia de que los rebeldes retomaran las hostilidades, Juan de Austria pidió a Felipe II el regreso de las tropas que habían marchado tan sólo 3 meses antes y el rey accedió. "La conspiracion contra my hermano no se puede cargar a los Estados en general, sino de algunos particulares. Lo que ha sido malo es lo que ha sucedido despues. Conviene tomar aquello muy de veras y acudir con mucha determinacion, y me resolví que la gente buelba a Flandes" escribió el monarca para justificar el giro que había dado su política.
UNA REVOLUCIÓN SOCIAL, 1577. La posición española era muy débil. Juan de Austria tuvo que abandonar Bruselas buscando un lugar más seguro en Namur y ello fue aprovechado por Guillermo de Orange para entrar triunfalmente en la capital en septiembre, invitado por los Estados Generales, que ya habían tomado una postura de enfrentamiento con España.
Algunas facciones rebeldes planteaban una auténtica revolución social contra el poder de los más ricos. El pueblo destituyó a autoridades locales en Amberes, Gante y Bruselas, ciudad en la que se constituyó el Comité de los 18, que intentó hacerse con las propiedades de la nobleza. Ello hizo que los nobles del sur, católicos, retiraran su apoyo a los Estados Generales, que ahora formaban parte de la rebelión.
DOS GOBERNADORES, 1578. Los Estados Generales nombraron gobernador al archiduque Matías de Austria. Era una medida que pretendía que fuera aceptada por Felipe II, ya que Matías era de la familia Hagsburgo y entre los dos había una buena amistad.
Pero a Felipe II no le hizo ninguna gracia y protestó ante el Emperador por lo que consideró intromisión alemana en los asuntos de los Países Bajos. A pesar de todo, en enero de 1578 Matías juraba como nuevo gobernador.
Había, pues, dos gobernadores en 1578: el archiduque Matías y don Juan de Austria. Matías intentó llegar a acuerdos con Guillermo de Orange al tiempo que don Juan de Austria iniciaba las acciones militares contra los rebeldes.
Las conversaciones de Matías con los calvinistas fueron un fracaso. Las provincias del sur viraron ahora hacia un acuerdo con el monarca español. Cada vez estaba más clara la formación de dos territorios diferentes: el sur católico y el norte calvinista, germen de lo que serían con el tiempo Bélgica y Holanda.
Juan de Austria venció en Gembloux en enero de 1578, pero no tenía dinero para continuar la ofensiva y no pudo tomar Bruselas. En este momento, España sólo controlaba efectivamente el sudoeste de Bélgica y Luxemburgo.
Finalmente llegó don Juan de Austria como gobernador en noviembre de 1576. Al día siguiente de su llegada, las tropas españolas, por falta de pagos, se sublevaron y saquearon Amberes. |
Con Francia se llegó a una serie de acuerdos para que no intervinieran, aprovechando que, en aquel momento, el gobierno francés estaba bajo el control de los católicos del duque de Guissa.
No obstante, el duque de Anjou atacó con un ejército francés desde el sur y, desde el Este, Juan Casimiro hizo lo propio con tropas financiadas por Isabel de Inglaterra.
MUERE DON JUAN DE AUSTRIA, 1578. En octubre de 1578 moría don Juan de Austria. Pensaba que todos le habían abandonado y atravesaba una fuerte depresión. Sólo contaba con 31 años, por lo que la imposibilidad de hacerse con la situación en los Países Bajos y el asesinato de su secretario Escobedo en Madrid debieron influir sin duda en su fallecimiento. Alejandro Farnesio, su sobrino, le sustituyó.
Alejandro Farnesio era un gran militar, un gran hombre de Estado y una de las mentes más claras de Europa. Había vivido unos años en Bruselas y tenía un cierto conocimiento del país.